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Huellas N.2, Febrero 2014

GIUSSANI / 2005-2014

«Tenemos el mismo deseo»

Paola Bergamini

Son palabras de un chico de GS tras haber leído la biografía de don Giussani. ¿Qué está naciendo de este libro? Un directivo de la Lega Coop, los presos de Como, los chavales de los institutos de Milán, Uganda y otros rincones del mundo. Una primera reseña de hechos y respuestas

«De todos modos, don Giussani ha entrado en mi vida de manera clamorosa e inesperada». Paolo Zaccarelli, director de recursos humanos en la Lega Coop (la federación de cooperativas de consumo nacidas en el área social de la izquierda italiana) en Carpi, no ha conocido nunca en persona a don Giussani. Acaso tan sólo había oído hablar de él o quizá, sencillamente, le había “conocido” a través de los amigos con los que desde hace tiempo tiene una relación de estima. En octubre, estos amigos le hicieron llegar la biografía que ha escrito Alberto Savorana, invitándole después a presentar el libro en Módena ante centenares de personas. Página tras página ese cura de Milán se ha hecho su compañero, ha entrado en diálogo con él. Hasta el punto de hacerle decir: «La lectura del libro me ha hecho juzgar mis treinta años de trabajo».
No sólo a Zaccarelli. En estos últimos meses la Vida de don Giussani ha irrumpido en la vida de muchos que han empezado a leerla. Su humanidad les ha sorprendido y conmovido de una manera “clamorosa e inesperada”. Casi un desafío que te deja intranquilo. Incluso a los que desde hace años viven la vida del movimiento y que conocieron a don Giussani. No te deja tranquilo porque según vas leyendo, la vida late; no hay recuerdo que lo resista, sino una memoria viva de algo que puedes encontrar hoy, que no es tuyo, que te es dado. «Si no fuese tuyo, oh Cristo mío, me sentiría una criatura finita». Lo documentan muchos hechos que empezamos a relatar en este número. Como se lee en las últimas líneas de la introducción del libro: «Lo mejor está aún por venir».

Promesa cumplida. Durante las vacaciones de invierno de GS, cuatro chicos de Módena que habían empezado a leer el libro deciden presentarlo en una velada. Acaban de empezar a leer la biografía, pero hay algo que les apremia, algo que quieren comunicar a sus amigos. Hasta el punto de indicar la página y el número de la línea. Durante el encuentro, Francesco dice: «Me ha impresionado, y sigue grabado en mí, que Giussani y yo tenemos el mismo deseo. Sólo hay una cosa que nos diferencia: que en él la escucha de este deseo fue continua. Me urge decir que medirme con la vida de don Giussani, leer sobre su nacimiento y su infancia, me ha ayudado a darme más cuenta de la grandeza de mis “pobres” padres (como diría él), de los sacrificios que han hecho por mí».
Alberto y Zef, presos de la cárcel de Como, han leído el libro juntos en la celda. Un párrafo cada día, en voz alta, porque, como escribe Alberto, «así lo vivía en directo y las emociones se sucedían. Es increíble ver cómo don Gius no dio jamás un paso atrás en la obediencia y en poner siempre el amor a Jesucristo en primer lugar. Si me preguntasen quién es hoy para mí, respondería: “es como san Pablo”. Su juicio sobre la realidad, sus profundizaciones, sus razonamientos… Bajo la acción del Espíritu Santo, él y san Pablo han hecho muchas cosas parecidas en distintas épocas». A Zef le parecía «estar allí con don Gius mientras hablaba y participaba en una asamblea. Yo realmente lo he vivido». Sin embargo jamás le ha visto: «Tenemos la suerte de ser hijos de don Giussani, porque él entendió que estaba en el mundo como una promesa. No tenemos que dar “saltos mortales” para ser sus hijos, tenemos que amar como él la verdad, como él nos ha amado a nosotros, es decir, a mí y a ti. Esta es la promesa que se está cumpliendo aquí y ahora». Tras las rejas de una cárcel.

