Huellas N.6, Junio 2008

CULTURA - Hacia el Meeting

Los navíos portugueses atracan en Rímini

Un itinerario a través de los viajes de los exploradores en tiempos de los descubrimientos, entre 1415 y 1480. Historias de verdaderos protagonistas, que llegaron hasta los confines del mundo

Los portugueses desembarcan en el Meeting. No con navíos o veleros, sino con una exposición que recorre más de 150 años de viajes y descubrimientos por ese «Tú... dado al mundo por el cielo, para que tu celo dé una gran parte del mundo al cielo». Esta frase de Luís Vaz de Camões, el insigne poeta portugués del siglo XVI, es la que da título a la exposición sobre las travesías y exploraciones de los navegantes de Portugal entre 1415 y 1580.
Esta muestra, como explican los responsables, no tiene la pretensión de analizar exhaustivamente un período histórico riquísimo, sino de presentar algunos hechos determinantes para comprender las razones que empujaron a decenas de miles de hombres sencillos a dejar su tierra, casa y familia, e ir en busca de nuevos mundos. Es cierto, buscaban riquezas. Pero también estaban animados por un ideal por el que dieron la vida sin medir sus fuerzas ni calcular los resultados. Son las historias de hombres valientes, con una gran creatividad y con una concepción de la vida que les empuja hasta lo “imposible”. En la exposición se exhibe un recorrido de paneles que parte desde los motivos y las causas que generaron este fenómeno, el encuentro primero con tierras inexploradas, como África o Brasil, pero también con las grandes civilizaciones orientales, desde China a Japón, pasando por la India. Hay tres grandes líneas que recorren la muestra: la ciencia, el arte, y la misión. En este periodo la cartografía y las técnicas de navegación experimentan enormes progresos. En Europa comienzan a difundirse productos desconocidos, como frutos exóticos y especias o nuevas plantas medicinales, que se convierten en productos cotidianos.
También se expande la Iglesia: en Goa, en la India, se erige la mayor catedral portuguesa, y desde la Diócesis de Lisboa se crean casi 500 nuevas Diócesis en todo el mundo. Una misión que –aún dentro de grandes contradicciones– nace de la conciencia de una identidad segura, que se implica con gratuidad en la diversidad del otro, anunciando lo que para ella es más precioso: Cristo.