Don Danilo Muzzin fallecía el pasado 4 de mayo. En la homilía del funeral, don Savino Gaudio dijo: «Estamos afligidos porque ya no veremos su sonrisa, pero no nos vence la tristeza porque lo que nos ha testimoniado don Danilo no nos dejará nunca y gracias a él se ha convertido en una profunda certeza que ha alcanzado a Paraguay y a toda Argentina». Entre las muchas cartas que allí han llegado, publicamos dos dirigidas directamente a don Danilo.
Siempre me acuerdo del Bautismo de nuestro hijo Fabricio. Conservo una foto de ese día, que está permanentemente en la repisa de nuestro estudio, donde trabajamos a diario y dónde están todas las fotos que nos dan fuerza y estímulo para no olvidar. Compartir contigo el poco tiempo que el Destino bueno ha elegido para que tú nos acompañaras aquí en Paraguay despierta continuamente en mí esta pregunta: «¿Qué hace aquí este hombre con nosotros? ¿Por qué viene una persona tan interesante desde muy lejos para compartir todo su tiempo con una pobre mujer como yo?». Frente a esta pregunta siempre se puede probar a darse una explicación teórica, una respuesta casi automática. Pero nada de esto en el fondo del corazón puede contestar a la incógnita, que va más lejos que la lógica y la teoría. Vuelvo a verte, presente, con toda tu persona empeñada en la relación con el Misterio. Frente al Misterio no hay explicación que baste, sólo se puede observar, mirar, sentir el Misterio presente. Tu presencia entre nosotros, ha sido signo de Otro. Esto vale más que todas las palabras, las teorías y los discursos. El encuentro contigo ha sido el encuentro real y palpable con el insondable Misterio.
Violeta, San Lorenzo (Paraguay)
Querido don Danilo: La huella que dejaste acá no se borrará jamás. Fuimos tocados por Cristo a través de tu rostro, lleno de afecto. Tuve la gracia de conocerte, de haber dicho “sí” una vez a tu propuesta de empezar a hacer catequesis en la capilla donde ibas a celebrar la misa los domingos, y eso hoy da frutos impresionantes. La amistad entre los que hacemos la catequesis nos ayuda a todos a vivir lo cotidiano con más conciencia de que todo depende de Otro. Las palabras de Cristo en el Evangelio: «Si la semilla no muere no da fruto», para nosotros hoy se hacen carne; hoy ya no estás entre nosotros, pero tu paternidad sigue entre tus hijos. Yo solo puedo decir gracias por tu testimonio de amor y entrega total a Cristo, también en la enfermedad. Lo grande de ser cristianos es que somos llamados a ser libres siempre y vos fuiste ejemplo de esto para nosotros. Te queremos mucho.
Rafael, San Lorenzo, (Paraguay)
Hacia Brasil
Querido padre, te vas a Brasil. No pensé que tan pronto nos dejaras...
Agradezco que en todo momento tu amistad me haya llevado a la presencia de Jesús y nunca a ti mismo.
Agradezco que desde el primer momento que nos conocimos me diste tu amistad abierta y franca.
Agradezco que siempre me hayas aceptado como soy: nunca trataste de cambiarme.
Agradezco que desde el primer momento te enamoraras de mi México y lo hicieras tuyo.
Agradezco que desde el primer día nos valoraste a los mexicanos, dándonos una razón cierta para mirar a nuestra patria con amor, respeto y dignidad.
Agradezco que hayas sido un pilar fuerte, un corazón grande y una sonrisa abierta para todas las comunidades que se te confiaron en México.
Agradezco tu interés por ir de vacaciones con la Fraternidad de San José y, más todavía, ver cómo fuiste feliz con nosotros.
Agradezco tu ayuda para reconocer y amar a Cristo cada día por tu sabia, animosa, sin miedo, apasionada presencia.
Pido a la Morenita (porque eres “De la Morena”) que en tu nuevo país, nuestro querido Brasil, sigas siendo presencia decidida.
Dora Luz, Oaxaca (México)
Tu “nueva tierra”
«Todo coopera al bien» dice el Apóstol y nosotros hemos tenido un amigo que se ha entregado como un padre a cada uno. Por ello, estamos contentos de que ahora nuestros amigos de los “Sin tierra” lo van a tener con ellos, en Brasil. En ocasiones anteriores, hemos experimentado que amigos con un corazón enorme para México se fueran, y podemos constatar que Cristo nunca quita algo sino que da para siempre, ya que da verdaderamente. Ahora más que nunca el P. Julián será nuestro amigo en una proporción mayor ya que todo la consistencia de nuestra amistad y cariño para él nos la da Cristo y no nosotros. Bienvenido P. Javier, pedimos ser obedientes como tú y el P. Julián y estar siempre en el camino ayudándonos a reconocerLo y amarLo en todo; te esperamos por Oaxaca. La Morenita del Tepeyac nos seguirá cubriendo bajo Su manto a México y a Brasil y a todos los países de América Latina que quieren decir: «Sí, Señor, no se cómo, pero Te amo, Tú eres la consistencia de nuestra unidad».
Dora y Rosa, Monterrey (México)
Muy dentro de mí
El paso que di hoy al acudir a la Escuela de comunidad es quizás el primero de muchos cambios. Me siento sola, a pesar de tener en mi vida personas buenas, que me quieren bien. Siempre me pregunto: ¿qué me falta?, ¿qué le falta a mi vida? Nunca encuentro una respuesta satisfactoria. Muy dentro de mí sé que es Él el que me falta, pero soy muy bruta para entender que debo rendirme ante su amor infinito y que debo entregarme sin reservas a caminar junto con Él el camino de mi vida. Es mi amistad con vosotros, el amor que me dan y el ejemplo de sus vidas, lo que me hace ver a Dios todos los días. Sus vidas me dan lecciones todos los días de las obras que Dios hace con los que ama verdaderamente. Veo a Dios en ustedes y en Daniel, porque es quien con sus palabras y buenos deseos para mí me demuestra que Dios existe en él, y que es Su amor quien habla por medio de Daniel. Añoro contar con gente como ustedes: no quiero seguir caminando sola. Lo que pasa es que tengo mucha rabia y dolor en mi corazón por las cosas que me han pasado y siento que no voy a poder lograr ser feliz; pero no esa felicidad instantánea que mencionaste hoy, sino la que sale de dentro, la que no se pierde a la menor provocación, la que es eterna. Necesito que me ayuden a caminar por este sendero desconocido para mí.
Michelle, San Juan (Puerto Rico)
Sólo pides un “sí”
Cristo se ha manifestado de tal manera en estas vacaciones del CLU que mi corazón quiere estallar de alegría porque ha presenciado cómo se sirve de nosotros, hombres débiles, pecadores, para manifestarse al mundo, para demostrar que Él es la felicidad que todos buscamos. He salido de las vacaciones como lo hicieron Juan y Andrés cuando dijeron a los demás, después del encuentro con Jesús: «Hemos encontrado al Mesías». Llegué a mi casa y abracé a mis padres y les di las gracias por haber puesto en mí la semilla del catolicismo, porque en su sencillez, a ellos debo lo que ahora comienza a germinar gracias al encuentro con el movimiento. La mirada a mi esposa, Lourdes, el amor que le tengo después de este encuentro con Cristo en las vacaciones no es el mismo. No puede ser el mismo, porque Tú lo has hecho tuyo, más tuyo que antes. Así, después de casi seis años en CL, frente a lo acontecido vuelvo a preguntarme: «¿Quién es Éste?». Se me hizo evidente que el corazón del hombre es uno, que está hecho para desear lo imposible y que vibra cuando se acerca a Aquel que cumple el deseo. El corazón es vencido por Aquel que lo ha creado, por Aquel que lo ha hecho. Y pensar que sólo pides de mí un “sí”, como el de María, como el de Pedro después de la traición, como el de los muchachos. Sólo quieres ese “sí” para entrar en mí y a través de mí entrar en el mundo. Porque así has llegado hasta mí hoy, así llegas al mundo hoy. Como lo hiciste hace más de 2000 años, como lo hiciste ayer, como lo harás mañana y siempre hasta que vuelvas.
Héctor, Ponce (Puerto Rico)
Comenzar de nuevo
Sorprendentemente estoy contento y lleno de una gran certeza. Caminar por el mundo empresarial está siendo difícil, pero ahora no estoy “aplastado”. Todo ha comenzado a cambiar a raíz de un momento concreto. Un momento (fruto de un camino y de una compañía, especialmente la de mi mujer) en el que me he dado cuenta de que, desde hace bastante tiempo, vivo sin esperanza. Las cosas más importantes –y aun las más banales– se han convertido en un peso, y todo esfuerzo en algo destinado al fracaso. La pereza y el cansancio se han ido instalando, y con ellos la deserción de las cosas más importantes: la lectura de Huellas, la preparación de Escuela, la oración… y por tanto la deserción de la vida misma. Si hace un año o dos alguien me hubiese dicho: «¡Déjalo todo, esto que te han contado es sólo un cuento, una gran mentira!», me habría rebelado con todas mis fuerzas, pero no fue así: ha sido bastante más sutil, más engañoso. El demonio es muy hábil. Parece que no pasa nada por no preparar la Escuela un día, o dos (¡o ninguno!), por rezar menos o incluso por no rezar, pero las certezas que sustentan la vida se van escapando y, con ellas, el gusto por todo. El día a día se vuelve entonces pesado y amargo, nada (o casi nada) sirve. Por gracia y por la compañía discreta y fiel de mi mujer y por la oración de algún amigo testarudo, me he dado cuenta de que esto tenía un solo punto de retorno: decir de nuevo “Sí”, comenzar de nuevo, poco a poco… No es fácil ni inmediato, porque en mí prevalece siempre la pereza y el cansancio y me olvido de todo tan pronto como las circunstancias empiezan a serme favorables. Por esto necesito vuestra preciosa compañía. Es necesario profundizar en el encuentro con Cristo, arriesgar para no quedarnos en el sentimiento (de éxito o de fracaso, da igual), para hacer un juicio amoroso de lo que sucede a nuestro alrededor. Y sorprendentemente todo cambia, todo se hace nuevo. Hasta el punto de que uno puede reconocer la misma situación en otros amigos, hacer un juicio sobre ello y, sorprendentemente, ser ayuda y compañía también para otros. La incertidumbre se impone no por falta de certezas, sino por falta de moralidad, y esto se vence siguiendo, haciendo un camino personal para que la certeza se convierta en convicción.
David, Coslada (España)
Mi amado padre
No hay amor más grande y más hermoso que el que se tienen el padre y el hijo. Al pensar en mi padre ahora que ha fallecido tengo la certeza de que sigue vivo, sigue conmigo. Porque todos somos de Cristo, todos pertenecemos a Cristo. La mayor catástrofe para el hombre es la enfermedad espiritual, en otras palabras la pérdida del gusto por vivir. Mi padre nunca perdió ese gusto por vivir, él amaba su vida. Muchas veces me sorprendía al verlo y me preguntaba ¿de dónde sacaba tanta energía para trabajar? Pienso que su principal motor, su principal fuerza fue su familia, y su forma de decirnos “los amo” fue trabajando mucho para darnos lo mejor posible. Mi padre sin duda hablaba conmigo y me aconsejaba, pero la forma en que más aprendí de él fue con el ejemplo. Fue una persona buena, trabajadora, honrada, humilde; fue bondadoso, cariñoso y muy perseverante entre otras muchas cualidades que tenía. Todo lo que soy y todo lo que sé se lo debo a él y a mi madre, que han sido los mejores instrumentos que Dios pudo elegir para darnos a mi hermana y a mí una formación, mucho cariño, y todo lo que pudiéramos necesitar. No me siento sólo, porque habré perdido a mi padre, pero gané un ángel guardián poderosísimo.
José Alfredo, Oaxaca (México)
Cuanto más ama uno…
Dice don Gius en la Escuela de comunidad sobre la libertad: «Cuanto más ama uno a una persona, más le importa Cristo para que le salve para siempre lo que ama: debemos aceptar a Cristo aunque sólo sea por esta razón». De algún modo yo ya sabía que esas palabras eran ciertas, y que si alguien tenía poder para rescatar a mi madre de su grave enfermedad era el Único que nos da la vida, día a día, por pura liberalidad suya. Empecé a pedir que mi madre se curara. Empecé a mandar mensajes, a llamar por teléfono, a movilizar a la gente desde Mallorca a Tenerife pasando por varias provincias de la geografía española para pedir la curación de mi madre, e implícitamente, suplicar la compañía en esos momentos tan duros. ¿Por qué lo hice? Porque vosotros sois el signo, el lugar donde he vislumbrado esta Presencia extraordinaria, a quien empiezo, después de muchos años en el movimiento, en la Iglesia, a conocer y a descubrir de forma elemental, elemental pero creo que más verdadera que nunca. La respuesta no se hizo esperar. No ha habido día que no recibiera una llamada de aliento, un mensaje de esperanza o un toque de atención para no decaer. Toda esta historia coincidió con los Ejercicios de la Fraternidad. «Este año –le dije a Javier Prades– me toca hacer los Ejercicios al pie de la cruz». Y él me respondió algo precioso, que no olvidaré en la vida: «Recuerda que al pie de la cruz Juan recibió una nueva familia». Y puedo asegurar que he vivido la experiencia de ser acompañada en cada instante de estos momentos tan difíciles por “la nueva familia” que se me ha dado en la Iglesia. Estoy convencida de que mucha gente que tiene hermanos biológicos no llega a experimentar nunca con ellos la cercanía y el afecto que he experimentado yo con vosotros. Entre otras cosas, creo que ahora lo entiendo, es el abrazo del testigo, del que no sólo te consuela y te enjuga las lágrimas, es el abrazo total, humano y divino, del que te recuerda para qué has nacido y hacia Quién caminas, el que te recuerda que la vida no es una caída en un abismo interminable, sino que hay un destino bueno hacia el que nos dirigimos.
