Fin de curso en Málaga
Todos queríamos que este año el encuentro de fin de curso no fuera sólo una asamblea. Queríamos tener la ocasión de disfrutar de nuestra amistad mirando lo que el Señor hace.
Por eso, las comunidades de Andalucía decidimos preparar con todo detalle un fin de semana juntos. Nos fuimos a Málaga, donde Esther y sus amigos se encargaron de alojarnos en un sitio estupendo, la casa diocesana. El centro de operaciones estaba en Córdoba con Javier a la cabeza. Era la primera vez que afrontábamos un reto así. Normalmente nos sumamos a iniciativas que organizan desde Madrid. “El entusiasmo por la verdad se llama fe” fue el texto de referencia. Nos juntamos gente de Sevilla, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga y Alcalá de los Gazules. De Madrid vinieron algunos amigos. En total unos 80, entre adultos y niños. La noche de cantos del viernes dejó patente desde el principio que pertenecíamos a una historia grande, mientras algunas imágenes recordaban lo que hemos vivido durante el curso en Andalucía, en EncuentroMadrid y en São Paolo. Por cierto, no podían faltar las imágenes de Cleuza y Marcos visitando la comunidad de Córdoba. El sábado por la mañana tras ir a misa, ¡todos a la playa! Un buen baño con los niños, los juegos de Mele que causaron sensación y el aperitivo en el chiringuito. Por la tarde, tras la siesta o el baño en la piscina, los testimonios de Marisantos y Carmen. Marisantos, tras perder en 2004 a Agustín, su hijo menor, de 19 años, conoció el movimiento en Tenerife. A partir de ese encuentro, se pega a la comunidad de Tenerife y bebe sin cesar las palabras de don Gius que iluminan y llenan de significado todos los recovecos de su vida. Quiere seguir en la península, en su pueblo, donde pasa los veranos, el mismo camino de fe. Lo necesita. Así nace la comunidad de Alcalá de los Gazules, en Cádiz. Julio, desde Sevilla, va todas las semanas a Alcalá donde comienza la Escuela de comunidad. En las afirmaciones de Marisantos –“Me doy cuenta que mis hijos son más de Dios que míos”, “Estar ante lo que sucede realmente”, “¡Todo es para siempre! ¡Y esto me ayuda tanto a vivir!”– queda patente que Cristo está antes. «No me vine abajo al conocer la noticia de la muerte de mi hijo porque ¡un segundo antes! estaba Cristo sosteniéndome. Y esto, al entenderlo tras cuatro años, me conmueve y me llena de alegría». Carmen nos contó cómo vino a España en 1988: «Los momentos verdaderos son para siempre. Son aquellos en los que el Señor te toca y se da a conocer de un modo personal, para siempre». La mirada de Giussani le ayudaba a ver de verdad: «porque era la misma mirada de Cristo, que siempre es más grande de lo que uno ve de sí mismo. Otro nos dice la verdad de lo que somos, y esto llena el corazón y nos hace más libres al andar». Cuando Carmen entendió que «ahora sí me quedaría para toda la vida con estas personas que yo no he elegido y que esto es el amor virginal», supo que la satisfacción que vivía era motivo suficiente para dejarlo todo y venirse a vivir el Grupo Adulto en España. Desde entonces está con nosotros. Por la noche, fiesta con toda la familia. La asamblea final, riquísima, nos hizo conscientes de la necesidad de tener siempre testigos delante. En la comida del domingo era palpable en nuestros rostros que habíamos descansado durante el fin de semana. Éramos concientes que lo único que permite descansar a nuestro corazón es vivir una familiaridad con el Misterio. Era evidente que había sido así.
Javier C. y Ramón R.
