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Huellas N.2, Febrero 2014

BREVES

La Historia

Una hermana en Death Valley

Tocan a la puerta. Francesca va a abrir. Es Imán, su nueva amiga saudí. Vive unas pocas casas más allá y se conocieron en una cena con los compañeros de su marido. Estamos en Inglaterra, en Durham, una pequeña ciudad universitaria del noreste. Casas bajas y mucho silencio. Esta mujer es musulmana, no lleva velo pero tiene uno preparado en el armario para cuando vuelva a su patria.
«Eres tú, ¿cómo estás?». Francesca nunca había imaginado que, viniendo de Milán, un día se encontraría aquí recibiendo esta visita. Imán se ha enterado de que habían venido sus padres y quería venir a saludarles. Aunque las dos mujeres se conocen desde hace apenas unas semanas.
Ahora a Francesca le suceden este tipo de cosas. Pero los primeros meses fueron terribles. Tener que dejarlo todo deprisa para seguir a su marido. Renunciar a su trabajo como educadora, que le encantaba. Al llegar se encontró sola con un hijo de dos años y otro en su vientre. Y se decía: «Aquí también lo tengo todo, ¿por qué estoy tan mal?».

Francesca lleva unos días pensando en eso. Piensa en aquella fatiga y en lo que la rescató. Cuando decidió que lo único en lo que podía apoyarse era en lo que había vivido en Milán: el movimiento. Sus amigos no estaban, pero estaba el libro de Escuela de comunidad. Estaban la misa matutina y los salmos de los Laudes. La dificultad abrió camino a la fidelidad. A partir de ahí, poco a poco, aquella misma realidad comenzó a hablar. A hacerse amiga suya. Y Francesca empezó a encontrar y a dejarse encontrar. Primero el International Mum Group, donde conoció a Yong, Lang y Kata. Luego el play group para los niños…
Fue entonces cuando llegó también Imán. Igual que las demás, coreanas y chilenas, se ve que viene de otro mundo, Arabia Saudí. Otras ideas, otro Dios. Otras costumbres. Pero es bonito tener a alguien que vive cerca, que te acompaña sinceramente. «Aquí tengo a una amiga», dice para sí mientras la abraza. «Y pensar que yo ya había tildado a este lugar de Death Valley, el valle de la muerte…».

Imán entra en casa llevando en sus manos un hermoso juego de café árabe. Lo deja sobre la mesa y saca también un regalo. Es su perfume favorito, algo que la vuelve loca. «Gracias, no tenías que hacerlo». Imán sonríe a Francesca, pero se dirige hacia su madre. La abraza. Nunca la había visto así, ella es siempre muy comedida. Verdaderamente, es una amiga. O al menos, eso es lo que piensa Francesca.
Pero cuando Imán abre la boca delante de su madre, sucede algo aún más grande. «Señora, yo no suelo ser tan friendly. Pero me siento como si viniera a ver a mi madre. Porque Francesca es mi hermana».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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