Ha empezado la cuenta atrás hacia la edición 2013 que abrirá sus puertas el 18 de agosto. Se habla de «una emergencia: el hombre» y entre sus exposiciones habrá una que tiene una relevancia histórica, porque por primera vez contará a Occidente la vida y las obras de los santos mártires ortodoxos. La muestra es un fruto inesperado de una amistad verdadera
El padre Georgiy Orejanov, vicerrector responsable del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Ortodoxa San Tijon de Moscú, ya ha estado en el Meeting otras veces y, cuando empieza a contar lo que ha visto en Rimini, es imparable. Relata, uno tras otro, una serie de episodios en los que domina el estupor: «La primera vez tenía la sensación de que había sido catapultado a otro planeta. Me habéis dicho que este año sólo habrá seis exposiciones; ¡a mí me ha dado siempre la impresión de que había cientos de ellas!»
Un comentario durante una cena. Y, entre tantos encuentros, en el Meeting tiene lugar uno que marcará un paso decisivo. Una frase que don Stefano Alberto, docente de la Universidad Católica y uno de los responsables del movimiento, le dice durante una cena, casi en passant: «Estoy convencido de que si la Iglesia en occidente sigue viva, se debe al sacrificio de los mártires de la Iglesia rusa del siglo XX». Se trata de un juicio que traspasa la piel como la hoja de una espada, porque el martirio del pueblo ruso y de su Iglesia es una historia recientísima cuyas heridas están todavía abiertas: demasiado frescas y reales como para “pasar a la historia”, pero tan diabólicamente maquilladas y escondidas por el poder ante los ojos del mundo, que a veces pasan desapercibidas incluso a los ojos de muchos cristianos de oriente. Las palabras de don Pino hablan de un reconocimiento inusualmente claro y explícito. Un juicio que desencadena un torrente de preguntas: ¿de verdad la Iglesia católica nos mira así y comprende tan profundamente la historia de nuestra Iglesia?, ¿de verdad os interesa a vosotros nuestra historia?, ¿cómo es posible que un sacerdote católico diga tales palabras?, ¿quién es don Giussani?
Y tratando de responder a estas preguntas se va profundizando en la relación.
Por un lado, se habla del amor que don Giussani tenía por la ortodoxia, de su método educativo, de su amistad con el padre Romano Scalfi, fundador de Rusia Cristiana. A su vez, ellos hablan de sí mismos y de un sacerdote – el padre Vsevolod Shpiller – que llegó a Moscú y en los años cincuenta empezó a educar de nuevo en la fe, desde el púlpito de su parroquia, San Nicolás, en Kuznecy, y en torno al cual se fue generando una fraternidad de sacerdotes y laicos que, con el tiempo, dio vida a esa obra educativa única en el mundo ortodoxo que es hoy la Universidad San Tijon. «Vosotros sois hijos de la fe y del testimonio de un sacerdote, don Giussani, que, en Italia, supo rescatar de las tinieblas de la confusión del occidente secularizado a millares de jóvenes, llevándolos de nuevo a la luz de Cristo. Nosotros hemos nacido del testimonio de fe del padre Shpiller, que ha iluminado el camino de muchos de nosotros en medio de la oscuridad del comunismo. Tenemos mucho en común», nos repite en más de una ocasión el padre Georgiy: «Somos amigos, debemos conocernos y ayudarnos mutuamente a vivir en el mundo de hoy».
Así es como nace la idea de una de las exposiciones principales del próximo Meeting que es, de hecho, un don: nuestros amigos de la San Tijon nos ofrecen el testimonio de su fe.
La tarea. «Es la primera vez en la historia del Meeting que la Iglesia Ortodoxa viene a hablar de sí misma en primera persona y a contar al mundo el testimonio de fe de los nuevos mártires», subraya el padre Georgiy. La exposición llevará por título La luz brilla en las tinieblas, porque la idea principal que queremos transmitir es que la tarea de la Iglesia, sea cual sea la circunstancia en la que se encuentre, es la de testimoniar a Cristo. En el siglo XX, la Iglesia en Rusia se ha visto ante la amenaza de ser completamente aniquilada, físicamente destruida, y es fundamental mostrar que, incluso en esa situación, no se ha preocupado ante todo de “sobrevivir”, sino de estar viva, es decir, de seguir dando testimonio de Cristo».