Siempre salgo contento
En principio, tengo cierta resistencia a ir todos los meses a la Residencia de Ancianos donde hacemos la caritativa algunos amigos de la comunidad de Córdoba, pero una y otra vez compruebo que al terminar siempre salgo contento. A mí me toca dar de comer en la enfermería de los hombres, y particularmente a señores que no pueden hacerlo sin ayuda. Constato siempre, al verlos, que no nos sostenemos por nosotros mismos: ellos son personas que han vivido y tienen su historia. Una historia de la que en alguna forma han sido protagonistas, llena de relaciones y decisiones, y ahora no pueden atender a sus necesidades más básicas. Nada más verlos, pienso que algún día también yo podría encontrarme con las mismas limitaciones que ellos y se hace palpable que son, y somos, totalmente dependientes de Otro. A veces me encuentro en situaciones desagradables que hacen que se me levante el estómago, pero estas mismas situaciones son las que de manera inmediata me hacen suplicar e invocar al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Santo”, y me permiten permanecer en constante petición para poder reconocer su consistencia y mi consistencia última, que no es otro que Cristo mismo. Del mismo modo, uno no tiene más remedio que reconocer que ellos son amados igual que yo, lo que me lleva a tratarlos y a atender sus limitaciones físicas con el mismo cariño que me gustaría a mí ser tratado, lo que hace que espere y respete sus tiempos, y a estar atento como si fueran mis hijos pequeños, que lo necesitan todo. Ha nacido una amistad con las monjas, de manera que hace unos meses murió mi amigo Pablo, y nada más vernos nos lo comunicaron como si Pablo fuera nuestro, como así es. También se ha creado una amistad con los trabajadores de la Residencia y sobre todo con los residentes en cuyas miradas se aprecia una alegría particular cuando nos ven aparecer.
Carta firmada, Córdoba (España)
«Al vivir la fe la razón se sana»
Esta frase que dijo Carmen cuando vino a Granada a presentarnos el segundo apartado del capítulo de Escuela de comunidad sobre “El dinamismo de la fe”, la he repetido en mi cabeza una y otra vez. Me ha servido mucho para poder identificar lo que me viene ocurriendo, especialmente desde el curso anterior. El impacto que me causó escuchar esta frase, en ese momento, ha sido como encontrar un tesoro. Hace dos años, mi marido estaba cansado de terminar un contrato laboral y empezar con otro. Su trabajo siempre dependía de subvenciones de la Junta de Andalucía para ejercer como orientador laboral, aunque él es trabajador social. Yo al ver que se sentía humillado, agotado… se me partía el corazón; él me hacía comentarios como: tú mereces algo mejor, o me preguntaba: ¿cómo puedes quererme si no valgo nada? Ante esto, me clavé de rodillas ante el Señor y le dije: «Padre, ten misericordia de nosotros y ayúdanos a identificar lo que Tú tienes pensado para nosotros». Las noches eran largas y el sueño breve, y en una ocasión, a media noche, hablando con el Señor le dije: «Señor, Tú sabes que me tienes que hablar a gritos porque estoy bastante sorda, me vas a tener que poner unas señales muy claras para que yo las pueda identificar». Continué diciéndole: «Vamos a pensar en las cualidades que le has dado a José Manuel. Desde pequeño, destaca su habilidad manual, siempre ha podido presumir de este don que le has regalado, entonces vamos a pensar en trabajos que requieran habilidad manual». En este punto, me quedé dormida un rato en el sofá, al abrir los ojos, lo primero que se me vino a la cabeza, como un letrero luminoso, fue: prótesis dental. Cuando se levantó José Manuel se lo dije enseguida y en principio se echó a reír, pero a partir de ese día los signos se repetían constantemente y parecía que todo nos remitía hacia esa hipótesis. Finalmente aceptamos la propuesta y él comenzó un curso. Poder vivir junto a él esta experiencia ha sido un regalo porque él ha sido un ejemplo de lo que significa la constancia, la fe, el amor a su familia, qué significa el esfuerzo físico y mental, etc. Me he preguntado muchas veces a lo largo de estos años, cómo hubiese vivido yo esta situación sin fe, y la respuesta es clara y contundente: con una razón enferma (llorando todo el día, pensando que somos unos desgraciados, etc.). Pero mi Padre que es tan generoso, no ha levantado la mano de mi cabeza. Ha sido una experiencia de fe, una de las mayores vividas, llenos de alegría al experimentar cómo cada día es mejor que el anterior, que estamos en el camino que nos lleva a Cristo porque de lo contrario nuestra razón estaría enferma. Por último quiero deciros que José Manuel ya es protésico dental, está haciendo su propio laboratorio en el trastero de la casa, de 35 m y con unas vistas hacia la Sta. Catedral, maravillosas. Absolutamente todo lo están haciendo su padre y él, y esta relación ha sido otro regalo porque compartir ese duro trabajo, ha servido para que su relación se fortalezca, para que las asperezas del pasado se conviertan en exquisita miel. Este verano seguirá haciendo prácticas de protésico dental en un laboratorio en Málaga. Este mes ha sido el último para cobrar la prestación por desempleo y curiosamente desde que comenzó el mes no han parado las ofertas de empleo. Desde el viernes que viene trabajará los fines de semana de julio y agosto en Cáritas Diocesana como educador social en el programa “punto de encuentro familiar”. Para el próximo curso seguirá impartiendo en Cáritas cursos de auxiliar de ayuda a domicilio, que viene impartiendo desde hace tres años; en un laboratorio de prótesis dental le han ofrecido dar un curso de prótesis dental; a través de Victoria se ha puesto en contacto con distintos laboratorios con los que trabaja una amiga suya odontóloga, y tiene posibilidades de trabajar allí. Y como yo le digo a José Manuel, esto acaba de empezar. La Escuela de comunidad junto a nuestro queridísimo visitor Juan Alonso, han sido nuestros testigos, mediante los cuales hemos alcanzado esta certeza, por eso quiero daros las gracias a todos y a Dios. Junto a vosotros sería capaz de ir hasta el fin del mundo.
Maribel, Granada (España)
Memoria
Por razones de mi trabajo como ingeniero supervisor de construcción de carreteras del Instituto Nacional de Vías de Colombia, tuve la grata oportunidad de retornar al pueblo de Santa Cruz de Mompox, que con sus siete iglesias se encuentra ubicado a orillas del Río Grande de la Magdalena, vía arteria que en épocas de la colonización española era surcado por conquistadores y evangelizadores. Mompox era un punto estratégico intermedio para el comercio entre el puerto de Cartagena de Indias y la capital Santa Fe de Bogotá. Adicionalmente fue importante para la Corona Española por la laboriosidad de sus orfebres en el trabajo de filigrana del oro, el cual aun se conserva, y porque a este sitio llegaron muchos sacerdotes que querían satisfacer el deseo de los Reyes Católicos de transmitir la Fe en la región. La primera orden en llegar fue la de los dominicos, en 1540, luego siguieron Franciscanos, Agustinos y Jesuitas. En 1564, Monpox fue visitado por san Luis Beltrán, y en 1610, por san Pedro Claver. En este pueblo, hoy Patrimonio Histórico de la Humanidad, con sus 470 años, con su centro de manzanas cuadradas, con sus siete albarradas, seis calles y quince callejones con nombres que recuerdan santos ilustres como demostración inconfundible del acendrado y profundo sentimiento cristiano de su población se celebra la semana santa con mayor tradición en nuestro país. En este Santa Cruz de Mompox coexisten dos tiempos, quizá uno queriendo hacer sucumbir al otro sin lograrlo, pues aquí se reconoce la presencia de Cristo en los pasos que caminas, en la mirada al horizonte, en el silencio, en Santo Domingo, San Juan de Dios, San Francisco de Asís, la Inmaculada Concepción, Santa Bárbara, San Agustín y en la Capilla del Cementerio. «Señor Jesús, ¿qué son 470 años en la vida de un pueblo como Santa Cruz de Mompox? ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?». Somos apenas una leve brizna en el tiempo. Al volver al trajín diario, al “hermoso” ruido de la metrópoli, vivo también esa coexistencia de tiempos y por Gracia tuya, Señor, reconozco tu presencia en la voz y el rostro de los amigos que me has dado como compañía, son ellos con su mirada los que me permitirán continuar el camino hacia ti.
Osvaldo, Bogotá (Colombia)
Coaching y Escuela de comunidad
«El término Coaching, procede del vocablo inglés, to coach, entrenar.
En el entorno empresarial y laboral, se conoce por C, al proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador, y la persona o grupo implicados en dicho proceso, buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades. Hoy en día, es vital conseguir objetivos, nuevos retos, nuevas metas. Necesitamos disponer de otro punto de vista, de alguien que nos oriente y forme a la vez. El trabajo del coach no sólo estará enfocado en lograr lo que te propones, sino también en aplicarse todo él en escucharte en todo y en aconsejarte en todo. Te traza un plan de acción para lograr tus metas, personales y profesionales, con ejercicios, eficacia y acción. Sirve tanto para aumentar tu automotivación como para salir de una crisis personal complicada. Desde 75 euros al mes, primera sesión gratis».
Tengo un compañero de trabajo (con una nómina unas seis veces superior a la mía, o más) entrenadísimo desde pequeño por Harvard y, actualmente por un coach de diseño. Lleva tres días sin levantar cabeza porque a su gata le han diagnosticado un cáncer, y se le va, sin remedio, su apoyo afectivo más estable. Es obvio que el contrato con su mencionado no dice ni pío del resto de las implicaciones y características de éste nuevo grupo humano. Últimamente me he sentido muy tentada de hacerme con un coach, pero éste último dato me ha echado definitivamente para atrás: me pregunto quién te forma para cambiar, en nombre de qué se puede afirmar la positividad de la vida cuando la circunstancia es dolorosísima, qué da dignidad a la vida o dónde radica el verdadero éxito de las cosas cuando los proyectos se van al garete. De los proyectos que he tenido sobre mi vida, no me ha salido ni uno como yo quería. Pero puedo hablar con esperanza y sensatez de la muerte, la soledad, la frustración o el olvido, cuando la mayoría no sabe qué decir sin menear la cabeza. Ganar el premio Nobel no me daría más satisfacción que volver a recuperar algunas relaciones rotas, que sólo esperan el perdón como única estrategia. Ser querida y valorada sea cual sea mi circunstancia o mi último pecado me hace sentir como una reina donde quiera que esté. Cada vez tengo menos esa necesidad más que pudorosa de censurar lo feo y lo doloroso para ser aceptada sólo por lo agradable. Sin restar un ápice de esfuerzo y de dolor, llevo ya mucho años siendo acompañada y estimulada a buscar mis propias soluciones, las herramientas y los recursos necesarios para encontrar las respuestas. En la Escuela de comunidad, tengo acceso a reunir toda la información que necesito sobre mí misma, y que no me dan otros ámbitos de la vida, y puedo cotejar si me acerco o no al objetivo marcado: el destino último de mi vida. El coaching, en cambio, tiene lugar en un contexto definido, limitado, ya sea de una tarea, una habilidad, una creencia, una idea, un pensamiento, un rol o una responsabilidad específica. En la experiencia cristiana, el ámbito es la vida entera. Mi compañero de trabajo daría su vida por tener lo que yo tengo, la suya, y las siete de su gata. Me apostaría lo que fuera.
Almudena, Madrid (España)
Cada día, el ciento por uno
Publicamos la carta que una madre, que se está sometiendo a un tratamiento médico severo, escribe a su grupo de Fraternidad y la contestación de una amiga.
Como muchos ya sabéis, estos últimos días he estado de médicos y de pruebas para comprobar cómo están las cosas después del último tratamiento. La conclusión de los dos médicos con los que he hablado es que los seis ciclos de quimioterapia no han hecho nada y me encuentro como estaba hace nueve meses (algo es algo) y con los marcadores tumorales subiendo. La propuesta de este nuevo oncólogo es darme de nuevo quimioterapia, con los fármacos de la primera vez (a los que respondí muy bien). La diferencia es que me la darían todas las semanas, cada lunes, y sin saber a priori el número de ciclos que harían falta. No sé si os podéis hacer una idea de todo el vértigo que se experimenta en un momento como este. En primer lugar, por la confirmación de que esta es una enfermedad larga y nadie te habla de curación, únicamente de períodos mejores y peores. En segundo lugar porque el cuerpo se resiente de tanto tratamiento y la mente se resiste al sufrimiento. Y en tercer lugar, porque no vivo sola (gracias a Dios) y mi enfermedad afecta a toda la familia, con sus pros (que también los hay) y sus contras. Mis certezas siguen intactas. Sé, por experiencia, que Dios me quiere y que estos dos años han estado cargados de una positividad tan grande que no renunciaría a ellos por nada. Sé que Él se hace presente en nuestras vidas a través de las cosas que nos ocurren y que reconocerle aquí es la posibilidad de vivir el ciento por uno cada día. Pero todo esto, que me permite vivir no solo tranquila, sino también contenta, no me ahorra el vértigo que os decía antes y que ahora experimento con fuerza. Por eso me encomiendo de nuevo a vuestras oraciones y os pido que sean aún más intensas. Sé que ya lo hacéis, como tantísima otra gente, tanto es así que la Doctora de la radioterapia dice que mi caso es rarísimo y que no ha encontrado una sola cita con un proceso similar por su gravedad, evolución y recuperación, y yo (aunque todavía no se lo he dicho), creo que se debe a las oraciones de todos, que interfieren con la ciencia. Pedid por mí, por Pepe y por mis hijos, para que esto sea, de nuevo, una ocasión de crecimiento para todos, también para vosotros, y de esta manera se manifieste la gloria de Cristo.
Belén
Belén, tu testimonio me ayuda a ver cómo actúa el Señor en mis amigos. Creo que ante la durísima circunstancia que atraviesas, y tu familia contigo, ver que no te concibes huérfana, sino hija, me llena de certeza y de esperanza en que ya puede pasarnos lo que nos pase, la mano buena del Señor está con nosotros y nos acompaña y abraza. Eso hace que uno no vuelva a tener miedo, aunque pueda sentir, como tú dices, vértigo. Lo que nos sucede es siempre lo mejor. Pido cada día a san José por ti y por supuesto seguiré haciéndolo, en la certeza de que él, que cuidó del Señor y de María, no nos dejará de su mano.
Elena
Los vínculos que salvan la libertad
Publicamos un pasaje de una carta que Ingrid Betancourt escribió a su madre desde el cautiverio, y el comunicado que la Conferencia Episcopal de Colombia ha emitido después de su liberación.
«Quiero pedirte mamita linda que le digas a los niños que quiero que me manden tres mensajes semanales (...) Nada trascendental, sino lo que puedan y se les ocurra escribir de afán (...) No necesito nada más, pero necesito estar en contacto con ellos. Es la única información vital, trascendental, imprescindible, lo demás ya no me importa (...). Como te decía, la vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa. Tengo una repisa donde pongo mi equipo, es decir, el morral con la ropa y la Biblia, que es mi único lujo. Todo listo para salir corriendo. Aquí nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la única constante. (…) Es importante que le dedique estas líneas a aquellos seres que son mi oxígeno, mi vida. A quienes me mantienen con la cabeza fuera del agua, no me dejan ahogarme en el olvido, la nada y la desesperanza. Ellos son tú, mis hijos, Astrica y mis chiquitines, Fab, tía Nancy y Juangui. Todos los días estoy en comunicación con Dios, Jesús y la Virgen (...) Aquí todos tienen dos caras, la alegría viene y luego el dolor. La felicidad es triste. El amor alivia y abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo. Durante años no pude pensar en los niños y el dolor de la muerte de mi papá copaba toda la capacidad de aguante. Llorando pensaba en ellos, sentía que me asfixiaba, que no podía respirar. Casi me enloquezco con la muerte de mi papá. Nunca supe cómo fue, quiénes estaban, si me dejó un mensaje, una carta, una bendición. Pero lo que ha aliviado mi tormento es pensar que se fue confiando en Dios y que allá volveré a abrazarlo. De eso estoy segura. Sentirte fuerte ha sido mi fuerza. Tengo en mi memoria cada una de las edades de mis hijos. (...) Y si tuviera que morir hoy, me iría satisfecha con la vida dándole gracias a Dios por mis hijos. (…) Bueno, madre, Dios nos ayude, nos guíe, nos dé paciencia y nos cubra. Por siempre y para siempre».
Las palabras de la Conferencia Episcopal de Colombia
En diversas oportunidades invitamos a nuestras comunidades para que nos uniéramos en oración por las personas víctimas de las diversas formas de secuestro. Hoy nuestra exhortación es a que expresemos nuestra acción de gracias a Jesucristo, el Señor de la vida, por estos quince hermanos nuestros que han recuperado su libertad en esta semana, después de un largo tiempo de sufrimiento. El momento es propicio para expresar nuestra alegría unidos a cada una de las familias que los reciben ahora en sus hogares.
Manifestamos nuestros sentimientos de felicitación al Señor Presidente de la República, a los Señores Comandantes de las Fuerzas Armadas y a los otros Organismos del Estado, que organizaron la operación del rescate sin derramamiento de sangre. Como ellos mismos lo han expresado, es este el resultado de la oración de todos los compatriotas.
Unimos nuestra oración a la del Santo Padre Benedicto XVI y a la de todo nuestro pueblo para que continuemos avanzando por los caminos del perdón, la justicia, la verdad y la solidaridad, hacia la recuperación de la libertad de todas las víctimas del secuestro y el logro de la paz para todos los colombianos.
Hacemos un llamado a los grupos armados para que piensen, con sentido de solidaridad, y auténtico amor a la Patria, en aceptar los caminos de paz que ahora están en sus manos. Continuamos en nuestra disponibilidad de servicio para crear las condiciones que signifiquen avances en la recuperación de la paz integral para todos nuestros compatriotas. Que Nuestra Señora de Chiquinquirá interceda por todos los habitantes de Colombia.
Bogotá, D.C., 4 de julio de 2008
¿Qué está en juego en lo que acontece?
El acontecimiento de la liberación de 15 secuestrados que estuvieron por más de seis años en poder de un grupo guerrillero, por medio de una operación militar en la cual no se disparó un solo cartucho, ha permitido a todos volver a escuchar las palabras: “Dios”, “Milagro” y “Felicidad” con un valor y significado nuevo y profundo. “La mano de la Virgen en este proceso es clara para mí”, decía Ingrid Betancourt explicando que la coincidencia de hechos que llevaron a su rescate no se hubiera podido dar sin una intervención milagrosa.
Una de las más graves consecuencias que el conflicto armado ha generado en nuestro pueblo es la pérdida de la conciencia cristiana al afrontar la realidad, introduciendo una mentalidad sustentada en los criterios de poder, favoreciendo la pérdida de la fe y esperanza cristianas, suplantándolas por una resignación fatalista y al mismo tiempo un optimismo ingenuo que genera violencia.
Que una persona como Ingrid explique ahora los sucesos como triunfo de la fe y abiertamente reconozca que además del amor a sus hijos y a su mamá lo que la ha mantenido viva durante seis años es su fe en Dios; que dicha fe le permita perdonar a sus captores; que los jefes militares y de gobierno reconozcan que en el operativo de rescate, “estuvo la mano de Dios”, quizá pueda sonar a frases de cajón, pero para quien está atento, son el reclamo a ver al Misterio que se manifiesta en la historia.
Fijarse en lo que ocurre y adherirse a lo que nos precede, es decir, a la iniciativa del Misterio en esta circunstancia, nos sugiere de forma evidente la dependencia absoluta de Otro. Es Otro quien hace la realidad y la gobierna, despertando de nuevo la sed de infinito, la exigencia de felicidad, de justicia, de verdad, de amor, por medio de 15 hombres que experimentan el milagro de la libertad. Nos ha mostrado que gracias a la fe, forma nueva de conocimiento, la realidad puede ser amada y vivida plenamente.
Existe un lugar, la compañía de la Iglesia, que nos educa a mirar y vivir los acontecimientos de tal modo que la libertad como fruto de la fe, se convierte en la fuerza de nuestra vida, fuente de esperanza cierta y lugar de perdón.
Comunión y Liberación Colombia, Julio de 2008
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón