¿La crisis del mundo musulmán? Según el experto americano ROBERT REILLY (uno de los protagonistas del Meeting) radica por entero en un conflicto intelectual de hace más de mil años, que ha confinado a Dios totalmente “más allá” del conocimiento. He aquí por qué el único antídoto posible hoy es el florecer de un pensamiento que vuelva a partir de la experiencia
Leer la obra de Robert Reilly o hablar con él es como realizar un viaje por la historia intelectual del mundo árabe musulmán. Un viaje que nos lleva a atravesar lo que él define como «uno de los mayores dramas intelectuales en la historia del hombre», empezando por el breve florecimiento de sistemas constitucionales durante el colonialismo, pasando luego por la represión bajo el dominio de distintas ideologías en el siglo XX, para llegar a la ambigua ruptura de la primavera árabe y de sus consecuencias sobre el futuro de la política y de la cultura en Oriente Medio y el norte de África.
El «drama intelectual» del que habla Reilly está en el centro de su libro The Closing of the Muslim Mind (La cerrazón de la mente musulmana; ndr.). El libro aborda el conflicto interno de la filosofía y de la teología islámicas sobre el rol de la razón que se produjo entre el siglo décimo y undécimo, entre los que consideraban que la razón era una característica propia de Dios mismo, los mutazilíes, y los que pensaban que Dios estaba por encima de la razón, y por tanto era inalcanzable para la mente humana, los asherí. Prevaleció esta segunda concepción y, según Reilly, todavía seguimos pagando las consecuencias de su victoria.
En opinión de Reilly, senior fellow para la comunicación estratégica en el American Foreign Policy Council (y huésped del Meeting de Rímini en su última edición), no se trata de una mera curiosidad académica, sino de un tramo de historia fundamental para comprender el mundo islámico actual y cómo los cambios políticos y sociales que se están produciendo en Oriente Medio influirán el futuro.
¿Cuál es, en su opinión, el resultado más probable de la Primavera árabe en Egipto, a la luz de las tensiones entre el Parlamento guiado por los Hermanos Musulmanes y el Consejo militar actualmente en el gobierno? ¿Qué repercusiones podría tener en el resto del mundo árabe musulmán?
Me parece que la región entera se encuentra en vilo entre dos tendencias autoritarias: por un lado, las fuerzas conservadoras de la dictadura, y por otro, el avance del islamismo cuyas bases teológicas y filosóficas no dan ninguna garantía de respeto de la libertad y de la razón. La holgada victoria electoral de los Hermanos Musulmanes y el reciente reforzamiento del poder por parte del Consejo militar lo confirman.
¿Por qué es tan pesimista sobre el futuro en el plano político?
Sinceramente, debo decir que por los últimos mil años. El pensamiento asherí ha facilitado y perpetuado un modelo autoritario porque niega la existencia de una ley natural y concibe su legitimidad como derivado más del poder que de la razón. En el plano cultural, el resultado ha sido un estancamiento intelectual, los intentos de remover la presión asherí sobre el pensamiento islámico han fracasado, en parte porque esa escuela de pensamiento ha sido hábil en acreditarse como ortodoxa y en marginar a los que discrepaban, tildándolos de herejes o, peor aún, de apóstatas. Las semillas de sistemas parlamentarios plantadas durante el período colonial al comienzo del siglo XX, por ejemplo, no han conseguido arraigar. Otros personajes modernistas islámicos, como el pensador egipcio Muhammad Abduh, que vivió a finales del siglo XVIII, vieron sus ideas relegadas al margen del pensamiento islámico, sin poder nunca acceder al cauce principal.
¿Cuál es precisamente la concepción asherí de Dios y de la razón?
Desde que empezó el contraste entre el pensamiento mutazilí y el asherí al final del primer milenio, el modelo vencedor asherí se ha reforzado, custodiando rígidamente una imagen, no discutible, de un Dios abstracto y lejano, que no se puede comprender porque es pura voluntad divina no compatible con la razón humana. Según los asherí, la divinidad de Dios hunde sus raíces en parte en el hecho de que él está “por encima de la razón” y, por consiguiente, no sujeto a los límites de esta facultad humana, que al fin y al cabo ha creado él. La perspectiva de los asherí se asemeja al concepto de “justicia creada por la fuerza” que Trasímaco expone en la República de Platón. Dios es justo porque es el más fuerte, no porque es justo en sí y de por sí. Es la idea de Trasímaco elevada a nivel teológico.
¿Qué ha comportado la rigidez de este pensamiento?
A partir de esta postura, los asherí han renegado por completo de la razón como instrumento capaz de introducirnos en el conocimiento de Dios. En su lugar, han puesto la exclusiva referencia al Corán, que consideran como la trasmisión directa de la palabra de Dios, milagrosamente inmune a los condicionamientos sociales e históricos del contexto en el que fue inicialmente trasmitida por el profeta Mahoma y luego expuesta de forma escrita. A menudo los musulmanes se refieren al Corán como un texto “increado”. Otras formas aceptables para comprender la voluntad de Dios, según los asherí, son los hadiz, los relatos de los dichos y de las gestas de Mahoma y de sus compañeros en el siglo VII. Los hadiz están recogidos en una serie de volúmenes, evaluados por los maestros musulmanes con distintos niveles de credibilidad, según la autoridad de la secuencia de los testigos que va desde los testigos directos hasta la codificación escrita de los relatos. La razón no tiene ningún papel para determinar si un hadiz se puede considerar legítimo o no. Los maestros musulmanes evalúan quién ha trasmitido el dicho, en lugar de juzgar lo que realmente se pronunció y si esto corresponde o no a la naturaleza de Dios.