Ante nuestros ojos empiezan a desvelarse las claves de la historia de la tragedia de todo un pueblo, de hombres obligados a vivir durante 70 años en la más absoluta oscuridad, en la penumbra del ateísmo. Pero incluso sobre el más negro de los negros se entrevén puntos luminosos, se reconocen las huellas de una fuente de luz que no se agota y nuestros amigos nos ayudan a seguir el rastro que recorre las inmensas distancias de la Unión Soviética – los millares de kilómetros que separan prisiones y campos de concentración, que los condenados estaban obligados a recorrer en condiciones inhumanas – o invade de repente apartamentos situados en los más dispares lugares, donde se reúnen, en secreto, las nuevas comunidades de las catatumbas.
Los rostros de los mártires que encontramos nos hablan, inequívocamente, de una Iglesia viva que sigue mostrando en la historia un Rostro inconfundible. Y que nos reclama, potentemente, a despertarnos del sopor de nuestra vida un tanto aburguesada. Las dimensiones de esta tragedia son surrealistas – se habla de al menos veintisiete millones de muertos – y, recorriendo los hechos, la razón querría negarse a creer que es todo verdad.
«Me impresiona también otro dato, puramente matemático: en el periodo que va desde el bautismo de Rusia a la Revolución, han sido canonizados, en total, poco más de 300 santos, mientras que sólo en el 2000 se llega a 1600. En la exposición contaremos la historia y destino de trece de ellos, pero intentaremos comunicar la dimensión de lo que ha sucedido, de las miles de historias semejantes a las suyas, intentando mostrar los rostros de todos esos santos». Quien habla es Alexandr Filonenko, teólogo ortodoxo de Ucrania, quien desde el inicio se ha implicado en este trabajo junto a los historiadores de la San Tijon, que han dedicado años de investigación a recuperar la memoria de los mártires, llegando a crear una enorme base de datos.
Todos a Moscú. Entre ellos está el padre Alexandr Mazyrin – uno de los más grandes estudiosos de la historia de la Iglesia rusa del siglo XX – y Lidya Golovkova (cuyo testimonio de fe es uno de los protagonistas del libro Libres, de Giovanna Parravicini), que encuentran tiempo y energías para preparar con nosotros la exposición, implicándose directamente en el trabajo con los estudiantes, a los que acompañarán hasta Rimini.
La exposición que llevaremos al Meeting está siendo construida paso a paso por estudiantes y docentes de la San Tijon, estudiantes italianos – guiados por don Francesco Braschi – y ucranianos, capitaneados por Filonenko.
Hemos decidido establecer el trabajo en tres frentes desde septiembre: los universitarios trabajan por grupos en sus países respectivos, estudian la historia rusa, profundizan el significado del martirio para los cristianos, comienzan a conocer las vicisitudes de los mártires rusos; por su parte, los adultos preparan el recorrido de la exposición y, paralelamente se ocupan del trabajo con los chicos. Cuanto más se define la propuesta, más aumenta el número de los que participan con una seriedad y una pasión insólitas. Trabajamos a distancia, pero tenemos claro desde el inicio que, para hacer un camino juntos, es necesario encontrarse, conocerse, confrontarse.
Por eso propusimos un momento común de trabajo a mitad de curso, tres días en la Universidad San Tijon. Nos encontramos todos en Moscú a principios de marzo: unos setenta estudiantes – entre rusos, italianos y ucranianos –, varios profesores, el diseñador gráfico, los comisarios de la exposición y el comité científico.
El programa es completo. Se presenta el recorrido de la exposición, Alessandra Vitez – responsable de las exposiciones – nos habla del Meeting (del que muchos de los estudiantes rusos no saben casi nada), después los universitarios exponen sus presentaciones sobre las figuras de los mártires. Surgen muchas preguntas, se encienden las discusiones, se crea un clima de gran libertad, simpatía y seriedad. Por el nivel se nota que estamos en la universidad, sólo que no se hace más que hablar de Cristo…
El segundo día escuchamos la lección del padre Mazyrin, que afronta el tema del martirio del siglo XX comparándolo con el de las primeras épocas. Nos damos cuenta de que se trata de dos fenómenos muy distintos, tanto por las circunstancias en las que se verifican, como por los métodos empleados por los verdugos, pero vemos también que la causa desencadenante – el odio por Cristo – y el objetivo – barrer Su presencia en el mundo – es la misma. Por ejemplo, el padre Mazyrin nos cuenta que a los cristianos rusos no se les pedía que renegaran abiertamente de su fe, porque todos habían sido condenados por motivos puramente políticos, pero se les forzaba con torturas inimaginables a traicionar a sus hermanos: «Durante los procesos se exigía a los cristianos que declararan el nombre de los miembros de la Iglesia que no aprobaban la revolución. Y negarse a dar esos nombres se consideraba un delito político por el que podían ser condenados a muerte. En realidad, su silencio era un acto de profesión de fe en Cristo: traicionar a los hermanos significaba literalmente renegar de Cristo». Es una pincelada preciosísima de la que tendremos tiempo de hablar en el Meeting, pero que nos reclama ya a una dinámica en la que nos encontramos constantemente y ante la cual también hoy tenemos que tomar posición.
