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Huellas N.8, Septiembre 2008

PRIMER PLANO - Meeting de Rimini

El ministro vio que en la cárcel es posible la libertad

Alessandra Buzzetti

Entre los visitantes de la exposición sobre los presos estaba también el ministro italiano de Justicia, Angelino Alfano, que tomó nota de muchas cosas. «Aquí la esperanza no muere y las personas renacen»

«Increíble, toda esta gente haciendo cola para entrar en la cárcel… Y no están enfadados con nosotros. ¿Pero a ti no te produce un poco de rabia verme?». A las 11 de la mañana del lunes Franco comienza a darse cuenta de que podría prolongarse durante toda la semana ese flujo ininterrumpido de personas que desde el día anterior -el de la inauguración- inundaba la exposición sobre los presos en los pabellones del recinto ferial. Él, que está en la cárcel desde hace catorce años, de los cuales pasó los cinco primeros en régimen de aislamiento, y tiene por delante la cadena perpetua, no puede creer lo que ven sus ojos. En un verano en el que la alarma de seguridad ha saltado varias veces a los titulares de los periódicos y al debate político, Franco se encuentra haciendo de guía para muchas personas que no parecen tenerle miedo. Es cierto, pocos conocen el delito por el que se le condenó. Y son probablemente pocos los que intuyen que detrás de su desasosiego, detrás de su rostro bañado en sudor y de su dificultad para mirar a los ojos de sus interlocutores, pesan todos los errores cometidos. Franco se encuentra en una de las últimas filas cuando, entre los visitantes, llega también el Ministro de Justicia. Angelino Alfano, el ministro, no puede leer todos los paneles, rodeado como está de una masa de periodistas y fotógrafos. Pero se detiene para ver el vídeo que, en diez minutos, cuenta muchas historias como la de Franco. Historias de presos que han encontrado detrás de las rejas la esperanza perdida. Este es el desafío de la exposición “Libertà va cercando, ch’è sì cara... Redimir vigilando”: la libertad no depende de las circunstancias externas, sino de un corazón que, gracias a un encuentro, vuelve a tener conciencia de sí mismo. Por eso, incluso el que está marcado por los delitos más graves, siempre tiene una posibilidad de cambiar, de redimirse.
El Ministro toma notas, apunta algunas frases que le impresionan. Comenta: «Oír decir a algunos presos “uno no se salva solo, te ayudan los amigos, te ayuda la compañía, te ayuda un encuentro”, significa escuchar a un hombre que ha comprendido no sólo que se ha equivocado y en qué lo ha hecho, sino también que puede salvarse». «Pero lo que resulta sorprendente es ver cómo, gracias a esta actividad – el trabajo en primer lugar–, la cárcel no es el lugar en el que todas las esperanzas se desvanecen, sino que puede llegar a ser el lugar en el que una persona reconstruya el propio yo, preparándose para una nueva vida». Al finalizar el vídeo, el Ministro se encuentra delante de once hombres de carne y hueso para los que cumplir condena en la cárcel ha sido –como manda la Constitución Italiana– la posibilidad de una reeducación: llega el momento de la foto de recuerdo con los presos-pasteleros del obrador que la Cooperativa Giotto gestiona en la cárcel de Padua, un grupo de presos –acompañados por otros tantos funcionarios de instituciones penitenciarias– que disfrutan de un permiso especial para hacer de guías y explicar la exposición.
Aquí, teniendo delante los datos que demuestran por una parte que la reincidencia, entre los presos que trabajan en la cárcel, se reduce del 90% al 1%, y por otra parte que sólo a 13.000, de los 55.000 presos, se les brinda esta oportunidad, Alfano admite que el indulto concedido en 2006 ha fracasado precisamente porque a la mayoría de los que salen de la cárcel les ha faltado un recorrido educativo, que les permitiera «escoger entre la posibilidad de trabajar y la de volver a delinquir». También Yewu, un chino de 26 años, escucha las palabras del Ministro –que luego lanzará en el Auditorium del recinto ferial la idea de una agencia de colocación para los expresidiarios que hayan aprendido un oficio en la cárcel. Yewu se encontrará dentro de dos meses ante esta disyuntiva, cumplirá sus siete años de condena. «Espero poder reinsertarme en la sociedad gracias al trabajo que me han enseñado los amigos de Giotto. Pero de una cosa estoy seguro sobre mi futuro: el año que viene me gustaría venir al Meeting como voluntario». En el escenario, junto al Ministro, se encuentra Wellington, de 33 años, nacido en Santo Domingo. Está en la cárcel por homicidio desde que tenía 18 años. No duda en enseñarnos cuál es su panel preferido de la exposición; el Hijo Pródigo de Rembrandt. «Porque yo también tengo la misma necesidad que él tiene: un Padre que me abrace». Wellington habla tranquilamente de sí mismo y del momento que más le ha conmovido de estos días: el encuentro con «la señora Vicky. Cuando vino a la exposición, nos dijo que en cierto modo ella también está cumpliendo cadena perpetua. Y eso que ella no está presa. Me conmovió porque nos dio testimonio de que no importa la condición en la que uno se encuentra para poder ser protagonista». También Franco se quedó impresionado por Vicky. La estuvo escuchando con mucha atención mientras ella hablaba de su condena sin posibilidad de apelación, el sida. «Le dije: “yo también cumplo cadena perpetua, pero comparándola con la tuya la mía es más pequeña”. ¿Sabes lo que me contestó?». No, ¿qué te dijo? «”Tú y yo tenemos el mismo problema. Pero también la certeza de que al final Jesús nos abrirá a ambos las aguas del mar Rojo”. Luego me abrazó. También ella conmovida como yo».


SE HA DICHO

JAVIER PRADES Profesor de Teología, Facultad de Teología San Dámaso, Madrid
«”Debemos volver a aprender todo lo que vivieron los cristianos de las primeras generaciones. En nosotros mismos debe estar presente la razón de nuestra esperanza, debemos ser personas que viven la fe y la conocen interiormente. De esta forma la fe es razonable”. Creo que nuestra responsabilidad es dar testimonio. No existe ninguna condición o límite externo que pueda derrotar esta fuerza».

JOHN MILBANK Profesor de Religión, Política y Ética en la Universidad de Nottingham
«Muchas personas consideran la religión como una locura. En realidad, como ha dicho el Papa, debemos mostrar que si no participase de la razón divina, la razón humana ni siquiera existiría, tendríamos sólo la irracionalidad de las fuerzas materiales. Debemos tener fe en la infinitud de la razón y defenderla. Al margen de la fe, existe el nihilismo y, por tanto, el alejamiento de la razón».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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