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Huellas N.8, Septiembre 2008

PRIMER PLANO - Meeting de Rimini

En mi vida, siempre traté de responder únicamente al misterio de Dios

Monseñor Paolo Pezzi

La vida se cumple diciendo «sí». Hace 25 años estaba en el grupo de los voluntarios que construían el Meeting; hoy estoy aquí para contaros mi historia, pero en el fondo es la misma cosa. En mi vida, siempre traté de responder únicamente al misterio de Dios. Año tras año, me di cuenta de que el verdadero protagonista de la historia, es el hombre que concibe su existencia como relación con el misterio de Dios. El Papa quiso que fuera arzobispo de la diócesis de Madre de Dios en Moscú: cualquier cosa me pidan, lo único importante es que tenga claro a Quién tengo que responder.
Mi «sí» a Cristo hoy, es tan concreto como hace 25 años, cuando se lo decía a los que organizaban la construcción del Meeting.
Cuando era joven creía que lo más importante era ser capaz de hacer algo, ser importante. Luego encontré a hombres que hacían de su vida una constante respuesta a la llamada del Misterio, y descubrí que el objetivo de la vida no es alcanzar la perfección. Entonces la cuestión fue cómo podía yo servir a este Misterio. Así entendí que decir «sí» a Cristo siempre coincide con decírselo a personas concretas, a circunstancias reales. Esto es lo que permite una nueva familiaridad con Cristo, de la que nace una certidumbre de positividad que llena todas las relaciones que se viven, incluso con las personas hostiles.
Ofrecer la cotidianidad siempre es fuente de milagros. También la vida de un obispo está llena de cosas áridas: la burocracia, los problemas de gobierno, el tiempo gastado en el atasco de Moscú... Si lo ofreces todo, estas cosas también se convierten en grandes ocasiones de protagonismo, porque tú no determinas las circunstancias de tu vida.
Hace unos años, antes de volver a Rusia, fui a visitar a un amigo monje en la Cascinazza. Mientras nos despedíamos, le dije: «Tú te quedas en el monasterio para que yo pueda ir a la misión, porque no es posible permanecer si no marchándose, ni marcharse sin permanecer». En estos meses descubrí la verdad profunda de esta frase: un nuevo comienzo no implica cortar con el pasado. Marcharse es la ocasión para que el permanecer profundice y radique cada vez más.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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