Austria
En camino, directos a lo esencial
El cansancio del camino no permite distracciones, te obliga a mirar hacia la meta, única razón adecuada para afrontar el esfuerzo de cada paso. Y mientras avanzas, las palabras te roban aliento para la marcha, pero sirven para testimoniar una vida sin andarse por las ramas, yendo a lo esencial. Así me escribe Luca, después de 100 kilómetros recorridos junto a sus amigos, jóvenes universitarios y personas que antes no se conocían, que se han encontrado en el corazón de Austria para una peregrinación que se convierte en el camino de la fe, el descubrimiento de la vocación y la alegría por una promesa que cambia la vida.
«Querido don Massimo, Pepe y yo hemos estado con unos cincuenta jóvenes de la parroquia universitaria en una peregrinación a Mariazell, donde se ubica la basílica mariana más visitada de Europa Central. Llegamos a la meta después de cuatro días y cien kilómetros de camino, inmersos en el maravilloso paisaje austriaco. Pepe y yo quisimos centrar la peregrinación en el tema de “Fe, esperanza y caridad”. Para ello preparamos una recopilación de algunas meditaciones de Ratzinger y de Juan Pablo II, proponiéndoselas a los jóvenes para que las comparasen con su experiencia. Partimos de la definición que Ratzinger da de la fe: no es creer en cualquier cosa sino creer en un Tú personal. Los chicos eran incapaces de hablar de sí mismos y de su experiencia. Así, empecé yo contando la mía en Brasil donde, al lado de Pigi Bernareggi, he podido entender qué significa para mí este Tú. Al final, una chica me hizo un montón de preguntas sobre mi vocación. Entonces entendí que lo único que llega a plantear una posible “conversión” es el testimonio personal, y que la primera forma de misión es la caridad.
A partir de ese momento, decidimos centrar los tres días que quedaban en una pregunta: ¿Dónde encuentro en mi vida y en estos días signos concretos de la Presencia de Cristo en medio de nosotros?”. Al final de la peregrinación muchos chicos han reconocido que nunca antes habían hablado de la fe con otras personas de una manera tan concreta. Lo que más me ha gustado es la amistad que ha nacido entre muchos de nosotros a partir del trabajo diario de profundizar en la fe, lo único que une realmente.
La peregrinación ha supuesto un momento de fuerte unidad en la Iglesia: había personas de CL, de los Focolares, de la Legión de María, algunos de Loreto, un movimiento juvenil nacional. Todos han puesto su granito de arena y, como en una orquesta, cada uno trataba, con su sensibilidad propia, de seguir al verdadero Maestro, Cristo presente.
La parroquia universitaria se está volviendo cada vez más una propuesta de comunión concreta. De hecho, Pepe ha querido terminar la peregrinación diciendo: “No podemos vivir el cristianismo sin una comunidad. Cada uno tenemos que vivir la vida cristiana con nuestros amigos, al margen de cualquier esquema. Lo importante es entender que Dios se ha hecho compañía”. En definitiva, creo que el movimiento coincide con uno mismo, con el cambio que acontece, más que con un conjunto de formas a las que uno se acostumbra. Un abrazo. Tuyo Luca».
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