Una absurda masacre. El tercer y último día del seminario está dedicado a visitar los lugares de los fusilamientos masivos. Lidya Golovkova se encarga de que a nuestros ojos y nuestro corazón no se les ahorre nada. Nos habla de la atrocidad más insensata, de una absurda masacre humana en la que un Estado ha devorado a millones de sus propios hijos, recogiéndolos de noche en camionetas camufladas de furgonetas del pan, para conducirlos a lugares desconocidos en los que se les fusilaba y enterraba a razón de un centenar diario. Una locura desenfrenada. Millares de hombres aniquilados, desaparecidos en la nada, como si nunca hubieran existido. ¿Cómo ha sido posible una cosa así? ¿Qué es el hombre? ¿Todo esto, tiene algo que ver con nosotros, con una «trágica posibilidad del alma humana» que es también nuestra?
Durante el trabajo se acerca a saludarnos el rector de la Universidad, el padre Vladimir Vorob’ev, protagonista de la historia de la cual ha nacido la San Tijon, hijo espiritual del padre Shpiller y su sucesor al mando de la parroquia de San Nicolás. Hablar con él de tantos de los protagonistas de la exposición es hablar con alguien que les ha conocido, que ha convivido con su santidad, que les ha amado y les ama: «Creo que si ahora estamos aquí trabajando juntos es porque hemos sido convocados por la oración de nuestros mártires», nos dice. «Y estamos contentos de que este sea un argumento querido para vosotros y agradecidos de poder compartir con vosotros nuestro amor por estos santos testigos de la fe. Vuestra contribución a la exposición en Italia será importante, porque podréis ayudar a la gente a comprender más el sentido de su sacrificio. Todos conocemos la frase de Tertuliano: “La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia”. Y somos conscientes de que vivimos en un tiempo en el que los fundamentos de la misma convivencia humana están gravemente en peligro. […] Nosotros tenemos este credo: estamos convencidos de que en esta situación, podemos recibir ayuda de la sangre de nuestros mártires, porque su sacrificio nos enseña la fe y su martirio brilla en las tinieblas en las que vivimos, indicándonos un camino posible para nuestra vida cotidiana». Y concluye: «Espero que crezca entre nosotros la comunión. Que crezcan la amistad y la comprensión recíproca. Y que estas perduren».
Cuando después hemos hablado con los estudiantes italianos de lo que había sucedido durante los días del seminario, la mayor evidencia era que «no nos lo esperábamos». Porque se podría hablar de tantas cosas – de lo bonito que es preparar una exposición para el Meeting, de que el tema es interesante, de la historia de Rusia, de Moscú, de los ortodoxos, de lo bien que lo han hecho los organizadores, de lo amables que han sido quienes nos han hospedado –, pero no llegaríamos nunca a explicar el hecho de aquella “extraña correspondencia” que todos hemos experimentado durante esos días. Y esto es de lo que queremos ser conscientes viviendo junto a nuestros amigos ortodoxos: ¿Quién la ha generado? ¿Quién la ha hecho posible? ¿Qué nos ha sucedido?
Esta es pues, la pregunta que llevaremos al Meeting.
HUÉSPEDES Y EXPOSICIONES
LAS MIL CARAS DE «UNA EMERGENCIA: EL HOMBRE»
Desde san Agustín a Europa, pasando por Chesterton, Planck y mucho más, un anticipo de lo que veremos en Rimini
El objetivo del próximo Meeting no será sólo el de lanzar una alarma, sino mostrar que es posible recobrar las dimensiones más verdaderas de lo humano. El Meeting lo documentará con un amplio panorama de encuentros, historias y testimonios. El editorialista irlandés John Waters abordará el tema de este año: “Una emergencia: el hombre”. Por otro lado, para ofrecer su propio testimonio sobre “Qué es lo que despierta lo humano”, intervendrán Aleksandr Filonenko, profesor de Filosofía en la Universidad de Jarkov; los americanos Anujeet Sareen (manager) y Jonathan Fields (músico); el profesor de la Universidad de Pekín, Tianyue Wu; y la camboyana Claire Ly.
Entre los encuentros de mayor relieve, destaca el del maestro Lev Dodin, director y dramaturgo ruso, además de director artístico del Maly Drama Theatre de San Petersburgo, que presentará al gran público “Teatro y libertad”; sobre derecho y justicia, un rostro ya conocido para los fieles al Meeting, el profesor Joseph Weiler, de la New York University School of Law; sobre educación, sistemas educativos y capital humano, Elizabeth M. King, directora de Educación de la Human Development Network del Banco Mundial. El arqueólogo Giorgio Buccellati dirigirá una mirada al pasado para comprender el presente.
Por lo que respecta a la ciencia, el Meeting de este año apunta hacia el proyecto Planck con la participación de profesores de fama mundial, como Paul Davies, Nazzareno Mandolesi y José Ignacio Latorre, además de Marco Bersanelli. A la libertad religiosa se dedicará una mesa redonda que contará con la participación, entre otros, de Paul Bhatti, ministro pakistaní para la Armonía nacional.
El domingo 18 de agosto, el espectáculo inaugural contará con el actor Sandro Lombardi en el papel de Agustín de Hipona: fragmentos de sus Confesiones permitirán mostrar el camino dramático de todo hombre hacia el descubrimiento del significado de sí mismo y del mundo (a cargo de Costantino Esposito y Fabrizio Sinisi). En el escenario del Meeting aterrizará también Un hombre vivo, el impetuoso Innocent Smith, nacido de la fantasía de G. K Chesterton. Diez años después de la muerte de Giorgio Gaber, el Meeting quiere rendirle homenaje con una velada en la que volverán a proponerse los videos de sus encuentros en el Meeting en 1985 y 1991, y en la que participarán Enzo Iacchetti y su banda. Pietro Sarubbi, el Barrabás de La Pasión, esta vez será Pedro, el sencillo pescador de Galilea a quien el encuentro con Jesús cambiaría su vida. El texto, de Giampiero Pizzol.
Además de los mártires rusos de los años de la persecución soviética, una muestra a cargo de la Fundación para la Subsidiaridad abordará el tema de La Europa unida, del Atlántico a los Urales. Un recorrido histórico documentado con experiencias de construcción social, cultural y económica que permitirá mostrar cómo el Viejo Continente puede llegar a ser un lugar de auténtica novedad para todo el mundo.
Una historia que comenzó hace 10.000 años es la de la iniciativa del ser humano para sacar provecho de los frutos de la tierra. Es la historia que describe El antiguo diálogo del hombre con la naturaleza, a cargo de la asociación Euresis, para mostrar una interacción virtuosa. Y para intentar responder a los desafíos que plantea una población cada vez más numerosa que alimentar.
Siguiendo los pasos de Innocent Smith, volveremos a la casa de Chesterton, para descubrir a uno de los escritores más grandes del siglo XX. Un viaje – a través de objetos, lugares y experiencias afectivas – que demuestra que para volver a la propia casa hay que salir del umbral de la puerta y dar la vuelta al mundo. Palabra de Hombre vivo.
Una imagen tenue y transparente como una diapositiva: es El Velo de Manoppello, que muestra un rostro de rasgos inconfundibles, los de Cristo. Estudios e investigaciones sostienen que este es el velo con que la Verónica secó el rostro de Jesús mientras subía por el Calvario. La exposición presenta la Relatione Historica inédita, escrita por el padre Donato de Bomba en 1648, sobre la llegada del Velo a los Abruzzos.
Vuelven también en esta edición las exposiciones de la serie Hombres en acción, propuestas de varias realidades que tienen en común su gran pasión por el hombre y por su destino. En concreto, serán cinco los temas tratados: Armenia, cuna de la cristiandad; la comunidad de rehabilitación de drogodependientes El Imprevisto de Pesaro; la construcción de la Basílica de San Petronio en Bolonia; la figura de san Juan Bautista Piamarta en el centenario de su muerte; y la del beato Federico Ozanam, fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Pero esto es sólo un pequeño aperitivo de todo lo que será el Meeting 2013. Durante la espera, en www.meetingrimini.org se puede seguir el backstage de los trabajos de preparación en la sección “Work in progress”.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón