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Huellas N.8, Septiembre 2013

JMJ / Papa Francisco

Su misión es mi corazón

Alessandra Stoppa

El Santo Padre «ha venido a hacerse cargo de mi felicidad». Julián de la Morena, responsable de CL en América Latina, habla de los días de la Jornada Mundial de la Juventud

Eran muchos los que estaban esos días en la playa de Copacabana, y aún están conmovidos por el silencio. Tres millones de jóvenes reunidos, y aun así delante del Papa sólo se oía el rumor del mar y de los helicópteros que sobrevolaban sus cabezas. «Han sido días de escucha y de silencio». Es lo primero que dice también Juliánde la Morena. Responsable de CL en América Latina, en la JMJ ha acompañado el camino de seiscientos jóvenes. «Para mí, guiarles ha sido servirles. Vivir todo con ellos y como ellos». De la mañana a la noche, en un saco de dormir en un hangar del puerto de Río de Janeiro.

¿Qué tipo de experiencia ha sido la JMJ?
La experiencia de que la fe es un hecho. Una presencia. Que ayuda al hombre a mirar la realidad de un modo nuevo y que genera un pueblo que camina. Durante todo el día caminábamos detrás de un testigo clarísimo.

Y usted, ¿cómo vivió esos días?
Hace un tiempo, en misa, noté que había un chico al que le brillaba la mirada. Al terminar, salí corriendo para detenerlo porque sus ojos eran los más bellos que había visto ese día. Él no se daba cuenta – ¡nadie mira sus propios ojos! –, pero me dijo que volvía de un encuentro con el movimiento que había sido precioso. Un tiempo después volví a verle y sus ojos ya no brillaban. «Debo darle una nueva chance a la fe», me dijo. Así que le invité a la JMJ: «Tú has visto que los ojos brillan cuando algo sucede. Podemos ir a Río con este deseo de que pueda suceder de nuevo un hecho, una gracia que no es nuestra». Y para mí ha sido algo bellísimo.

¿Por qué?
Porque he vivido esos días llevando en mi corazón la pregunta de este chico y de todos los que necesitan, como yo, un hecho que done una luz nueva a nuestra mirada.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?
El Papa me hizo mirar inmediatamente el único tesoro interesante de la vida: «No tengo oro ni plata, sólo a Cristo». Pero lo que más me impresionó fue cuando pidió permiso para vivir esa semana con nosotros: «Quiero llamar suavemente a la puerta de vuestro corazón». ¡Estas palabras me las decía a mí! Esos días, en los que todo estaba organizado, lo más importante fue un imprevisto: un hombre que me hacía una propuesta. Creo además que el discurso a la Conferencia episcopal de América Latina es hasta el momento uno de los más decisivos de su Pontificado. Volvió a insistir en el documento de Aparecida de 2007, indicando el paso a dar. De un viejo mundo de reflexiones pastorales y sociológicas, a otra concepción: el origen del juicio, el punto de partida de la mirada, es Cristo. Nos pide que miremos la realidad desde Cristo.

¿Qué ha cambiado la JMJ?
La primera revolución es que Río ha acogido en las familias a cien mil personas: la gente ha abierto sus casas para recibir a quien no conocía. La «cultura del encuentro» de la que habla el Papa es ya una realidad.

Y en usted, ¿qué ha cambiado?
Antes de partir, le pedí ayuda a Julián Carrón, para que esos días no se quedaran sólo en una fiesta. Lo único que me dijo fue: «Hace falta una cosa fundamental: ¿qué relación tiene la felicidad con el Papa?». Ante una pregunta tan directa al corazón uno no puede huir. Y yo he entendido mejor la misión que Cristo le dio a Pedro después de haberle traicionado: hacerse cargo del corazón de todos los hombres. El Papa ha venido a verme sólo para obedecer a este deseo de Cristo: hacerse cargo de la felicidad de mi corazón. Ahora puedo mirar mi deseo sin miedo porque me ha ofrecido un camino. Francisco ha suscitado muchas preguntas a mucha gente, pero no son preguntas que dejen a la persona incierta. Al contrario, le remiten a una certeza, a la posibilidad de un camino, que es la pertenencia a la Iglesia. Un lugar que educa el corazón.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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