Mª Ángeles, Parla (España)
Mejor que mis planes
Mi venida al Reino Unido me ha otorgado la oportunidad de aprender cosas que no pude jamás haber imaginado estando en mi natal Venezuela. Parece mentira, pero este 10 de junio termino mi diplomatura para calificarme como Auxiliar de Maestra. Al iniciar el curso el pasado septiembre y mis prácticas en la Escuela Primaria Católica Nuestra Señora, no me imaginaba todo lo que iba a suceder. “Mis planes” han cedido ante una impactante serie de hechos. Cada mañana, rezando el Angelus camino a la escuela, pido decir “sí” a la voluntad de Dios. Siempre me han gustado los niños, pero de ahí a trabajar con ellos hay mucha distancia. Dios me ha sorprendido nuevamente, de modo inesperado y concreto, y ahora me han contratado en un colegio. Lo más significativo es que me siento mucho más alegre que cuando hice las prácticas en la BBC el año pasado, ¡ese era uno de mis sueños de niña! Ahora me resulta evidente que si estoy en clase es para enseñar a mis pupilos a mirar la realidad y vivir intensamente la vida. Y todo gracias a una serie de personas que Cristo ha puesto en mi camino, con quienes he hecho amistad desde que nos vinimos a vivir a Dartford, que se han mostrado interesadas por mi persona, y que me siguen acompañando. Hace unos días Vicky, la coordinadora de mi diplomatura, vino al colegio a hacer la visita de evaluación de mi trabajo en el aula. Resulta que yo había olvidado que ese mismo día nos uniríamos a todos en la procesión de Nuestra Señora en el vasto jardín de la escuela. Vicky también es católica –cosa extraordinaria en Inglaterra–, así que, tras mi invitación, decidió unirse a la procesión con nosotros. Quedó encantada con el colegio, con la señorita Fearon –la maestra con la que trabajo– y con los niños de nuestro salón de clases. Los resultados de mi evaluación han sido positivos. Tanto es así que pienso en apuntarme a un Postgrado en Educación para ser maestra de educación primaria.
Rosemary, Dartford (Reino Unido)
Surrexit Dominus vere!
El sitio arqueológico de Monte Albán es uno de los centros prehispánicos más visitado por miles de turistas al año en el estado de Oaxaca, en la periferia de la Ciudad Capital. Justo en las laderas del cerro, en el cual está ubicado dicho sitio, se encuentra la colonia Monte Albán. Ahí, un nutrido grupo de casas de material improvisado sirve como vivienda a varias personas que necesitaban un techo para tener una forma de vida más decente que la calle. Es también en este lugar donde trabajamos junto con DIJO y AVSI desde hace más de 4 años, a través de un comedor que alimenta gratuitamente a más de 200 niños de la colonia. Un grupo de CL acude ahí para hacer una caritativa que consiste en dar la catequesis tanto a niños como adultos que quieran tomar los sacramentos. El pasado domingo de Resurrección, el P. Roberto Zocco, de la Fraternidad San Carlos del D.F, y el P. Seferino Cruz J., de la parroquia de San Martín Mexicapan a la que pertenece la colonia de Monte Albán, administraron distintos sacramentos: 27 bautizos, 23 primeras comuniones, la confirmación y matrimonio de una familia, que también ahí bautizó a sus 3 hijos. El P. Seferino lleva 5 años al frente de la parroquia y tiene a su cargo 8 capillas y dos más por construir. Después de éstos días, el padre nos comentaba: «Me ha llamado la atención la venida del P. Roberto desde lejos para estar aquí. Veo también que el reto que tenemos delante es un seguimiento, se necesita una continuidad en el trabajo que se ha hecho para que no se pierda. Hemos podido ver como ése día también significó el culmen del trabajo apostólico de más de un año por parte de ustedes y otros grupos: es la Resurrección de Jesús, la que con los sacramentos se ha manifestado ahí, no solamente como teoría sino como práctica. ¡Los que se casaron resucitaron!».Cristina, una catequista «Cuando dice se me invitó a ir al catecismo en Monte Albán como caritativa, me sentí muy contenta de que se me tomara en cuenta para esta misión tan importante, pero lo que me hizo siempre seguir asistiendo fue el carácter y la forma de llevarnos de la mano de Rossana. Al recibir el primer cuaderno de trabajo me pareció impresionante, lo empecé a leer, colorear, hacer las actividades y fui aprendiendo al mismo tiempo que ellos. Entendí mejor el sentido de la caritativa: “vamos a la Caritativa para aprender a vivir como Cristo”». Y Lupita, otra catequista: «Quería hacer experiencia de lo que es la caritativa. Necesitada de entender con ellos el sacramento del matrimonio. Se descubre que la humanidad del otro es igual a la tuya, y es la misma humanidad la que desea ser feliz. Igual para mi marido, porque al principio dijo: yo no voy, y ahora viene los domingos y termina contento».
Leslie, Oaxaca (México)
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