Séptimo capítulo. Lo mismo pasa en un ambiente distinto, en la otra punta de la geografía italiana, en el Instituto Sacro Cuore de Milán. En los primeros meses de clase emerge una necesidad entre los profesores: la hora de lección tiene que ser «un acontecimiento; la transmisión del saber se renueva en una continua relación entre profesor y alumno», explican Raffaela Paggi y Anna Frigerio, respectivamente directoras del colegio y del liceo científico y clásico. Empieza una búsqueda de textos que ayuden a centrar los términos del problema, pero sobre todo se buscan ejemplos y testimonios de enseñanza. La lectura de la biografía, en concreto del séptimo capítulo, se convierte en el punto con el que medirse. Cuenta Anna: «Nos ha sorprendido ver cómo Giussani desarrollaba sus clases y las preparaba hasta los mínimos detalles. Para él no había contradicción entre una propuesta bien definida, dirigida a fijar los puntos fundamentales en el recorrido del conocimiento (llegando al dictado de los apuntes al final de la clase), y la total apertura a lo que sucedía en los diálogos durante y después de la lección. Para Giussani el diálogo no era un mero intercambio de opiniones: estaba dirigido a que el otro pudiera ejercitar su razón y ejercer su libertad». Todo un desafío a ponerse en juego durante la clase.

Apasionante. Desde hace siete años, Mauro trabaja para un proyecto de la ong AVSI en Uganda (www.avsi.org). Sólo había visto a don Giussani un par de veces por videoconferencia. Cuando empezó a leer el libro, pensaba que encontraría «una bonita historia, nada más». En cambio cada página supone para él una novedad, que le acompaña en su trabajo. Algunos episodios le vuelven constantemente a la cabeza. Como cuando Giussani, siendo un jovencísimo cura, se encuentra en el confesionario con una mujer exasperada con su marido y sus hijos. «¿Por qué no los acepta? Ámelos». Cuenta Mauro: «Me levanto con esa imagen en la cabeza y pienso: “¿He intentado querer a mis compañeros por lo que son, más allá de los problemas, de los desacuerdos?”. Entonces la jornada continúa con una alegría nueva». Como le sucedió a esa mujer.
En el estrado del Palacongressi de Rímini, también está Sergio Gambini, ex diputado del PD (Partido Democrático, la agrupación política del centro izquierda). Por su historia política, Giussani y CL eran realidades que veía de lejos, algo desenfocadas. Después, la lectura de la biografía hizo nacer en él una «verdadera y sobrecogedora pasión por un camino que no conocía y que ahora deseo que hagamos juntos».
Gambini, sorprendentemente, reencuentra en el libro lugares, personas, acontecimientos de su tierra: el Meeting, Riccione 1976, monseñor De Nicolò. Hasta aquel viaje en tren de don Giussani… Pero hay un punto en su historia que le sorprende: el 68. «Mientras nosotros, los marxistas, buscábamos el cambio de las estructuras sociales, él decía que la revolución debía llevarse a cabo en nosotros, en la construcción de la comunidad cristiana. El desafío todavía está abierto para cada uno. Sin duda no debió ser fácil seguir el ritmo de un hombre así, que situaba continuamente la meta más allá». Fácil no, pero sin duda apasionante.
Llegan sms, correos, mensajes que contienen una frase que le ha llamado la atención a alguien, un episodio desconocido que se graba en el corazón hasta el punto de llevarlo en la memoria durante toda la jornada. Algunos escriben que tienen el libro repleto de post it con sus notas. Otros leyeron en seguida los capítulos que «se referían a mí y me doy cuenta de que entonces no había entendido nada. Sólo había percibido que había algo grande». Algo grande que ahora, por la experiencia de “conocer” a don Gius, se hace más evidente.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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