Asiste al Meeting desde los comienzos. Pero este año, por primera vez, ha podido quedarse toda la semana. Y ha descubierto que «allí se juega una partida decisiva, última». Así nos lo relata el codirector de Videonews
Por una parte la hegemonía, por otra la presencia. Un reto que se renueva cada día en el hombre que quiere construir algo en la historia, pero que al mismo tiempo sabe que la vida es un don. Aquí el proyecto, allí el Misterio. O si queréis, para no alejarnos del título de la última edición y de la extraordinaria lección contenida en la espléndida carta autógrafa enviada por el Papa Ratzinger, o los falsos infinitos o el infinito. Huellas me pregunta qué me han enseñado treinta años en el Meeting de Rímini. Este año he participado en él durante toda la semana. He tenido la suerte de estar presente en este evento desde que tenía algo más de veinte años (en la primera edición lo hice como cronista de Radio Supermilano). El Meeting es encuentro con personas y personalidades, famosas y no famosas. Es ocasión maravillosa de conocimiento y de contacto físico con muchas historias humanas. Historias marcadas por esa que hoy aparece como la partida decisiva, clarísima, última. Como si nuestro vivir al final de los tiempos estuviese marcado providencialmente por esta alternativa.
Grandes intelectuales, muchos de ellos no católicos, han pasado por Rímini: desde Ionesco a Tarkovski, desde Testori a Arpino. Grandes científicos, desde Abdus Salam a Jérôme Lejeune. Muchos hombres de Iglesia, santos y pensadores, como Madre Teresa, Juan Pablo II, von Balthasar, el mismo Giussani. Políticos que han hecho historia, como Walesa, Kohl, Andreotti… El desafío se repite. El hombre contemporáneo, si se mide verdaderamente con el destino, con el infinito, y no quiere negar razón humana y deseo del propio corazón, incide en la realidad y la cambia. «Formas de vida nueva», las llamó Wojtyla para describir la novedad de esta cita. Existencias que se ponen en juego confrontándose con Dios, con los demás hombres y con la realidad.
Lo que queda de este año son los encuentros sencillos y profundos con algunos protagonistas: Tatiana Kasatkina, que nos ha permitido contemplar el Jesucristo relatado por Dostoievski, a través de los ojos del gran escritor ruso. O Wakako Saito, la mujer que estuvo presente en Japón cuando don Giussani se encontró por primera vez con los monjes budistas del monte Koya. Pero no se desprecia tampoco el contacto con los protagonistas de la política, a pesar del pensamiento dominante, al que le gustaría vernos a todos en la anti-política. Empezando por el encuentro con el presidente del Consejo Mario Monti que, como sucedió el año pasado con el jefe del Estado Giorgio Napolitano, explicó en Rímini la necesidad de una responsabilidad nacional en un momento dramático de crisis.
Un tipo humano. El otro aspecto decisivo de esta semana riminesa, hoy al igual que hace treinta años, es la posibilidad de estar en contacto y hablar con jóvenes y no tan jóvenes. Como si los grandes personajes, la gran historia y la cultura viajasen dentro del río de historias menos conocidas y a menudo anónimas, que sin embargo pueden constituir igualmente un testimonio. El atrevimiento ingenuo, la curiosidad humana, la alegría de tantos rostros del pueblo del Meeting constituyen un tipo humano, un género, un contexto que los grandes periódicos y las informaciones desprecian con frecuencia. Las personas reales con sus historias, sus sufrimientos y alegrías, son el verdadero extratexto de Rímini. Ese extratexto, diría un estudioso de semiología, es lo que hace que sea grande el texto de las contribuciones oficiales, de los debates, de las mesas redondas. De los eslóganes y de las consignas: desde el restaurante pugliés en el que los camareros eran profesores universitarios hasta los jóvenes del Tg Meeting…
Hegemonía o presencia. Proyecto o Misterio. Falsos infinitos o infinito. Ser un discípulo como Judas o como Pedro. No existen recetas, y no se decide de una vez para siempre. Cada día, en cada cita, en cada encuentro la partida vuelve a comenzar. Es un camino, precario por su misma naturaleza. Un camino que puede ser “de purificación”, como ha escrito Benedicto XVI en su carta. Un camino que es en sí mismo un milagro.
(*codirector de Videonews)
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón