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Huellas N.7, Julio/Agosto 2008

SOCIEDAD - Emergencia alimentos

La larga marcha de la Madurez

Fernando Bonzi

Incrementar la oferta de alimentos mediante el desarrollo de los pueblos que los producen. La Asociación Cultural para el Desarrollo Integral, vinculada a AVSI internacional, lleva unos años dedicando sus esfuerzos a educar en el trabajo y a sostener las obras que van surgiendo. Lo cual va generando un tejido social sano.
La crisis del sector alimentario se ha convertido en Santa Fe en una oportunidad


Los precios internacionales de los cultivos alimentarios son los más altos de los últimos 30 años y los stocks de cereales son los más bajos desde los años 70. La subida de precios de los alimentos está provocando graves privaciones y sufrimientos. Para una gran parte de los 850 millones de personas que ya padecen hambre crónica, el encarecimiento de los alimentos puede resultar devastador.
Este contexto pareciera propicio para que algunos actores rescaten las predicciones pesimistas del inglés Thomas Malthus de fines del siglo XVIII. Este economista sostenía que la humanidad tendría permanentemente problemas de alimentación y de miseria, que la capacidad de crecimiento de la población es mucho mayor que la de la tierra para producir alimentos, por lo que éstos difícilmente alcanzarían para todos. Nada más alejado de la realidad actual.

Logros y avances
Hoy la crisis se desarrolla en medio de una revolución alimentaria. Esta revolución se caracteriza por nuevas formas de producir en el campo, de procesar en la agroindustria, de distribuir y de demandar por parte de consumidores cada vez más exigentes. Se sustenta en los logros y avances de la biotecnología moderna, en las tecnologías de la información y en los nuevos modelos empresariales de gestión y de relación con los consumidores. Hoy se pone un énfasis especial en la inocuidad y calidad de los alimentos, se apuesta claramente por la descommoditización¹ y por los alimentos funcionales, se desarrolla la visión de cadenas alimentarias y de clusters. Entre los muchos protagonistas destacan los productores primarios, las agroindustrias, las universidades, las cadenas de distribución y los consumidores.
Los países centrales no tienen margen para crecer en la oferta alimentaria, los subdesarrollados con aptitud agrícola (toda Latinoamérica y el Caribe) tiene un gran potencial de mejorar sus situaciones económicas a partir del aumento de divisas proveniente de la exportación de productos agroalimentarios.
El riesgo es que grandes inversores con capacidad de adquirir vastas superficies de tierra, de incorporar paquetes tecnológicos, con relaciones internacionales, con mayor capacidad para negociar con proveedores de insumos,2 con más información, con mejores instrumentos financieros y con cadenas de distribución propia ingresen en los sistemas productivos rurales de los países con aptitudes agrícolas desplazando al pequeño y mediano productor por un diferencial de competitividad y comprometiendo la estructura económica social de los pueblos y ciudades donde estos productores viven y compran sus insumos. Esto puede generar países con las misma problemática que los países petroleros. El reto actual es producir y a la vez desarrollarse como pueblo, como sociedad.

Primero, entender
Es preciso tratar de entender lo que está pasando, porque la realidad en muchos casos “nos la cuentan”. Buscar la lógica que hay detrás de lo que vemos es posible por la certeza de que hay un “sentido” y que las circunstancia son el lugar concreto donde podemos averiguarlo. Se nos presenta una gran oportunidad para educar. Se trata de entender la dinámica del sector agroalimentario y qué condiciones pide para su crecimiento.
Estamos ante procesos naturales biológicos que demandan tiempo; una mejora en los índices productivos de algunas producciones implica años para mejorarlos. Cualquier empresa del sector debe optar por una estrategia productiva comercial de mediano y largo plazo.
Tratándose de alimentos, es muy importante tener presente la inocuidad, el aseguramiento de la calidad, la gestión del riesgo.
La producción está apoyada sobre recursos naturales, por lo tanto las soluciones deben tener presente la sustentabilidad del modelo en el tiempo.

Crisis e inestabilidad
En Argentina se viven permanentes y recurrentes cambios de reglas, se vive en crisis. En lo empresarial no hay un horizonte mayor a un mes, durante los últimos tres meses del año la previsión es el día. Esta situación de inestabilidad es totalmente incompatible con la lógica de la producción agropecuaria que exige una previsión. Cuando estas circunstancias se mantienen en el tiempo la estrategia de las empresas pequeñas y medianas se reduce a administrar la coyuntura.
El sector político, secundando una lógica de poder, necesita generar permanentemente hechos políticos para estar vigentes. Por lo tanto los problemas de mediano y largo plazo no están en su agenda. Es mas fácil destinar un millón de dólares para favorecer que se instale un frigorífico que genera 800 puestos de trabajo que mejorar el plan sanitario del ganado provincial, eliminar gradualmente la informalidad económica del sector y mejorar la productividad rural de las provincias del interior. El frigorífico genera rápidamente una foto en la prensa y una dependencia permanente porque no es viable en las condiciones de informalidad, sin producción o con problemas sanitarios.
La distorsión de los mercados como producto de intervenciones, falta de políticas de mediano y largo plazo, ausencia de ordenamientos territoriales, provocaron la expansión de actividades agrícolas sobre territorios naturalmente frágiles, provocando importantes daños en los recursos naturales.

Seguir el orden de las cosas
El aporte que desde Santa Fe está haciendo la Asociación Cultural para el Desarrollo Integral (ACDI) junto con AVSI, es mostrar que “el orden de las cosas y su sentido” es compatible con los intereses de las empresas, de las instituciones y de los gobiernos.
En el caso de las empresas, entender mejor la realidad les permite ganar más dinero, a la instituciones cumplir su misión y al político le ayuda a cumplir mejor su trabajo teniendo un rédito político.
Esto es muy importante porque cuando la verdad no entra en la dinámica del poder, éste no es útil para modificar la realidad. Sólo sirve para justificar una postura sobre la realidad que puede ser hasta buena y puede ayudar a facturar a algún consultor o justificar los recursos de un organismo de cooperación, pero nada más.
El primer trabajo es entonces descubrir el orden que rige las cosas; el segundo, ayudar a que cada actor sea fiel a su trabajo, respetar la misión y los objetivos de su organización. Al pequeño y mediano productor se le ofrece un negocio, se demuestra que trabajar bien, ser serios, es negocio, conviene. Conviene desde el punto de vista tanto del negocio como de la dignidad del trabajo. Lo que hago es útil para otro, trabajo para que otro lo disfrute, mi trabajo esta basado en lo que necesita y quiere el otro, no en como lo puedo engañar.
En este sentido, el más pobre es el que está solo, porque no tiene muchas posibilidades para entender, sujeto a los altibajos de los estados de ánimo y a la incapacidad se ser protagonista; es un simple espectador quejoso que pide a otro –el Estado, la empresa, una ONG…– que le sustituya y le resuelva su problema.

Trabajar juntos
El trabajo que realiza ACDI/AVSI en primer término mira a la persona, se dirige a ella; y la persona tiene su historia, su realidad concreta y tiene una labor por delante. Se parte de lo que ya existe, del productor, del peón, del ministro de agricultura actual, del tejido social existente, identificando lo positivo, la fortaleza, lo que se ha construido hasta el momento.
No se presenta a la ONG como portadora de respuestas ya confeccionadas, sino que ésta se coloca con su profesionalidad, experiencia y relaciones al lado de los actores, como compañía, para que juntos puedan analizar mejor la realidad. Se ayuda a hacer un juicio crítico sobre los acontecimientos, sobre lo que hay que hacer. Se los ayuda a poner “lo que parece” en la dinámica de una verificación. Lo cual facilita que cada actor adquiera una capacidad crítica ante lo que está pasando y, por lo tanto, afronte mejor su situación.
En este sentido, el productor, el político o cualquier actor no puede mantener el ideal por sus simples convicciones. Necesita estar junto a otros. Porque si se sigue la dinámica de la realidad, el “orden que la rige”, esta muestra que es mucho más razonable trabajar juntos. El productor puede trabajar muy bien en su campo pero cuando va a vender su producto no le reconocerán el valor de lo realizado; es importante entonces estar junto a otros con una estrategia productiva y con una estrategia comercial. Estar junto a otros para generar “poder” en el sentido de generar un “valor” que le interesa al otro eslabón de la cadena para poder hacer un negocio mejor para ambos.

Educar en el trabajo
Cuando se juntan varios productores definen un protocolo de producción, un plan sanitario, tienen una oferta en cantidad, calidad y con cierta estandarización y se pueden presentar a una cadena de distribución, haciendo un convenio de entrega y, juntos, ofrecen este negocio a un frigorífico.
Enfrentarse a una situación de crisis pide crear sinergias. Hay que juntarse porque conviene. Esto genera adultos con capacidad crítica para relacionarse con los factores de la realidad. En 2001 los productores que comenzaban a participar en un proyecto de desarrollo rural en Argentina ejecutado por ACDI/AVSI, identificaban como principal enemigo de su rentabilidad a los frigoríficos; hoy son aliados estratégicos y ganan más que antes.
La empresa que participa de un consorcio de productores que tiene una alianza estratégica con un supermercado, que tiene un protocolo de producción, cuenta con una estrategia de mediano y largo plazo, pone un horizonte hacia donde caminar y, por lo tanto, puede afrontar mejor una coyuntura marcada por la inestabilidad. Lo cual hace más estable la empresa, le permite mantener planes de mejora de la producción y pensar en la sostenibilidad de los recursos naturales. Su acción ya no es reactiva y comienza a respetar lo que implica la producción agropecuaria.

Las obras
ACDI/AVSI comenzó en 2001 a trabajar en el desarrollo del sector rural, favoreciendo que pequeños y medianos productores puedan alcanzar el mismo nivel de competitividad que las empresas de grandes capitales.
El primer objetivo fue el sector ganadero. Entre 2002 y 2005, se desarrolló e incubó un consorcio de productores “PROGAN” (www.progan.com.ar) logrando generar un nuevo sujeto, factor de verdadero cambio.
Trabajar juntos les permitió generar un valor y así integrarse a otros eslabones de la cadena, acceder a paquetes tecnológicos no accesibles desde la individualidad, buscar estrategias orientadas al consumidor mejorando su valor de venta, acceder a fuentes de financiamiento más acordes con su negocio y eliminar actores que no agregaban valor. En resumen, lograr una eficiencia sistémica como la que tienen las grandes inversiones produciendo más cantidad y más calidad.
Un entramado de distintos actores con capacidad crítica en varias provincias permitirá generar un tejido social sano.
En paralelo se desarrolló entre 2003 y 2005 un sistema de información “TRAZ.AR” (www.trazar.org.ar) para favorecer la adecuación de la producción a las normativas del mercado en materia de trazabilidad y aseguramiento de la calidad. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) escasean en el sector rural, o son aun incipientes e incorporadas por las grandes empresas y son herramientas importantes para fortalecer las estrategias competitivas del sector. A partir de esta experiencia se constituyó un nuevo sujeto, la Fundación Trazar (www.trazar.org) con la finalidad y capacidad de continuar favoreciendo en el sector rural (de Argentina u otros países) la incorporación de TIC que fortalezcan sus estrategias productivas y comerciales.
Actualmente ACDI/AVSI impulsa nuevos Consorcios de Productores en otras provincias de Argentina (Santiago del Estero, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, Formosa), desarrollando nuevas soluciones TIC para otras producciones, gestión ambiental en producción de cítricos, mediante el proyecto fruTIC (www.frutic.org.ar) y reproduciendo el Sistema TRAZ.AR en Nicaragua (www.trazar.org.ni).

Notas
1 Una commodity es un producto sin diferenciación de otros por lo que en el mercado existen productos cuya percepción de valor por parte de los clientes es la misma. Por ejemplo, el agua es una commodity ya que el agua es agua y no hay elementos diferenciales importantes entre unos productos y otros. En las commodities, los elementos básicos de diferenciación son el precio y el servicio. Si no se quiere competir por precio en mercados de márgenes reducidos, estratégicamente se puede tender a “descommoditizar” añadiendo servicios de valor añadido al producto en sí y así poder entrar a mercados de mayor margen.
2 El insumo es un bien consumible utilizado en el proceso productivo de otro bien. Este término, equivalente en ocasiones al de materia prima, es utilizado mayormente en el campo de la producción agrícola. Los insumos usualmente son denominados: factores de la producción, o recursos productivos. En general los insumos pierden sus propiedades y características para transformarse y formar parte en el producto final.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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