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Huellas N.8, Septiembre 2014

PRIMER PLANO / Meeting 2014

Protagonistas de la periferia

Luca Fiore

Iraq, Siria, Tierra Santa y Ucrania. La guerra vista por quien desea la paz y ve en persona el sufrimiento de las víctimas. Cuatro testigos que hemos encontrado en Rímini

IRAQ. «Desde hace tres meses no se escuchan oraciones en Mosul. ¿Por qué?»

Secuestros, asesinatos, decapitaciones. Ha sido un verano de horrores en Iraq. Ha sido el verano de la “N” de “nazarenos” en las casas de los cristianos de Mosul, la marca de la vergüenza. Pero también lo han sufrido las otras minorías, sobre todo los yazidíes, y los musulmanes que no aceptan la aberrante ley del Califato. Lo sabe bien monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad, testigo de la violencia contra su pueblo y de la distracción de la comunidad internacional. Desde el Meeting ha hecho un llamamiento a no olvidar Iraq.

¿Cuál es la situación actual?
Empeora de día en día. He conocido a una mujer obligada a dar a luz en la calle, a una niña de dos años, ¡dos años!, a quien los terroristas le habían robado los pendientes ante la impotencia de sus padres. A los cristianos se nos echa de nuestras casas, pero a los yazidíes los han asesinado, a algunos enterrándolos vivos, sus niños han muerto de hambre y de sed. Pero lo más horrible es la venta de las mujeres. Dos de ellas han preferido suicidarse antes que ser vendidas como animales.

Existe una voluntad de erradicar a los cristianos de la región.
Sí, dijeron que quien no se convirtiera moriría. Hace ya tres meses que ninguna oración cristiana se escucha en Mosul. ¿Por qué? Los cristianos viven en esta tierra desde hace dos mil años. Incluso el Corán habla de Cristo, y define a la Virgen como «la mujer más bella del mundo», y el islam dice que la religión no es obligatoria. ¿Dónde está el Corán que habla de «Alá el misericordioso»? ¿Dónde está esa misericordia?

¿Qué piden a la comunidad internacional?
Que se tome en serio nuestra situación. Que detenga a los que proporcionan armas a estos terroristas y que castigue a los que continúen haciéndolo. Pedimos protección de las fuerzas internacionales y que se garanticen nuestros derechos humanos. Pedimos la protección de las demás minorías, como los yazidíes.

Muchos cristianos se han marchado de Iraq. ¿Qué razones tiene quien se queda?
No todos pueden permitirse partir. Otros no quieren dejar sus propias casas, y esto vale para quien aún no ha sido expulsado por el Isis. Los que se marchan dicen que quieren volver cuando todo esto termine. Pero tal y como van las cosas, dudo que alguno lo haga. Todos están perdiendo la confianza. Hoy en las casas de los cristianos vive gente sin piedad, que no tiene respeto ni por el hombre ni por sí misma.

¿Qué es lo que personalmente le sostiene en este momento?
Mi misión, mi vocación. Estoy llamado a seguir a mi Señor, Jesucristo. Debo ser firme como Él, hasta la última gota de mi sangre, por Él. Porque Cristo murió por nosotros y por tanto debemos estar dispuestos, si fuera necesario, a morir por Él. Debemos mirarle a Él, Él es nuestro consuelo. Esperemos que dé la fuerza a mis pobres hermanos para seguir adelante hasta el final.


SIRIA. «En Alepo he visto a los fieles perdonar a los terroristas»

Los terroristas del Isis están a veinte kilómetros de Alepo. Monseñor Georges Abou Khazen, vicario apostólico de la ciudad siria, no esconde el temor de que vuelvan sembrando el pánico entre cristianos y musulmanes. Meses de asedio, sin agua ni electricidad. Desde hace algunas semanas el ejército de Damasco ha abierto un pasillo que atraviesa un corredor humanitario. Hemos estado con él durante el Meeting, al cual ha asistido unos días como invitado.

¿Cómo se vive hoy en Alepo?
En la actualidad llegan víveres, combustible y medicinas. Pero la gente no tiene trabajo y el único modo para mantenerse es la ayuda que nosotros les proporcionamos. Comida, ropa y todo lo demás.

¿Cuál ha sido el momento más difícil?
Durante más de un mes faltó el agua. Los islamistas habían volado las tuberías por las que pasaba el acueducto, el alcantarillado y el tendido eléctrico.

¿Cómo lograron sobrevivir?
Tenemos muchos pozos, sobre todo en las iglesias y en las mezquitas. Y la gente venía a sacar el agua. El problema era transportar los bidones, en algunos casos hasta la quinta o sexta planta. Para las familias con niños y para los ancianos fue realmente difícil.

¿Cómo está reaccionando su comunidad cristiana?
Parecería imposible, pero los cristianos están descubriendo más profundamente su fe. Y esto en verdad me conmueve. Dicen: «Somos hijos de mártires, nuestros padres dieron la vida por la fe, y también nosotros estamos dispuestos a hacerlo». Pero no solo eso: incluso dentro de su pobreza centenares de jóvenes están acogiendo a los refugiados que llegan a la ciudad. Han llegado también algunos musulmanes, procedentes de localidades donde no hay cristianos. Para ellos era la primera vez que entraban en contacto con nosotros los cristianos. Tras haber visto lo que hacemos por ellos, han empezado a decir: «No pensábamos que fueseis así». Es el rostro de la caridad cristiana, de la acogida cristiana, lo que podrá ser la base para la convivencia cuando todo esto haya acabado.

Mientras, el Isis está a pocos kilómetros. ¿No tienen miedo?
Algunos han llegado a decir: «No tenemos miedo de morir pero, si debe suceder, rezamos para morir enteros...». Lo dicen porque han visto con sus propios ojos los cuerpos despezados de mucha gente asesinada por las bombas.

¿Hay algo que le sostenga?
Sobre todo la fe y el amor de esta gente. Es conmovedor oírles hablar de perdón.

¿Perdón? ¿Para los extremistas del Isis?
Sí, hoy el Isis, pero antes también los otros grupos de fundamentalistas que les precedieron. Rezan para que el Señor les convierta... ¡Es increíble! Si el Señor salva a la Iglesia y el país, nos salvará gracias a la fe de esta gente.

¿De dónde nace esta plegaria?
Vivimos en la cuna del cristianismo. Es la historia de este pueblo. Es la educación cristiana. Pero además está la gracia de Dios. A veces oyes a jóvenes, niños y ancianos hablarte de ciertas cosas... Siempre me dejan boquiabierto.

¿Cuál es el episodio que más le ha impactado en estas semanas?
Algunos han llegado a decirme que lo que sucede está sucediendo para nuestra purificación.

¿Hay algo que se repite cuando tiene miedo? ¿Hay palabras que le ayudan?
Una vez pregunté a un grupo de niños qué era la fe. Levantó la mano uno de los más pequeños y me dio una respuesta fulminante: «¿La fe? Es creer a Dios». No en Dios. Creer todas las palabras que él nos dirige. Y a veces nos dice: «No tengáis miedo, yo estoy con vosotros hasta el final de los tiempos».


TIERRA SANTA. «El mal no puede ser la última palabra»

Al Meeting el padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, ha traído lo que él ha definido como «la mirada redimida» sobre las tragedias en curso en Medio Oriente. Un punto de vista que ayuda a leer e interpretar los acontecimientos «sin dejarse arrollar por ellos». Toda la región está en llamas. Sin embargo el mal no es la última palabra sobre la vida de los hombres, ni siquiera aquí. Y la vida de los cristianos, no precisamente las negociaciones en las cancillerías, es el punto de esperanza al que mirar.

En Gaza y en Iraq parece que vemos una película ya conocida. ¿Realmente la historia se repite? ¿O hay alguna novedad?
Es una espiral: hay fenómenos que regresan y realidades nuevas. Conocemos bien la violencia en Gaza y el fundamentalismo en Oriente Medio, pero asistimos a una crueldad y una violencia que no veíamos bajo esta forma desde hace mucho tiempo.

¿Qué es lo que más le preocupa en este contexto?
Han saltado los viejos modelos típicos de convivencia de Oriente Medio entre las distintas comunidades religiosas, que son también comunidades sociales y étnicas. En la actualidad el fundamentalismo quiere limpiar el territorio de todos aquellos que no sean exactamente como ellos, esta es una horrible novedad. El futuro de Oriente Medio no puede estar en este tipo de cambio.

¿Qué es lo que queda de la oración del Papa con los presidentes de Israel y Palestina?
La oración no es una magia que debe producir inmediatamente un efecto. La oración es una actitud, es la apertura de una puerta. Es una perspectiva y, en cuanto tal, permanece.

¿Ve ya consecuencias de aquel gesto?
A nivel de las personas, sí. En el plano institucional, desgraciadamente no.

¿Puede poner algún ejemplo de personas tocadas?
No puedo dar nombres. Pero conozco personalidades de alto nivel, que tienen influencia, que se dan cuenta de que el camino de la confrontación no llevará a ninguna conclusión. Y que por tanto es necesario cambiar.

Para usted y los franciscanos de Tierra Santa, ¿qué significa estar allí en este momento?
Nuestra misión no cambia. No estamos allí para hacer quién sabe qué: estamos con la gente, atendemos a los peregrinos, trabajamos. No tenemos la presunción de cambiar el mundo, pero no permitimos que estas circunstancias tan negativas arrollen nuestras vidas.

¿Qué supone esta circunstancia para su vocación personal?
Cuando tengo delante el mal, la solución no es huir, sino profundizar aún más en los motivos de la fe, de mi vida con Dios. Porque el mal no puede ser la última palabra.

¿Qué es lo que más le ayuda a volver a lo esencial?
La oración es fundamental. Luego la relación con los más pequeños, con las personas sencillas, que de manera muy sobria viven verdaderamente el Evangelio. ¿Cómo? Ayudando, gastándose gratuitamente y, si es necesario, dejándose incluso agujerear.


UCRANIA. «Qué bello sería que el Papa viniera a Kiev»

La kermés de Rímini abrió sus puertas el día de la independencia ucraniana y ese mismo día, en el Ángelus, el Papa Francisco lanzó un llamamiento a orar por la paz en dicho país. Los días posteriores, la tensión en las fronteras con Rusia fue creciendo y los periódicos titulaban: «Los tanques rusos invaden Ucrania». Mientras tanto, desde el escenario del Meeting, Constantin Sigov, filósofo y editor de Kiev, ortodoxo, intelectual de relieve de la revolución del invierno pasado, contaba cómo los voluntarios de la Plaza Maidán se dedican en la actualidad a ayudar a los refugiados del Este del país. Y cómo la experiencia de aquellos meses cambió su manera de ser cristiano.

Durante los días de la revolución las Iglesias ucranianas, católicas y ortodoxas, se encontraron unidas en sus llamamientos por la paz y en la oración contra la violencia. ¿Aquella experiencia se ha desarrollado o se trata solamente de una semilla?
Incluso bajo Kruschev y Brezhnev existía una solidaridad entre las confesiones cristianas. Después, cuando la situación mejoró, volvieron a ocuparse cada uno de sus propios asuntos. Algo parecido sucede ahora. Pero la sociedad necesita que las Iglesias se comprometan de manera concorde. Por ejemplo, trabajando juntos en la acogida de los refugiados sin hacer distinciones. Es un error que cada uno ayude solo “a los suyos”. En este contexto, además, nos encontramos luego teniendo que contrarrestar la propaganda rusa que cuenta episodios falsos de enemistad para reavivar los viejos rencores entre católicos y ortodoxos.

¿Los hechos de este año han cambiado su vida?
Antes me costaba concebir el mandamiento «amar a vuestros enemigos». En Kiev he visto morir a hombres. Recuerdo el rostro quemado de un chico que yo mismo llevé al hospital. El riesgo es reaccionar a la violencia imitando los actos de deshumanización. Pero en esta situación debemos fijar la mirada en el criterio que Cristo nos da. Necesitamos alcanzar la fuente misma de la humanidad para no exultar cuando muere un enemigo. Estamos llamados a llorar con quien llora, sea quien sea. He comprendido en mi propia carne cuán dura es esta batalla interior. Lo que más nos ayuda es participar en la vida eucarística. Solo la comunión que nace de la Eucaristía es la que genera la audacia de abrirnos a los demás en la caridad.

¿Qué ha significado para usted participar en el Meeting?
He comprendido que un lugar así, y quien lo hace, tiene un papel importante para nosotros los ucranianos. Realidades como la vuestra desmienten la idea que tenemos de Occidente, porque a través de vosotros comprendemos que la verdadera voz de los cristianos es la del Papa Francisco. Es importante que las acusaciones de debilidad y lentitud de Occidente no vayan asociadas con las posiciones de los católicos. Deseo que las relaciones que han nacido durante estos meses, hechas de comprensión recíproca, dejen una huella. Nuestra exigencia de unidad y la que vemos en vosotros son el alfa y la omega de este encuentro nuestro. Por eso sería bello preparar juntos un viaje del Papa Francisco a Kiev.


HAN DICHO

MARTA SCORSETTI responsable de la Unidad operativa de Radioterapia del Instituto clínico Humanitas de Milán
«“El destino no ha dejado solo al hombre”. ¿Por qué puedo decirlo? Porque
no me ha dejado sola a mí y yo soy la primera periferia que Dios ha encontrado.
En el trabajo, me topo enseguida ante las preguntas últimas de los pacientes.
Y estas preguntas son las mismas que las mías. Entonces me quedo allí con ellos, porque quiero mirar lo que Dios obra en ellos. Él va cambiando a las personas
y las busca hasta el final»

SERGIO MARCHIONNE C.E.O. de Fiat S.p.A.; Presidente y C.E.O. de Chrysler Group LLC
«Para quien espera que la solución venga de lo alto, que las líneas guía del cambio lleguen de las instancias del así llamado “poder”, tengo una gran noticia: me temo que no va a suceder mañana. Debéis haceros vosotros mismos promotores de este cambio que queréis ver en la sociedad. No dejéis que sean los demás quienes definan vuestro rumbo, construid un itinerario, seguidlo, aceptad el reto de lo desconocido y arriesgaos»

JOSEPH WEILER presidente del Instituto Universitario Europeo
«Empiezo el día con la esperanza de que, cuando llegue a la noche, pueda estar ante Dios sin incomodidad, sin mentira, sin escapar, habiendo hecho todo lo que me toca. Para mí esta es la guerra, esta es la lucha continua. Cuando muera, si puedo decir
que he vivido diez días así en mi vida habré ganado mi batalla»

IGNATIUS KAIGAMA arzobispo de Jos y presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria
«Me preguntaron si tenía miedo y les dije que es natural tenerlo, pero creo que
dado que nuestra fe en Dios es verdaderamente inamovible, tenemos la esperanza
de vencer al mal. Por mi parte miro a Cristo, no tengo ninguna idea mala en la cabeza, no quiero empujar a nadie a hacer el mal, no estoy a favor de ningún mal.
Simplemente continúo trabajando como sacerdote»

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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