El 15 de octubre comienza oficialmente el año jubilar concedido por el Papa Francisco para toda España con motivo del V Centenario del nacimiento de TERESA DE JESÚS. ¿Qué mejor oportunidad que esta para dialogar directamente con ella a partir de nuestra experiencia?
Múltiples serán los actos solemnes y los encuentros en Ávila a los que acudirán personas de todo el mundo, que podrán, entre otras cosas, lucrar la indulgencia plenaria. Muchos son los expertos, los congresos, los estudios y los amigos de la Santa.
Hemos aprovechado la ocasión para dialogar directamente –¿con quién mejor?– con ella y preguntarle por algunos aspectos de nuestra experiencia a partir del carisma de don Giussani, que también nació un 15 de octubre, en Desio. Teresa, amiga de amigos, andariega y apasionada, sale a nuestro encuentro desde sus páginas, con prontitud y salero, con esa llaneza castellana que tanto nos la hace amar. Bien podemos decir que Teresa, como buena castellana que es, se presenta fortiter in re, suaviter in modo. Así lo reflejan sus respuestas.
Julián Carrón nos alerta de que no se puede vivir de la renta, y lo hace al cumplirse los 60 años de nuestro movimiento…
…si no procuráis virtudes y hay ejercicio en ellas, siempre os quedareis enanos; y aun plega a Dios que sea sólo no crecer, porque ya sabéis que quien no crece, descrece (7M 4,9).
Para Giussani el realismo es condición indispensable para la ascesis, para caminar hacia nuestro destino. Más aún cuando la modernidad ha extraviado su mismo “sustento”, la relación con la realidad.
A mi parecer jamás nos acabamos de conocer si no procuramos conocer a Dios; mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza (1M 2,9). Metidos siempre en la miseria de nuestra tierra, nunca la corriente saldrá de cieno de temores, de pusilanimidad y cobardía: de mirar si me miran, no me miran… (1M 2,10).
¿El primer realismo es conocerse por lo que se es de verdad?
Por eso digo, que pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien, y allí ennoblecerse ha el entendimiento, y no hará el propio conocimiento ratero y cobarde. (1M 2,11)
El sujeto moderno sufre su inconsistencia…
No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotros cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas (1M 1,2).
Escribiste versos que orientan el camino para salir de la incertidumbre y la confusión…
«Alma, buscarte has en Mí,/ y a Mí buscarme has en ti.// De tal suerte pudo amor,/ alma, en mí te retratar,/ que ningún sabio pintor/ supiera con tal primor/ tal imagen estampar.// Fuiste por amor criada/ hermosa, bella, y así/ en mis entrañas pintada,/ si te perdieres, mi amada,/ alma, buscarte has en Mí».
La interioridad no es aislamiento y soledad, sino paradigma de encuentro…
…porque la persona se entra dentro de sí con su Dios (CP 28,4).
¿Y el culmen del realismo?
Sólo Dios basta. Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta.
El Ángelus, la memoria de la Encarnación, es la oración preferida de don Giussani…
Veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita. Muy muy muchas veces lo he visto por experiencia. Hámelo dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar (V 22,6). [Sin] esta sacratísima Humanidad es andar el alma en el aire, como dicen; porque parece no trae arrimo, por mucho que le parece anda llena de Dios. Es gran cosa, mientras vivimos y somos humanos, traerle humano (V 22,9).
Para don Giussani orar es pedir, somos mendigos…
…porque espíritu que no vaya comenzando en verdad yo más le querría sin oración…de devociones a bobas nos libre Dios (V 13,16). El corazón que mucho ama no admite consejo ni consuelo, sino del mismo que le llagó (EA 16, 1). ¿Qué no dará quien es tan amigo de dar y puede dar todo lo que quiere?» (5M 1,5).
¿Cómo crece la gratuidad de la petición?
…viendo cuán sin tasa es su misericordia (5M 4,10).
¿Para que sirve rezar?
Para esto es la oración; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras (7M 4,6).
¿Cómo pedir?
Tratad con Él como con padre y como con hermano y como con señor y como con esposo; a veces de una manera, a veces de otra, que Él os enseñará lo que habéis de hacer para contentarle. Dejaos de ser bobas; pedidle la palabra, que vuestro Esposo es, que os trate como a tal.
¿Con sencillez?
Yo le llamo el «buen Enseñador» (CP 37,5) porque es muy amigo tratemos verdad con Él. Tratando con llaneza y claridad, que no digamos una cosa y nos quede otra, siempre da más de lo que le pedimos (CP 37,3-4).
Ante el cansancio o la desilusión, la tentación es siempre dejar de pedir…
De lo que yo tengo experiencia puedo decir, y es que por males que haga quien la ha comenzado, no lo deje, pues es el medio por donde puede tornarse a remediar, y sin ello será muy más dificultoso (V 8,5).
¿Lo más importante?
No hay aquí que temer, sino que desear, (…) y si persevera, espero yo en la misericordia de Dios, que nadie le tomó por amigo que no se lo pagase; que no es otra cosa oración, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8,5).
A propósito de amistad. «La elección de los amigos tiene el mismo peso que la oración», me dijo en una ocasión don Giussani.
Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. (…) Por eso aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que tratan de lo mismo. Es cosa importantísima aunque no sea sino ayudarse unos a otros con oraciones, ¡cuánto más que hay muchas más ganancias! Y no sé yo por qué (pues de conversaciones y voluntades humanas, aunque no sean muy buenas se procuren amigos con quien descansar, y para más gozar de contar aquellos placeres vanos) no se ha de permitir que quien comenzare de veras a amar a Dios y a servirle, deje de tratar con algunas personas sus placeres y trabajos (V 7,20).
La guía de Carrón es garantía de seguimiento al carisma de Giussani.
Mas aláboos muy mucho, Señor, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy continua nuestra oración por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? (V 13,21).
Julián insiste en la necesidad de hacer experiencia. Tú también insistes en ello por activa y por pasiva. ¿Por qué?
Escribí: No diré otra cosa que no haya experimentado mucho. Lo que dijere helo visto por experiencia. Hablaré de lo que el Señor me ha enseñado por experiencia (V 40,8).
¡Oh, qué de veces me acuerdo del agua viva que dijo el Señor a la Samaritana! (V 30,19). Lo que me espanta a mí es ver cómo la creyeron, una mujer; y no debía ser de mucha suerte pues iba por agua. De mucha humildad, sí, pues cuando el Señor le dice sus faltas, no se agravió (como lo hace ahora el mundo, que son malas de sufrir las verdades), sino díjole que debía ser profeta. En fin, le dieron crédito, y por solo su dicho salió grande gente de la ciudad al Señor (CAD 7,6).
¿De dónde sacar fuerza para ir contracorriente?
Haced como yo. Fíe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podamos hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud, cuando nosotros, conociéndonos, queremos tornar a su amistad… Acuérdense de sus palabras y mire lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir (V 19,15).
¿En qué razón se apoya tu confianza?
En fin, Señor, [en que] estáis en la tierra y vestido de ella, pues tenéis nuestra naturaleza, parece tenéis causa alguna para mirar nuestro provecho (CP 27,3). Bien veo que no es perfección en mí esto que tengo de ser agradecida, debe ser natural, que con una sardina que me den me sobornarán (carta de 1578).
El secreto para vivir la comunión entre nosotros…
Importa mucho entendamos lo muy mucho que nos va en guardar [el amor fraterno] para tener la paz que tanto nos encomendó el Señor, interior y exteriormente: la una es amor unos con otros; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad, que aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza todas.
Cuanto a la primera, que es amaros mucho unos a otros, va muy mucho; porque no hay cosa enojosa que no se pase con facilidad en los que se aman y recia ha de ser cuando dé enojo. Y si este mandamiento se guardase en el mundo como se ha de guardar, creo aprovecharía mucho para guardar los demás (CP 4, 4-5).
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