Oriente Medio ha sido guiado por líderes laicos durante buena parte del siglo XX, pero este fenómeno no ha generado democracia. Al contrario, se han impuesto sistemas autoritarios. ¿Suponen los islamistas una verdadera amenaza aún más grave en una perspectiva de Gobierno liberal?
Es cierto que las ideologías del socialismo pan-árabe y del nacionalismo radical han suplantado a los sistemas constitucionales establecidos durante las monarquías de modelo inglés en muchos países árabes. Por ejemplo, bajo las monarquías de Egipto e Iraq, a comienzo del siglo XX, se celebraron elecciones libres, hubo libertad de prensa, un aparato público profesional y una magistratura independiente, pero los exponentes árabes laicos han erradicado estos sistemas y los han destruido. Los islámicos en esto no tienen responsabilidad, pero el comunismo y el nazismo, en síntesis, son la contrapartida laica de la teología conservadora islámica, porque también se fundamentan en la pura voluntad. Digo sólo que un determinado islamismo es una amenaza igual de grave para la democracia liberal que para otras ideologías.
La Primavera árabe, ¿ha supuesto un cambio en la manera de pensar y actuar libremente de los individuos, a pesar de un siglo de política islámica y de pensamiento religioso? Quizás haya cambiado la situación…
A nadie le gusta estar oprimido. No es ninguna novedad. El problema es lo que llegará en cuanto a partidos e instituciones después de las revoluciones. Los activistas de la Primavera árabe en Egipto, y en otros lugares, son un pequeño núcleo de jóvenes liberales demasiado marginal para determinar en tiempos breves la trayectoria de las revoluciones árabes. El debate político actualmente es sobre todo religioso en los Estados árabes, y la gente vota según este criterio. Además, ¡la tasa de analfabetismo en Egipto ronda el 40%!
Muchos sostienen que hay algo en la cultura árabe que le impide moverse hacia sistemas más liberales. ¿Qué opina al respecto?
El actual debate interno del Islam se centra en “lo que es inherente al Islam”, y liberales y conservadores están en posiciones opuestas. En mi opinión, en lugar de decir “esto es islámico o árabe”, sería más útil decir “las ideas tienen consecuencias”. La idea que uno tiene de Dios tendrá un peso decisivo, y la ortodoxia asherí ha propugnado una particular visión de Dios que ha evitado que la religión se convirtiera en algo más que en un sistema jurídico. El problema es el contexto cultural en el que vive la mayoría de los musulmanes hoy, aunque los árabes y los musulmanes emigrados a EEUU a menudo crecen social y económicamente. Las grandes conquistas del Islam en el siglo VIII y IX y la historia de los mutazilíes, defensores de la razón, muestran de lo que es capaz la fe islámica fuera de su ambiente, actualmente dominado por los asherí. En realidad, la fe islámica y el sistema tribal árabe no han estado en contraste con este recorrido. En cambio, si tu ideología se basa en renegar de la realidad, pagarás las consecuencias, que serán una mente reseca e incapaz de creatividad. Como antídoto hace falta una verdadera filosofía que se base en la experiencia y en la realidad.
¿Qué clase de políticas vería con buenos ojos para Oriente Medio? ¿Hay algo que Occidente puede hacer para alentarlas?
En teoría, los políticos musulmanes podrían formar partidos parecidos a los europeos de inspiración democrática cristiana. Estos partidos deben existir en el marco de un contexto institucional delimitado, respetando los límites de su acción. Como ha recordado Wael Farouq, no hay casi nada de erróneo en los textos constitucionales de los países árabes; el problema es que no se respetan. A fin de cuentas es una guerra interna en el mismo Islam y se combatirá con las reglas del Islam. Creo que Occidente puede hacer muy poco. Ciertamente lo que no necesitan es importar ideologías occidentales, que en Oriente Medio han tenido efectos devastadores. Varios regímenes han introducido a lo largo de estos años el socialismo, el comunismo, el nacionalismo radical, con graves daños para las sociedades árabes. Cada una de estas ideologías ha acabado por aumentar el poder de un hombre fuerte – como hemos visto – y por destruir a las instituciones.
Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Existen grupos, tendencias o personas en los que se puede esperar?
Lo único que juega a favor de los liberales árabes es la realidad. Negar la realidad es algo que encierra un gran poder y nuestra única esperanza es que alguien afirme la realidad. Lo que vemos en personas como Wael Farouq es la realidad que se está afirmando. Una bocanada de aire fresco. Viviendo en el mundo árabe es capaz de una mirada crítica respecto del mundo árabe-musulmán. La reflexión sobre la experiencia está en la base de cualquier verdadera filosofía, como la de Aristóteles. Los acontecimientos del Islam en el siglo IX hundían sus raíces en una forma helenizada de la fe. La helenización del Islam determinó su declive.
DE REAGAN A IRAQ
Robert Reilly, senior fellow en el American Foreign Policy Council, ha sido profesor en la National Defense University y ha trabajado en la Oficina del secretario de Defensa, como advisor para la información de 2002 a 2006. Ha participado en la “Operation Iraq Freedom” en 2003 como advisor del Ministerio de la Información iraquí. Fue director de Voice of America y, de 1983 a 1985, asistente especial de Ronald Reagan en la Casa Blanca. Su último libro es The Closing of the Muslim Mind. How Intellectual Suicide Created the Modern Islamist Crisis (ISI Press).
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