Los actos sobre Oriente Medio, el puente hacia el Meeting de El Cairo y un grupo de amigos que son espejo de la sociedad egipcia y a la vez una anomalía. Desde Rímini, un mensaje para un país que se juega su futuro
El profesor Abdel-Fattah Hassan lleva en la solapa un pin con la bandera de Egipto. Cuando empiezas a hablar con él de política, inmediatamente muestra la punta del meñique derecho: todavía quedan restos de la tinta con la que le marcaron para participar en las elecciones presidenciales. El pueblo del Meeting le conoce como el “hermano musulmán” que tradujo al árabe Educar es un riesgo. Junto a Tahani Al Gibali, vicepresidenta del Tribunal Constitucional; Wael Farouq, profesor de Lengua Árabe en la Universidad Americana de El Cairo; y Hossam Mikawi, juez y presidente de Tribunal Sur de El Cairo, forma parte del comité promotor del Meeting Cairo, el primo egipcio del evento de Rímini. Este, de hecho, se ha convertido en un valioso punto de observación para entender lo que está sucediendo en El Cairo.
Este grupo de amigos es a la vez un reflejo de la sociedad egipcia y una anomalía. Desde el punto de vista político, en efecto, representan a todos los grupos presentes en el país. Tahani Al Gibali está considerada como una de las principales enemigas del presidente egipcio, Mohammed Morsi; Abdel-Fattah Hassan, sin embargo, es amigo suyo personal. Desde el punto de vista religioso, entre los promotores del Meeting Cairo hay musulmanes, católicos y ortodoxos, como la joven diputada copta Marianne Malak. Sin embargo, el hecho de que este grupo exista resulta incomprensible para muchos. Un agudo analista, como el paquistaní Salman Shaikh, director de la sede del Brookings Institute en Doha, no oculta su sorpresa. En una cena con Farouq y Hassan les pregunta: «Venís de posiciones políticas muy distintas, ¿qué es lo que os mantiene unidos?». Farouq responde inmediatamente: «Vivir el encuentro y darlo a conocer al mayor número posible de personas». También al estudioso americano Robert Reilly le cuesta creer que un destacado miembro de los Hermanos Musulmanes se pasee sonriente entre los pabellones del Recinto Ferial: «Profesor Hassan, tiene que explicarme cómo una persona tan exquisita como usted puede formar parte de una organización como esa...». «Si tiene un poco de tiempo, se lo explico...».
Cultivar la esperanza. ¿Y qué está pasando en El Cairo? En opinión de Hassan, el presidente Morsi está eligiendo a sus colaboradores de un modo equilibrado: «Sólo tres ministros pertenecen a los Hermanos Musulmanes». Para Mikawi el desafío más importante es a nivel institucional más que político: «El vicepresidente, el presidente de la Constituyente y el ministro de Justicia son los tres jueces. Eso es una garantía de competencia». Farouq, como liberal, tiene sus reservas: «El presidente ha elegido un gobierno técnico, pero la tecnocracia va bien cuando la crisis sacude a un país con unas instituciones sólidas. Hoy en Egipto eso no sucede, y lo que hace falta es alguien que proponga una visión económica y política muy precisa».
Mikawi admite que no está claro el motivo que ha llevado a los miembros del Consejo militar a aceptar una salida de escena tan inesperada. Para Hassan fue decisivo el atentado en Sinaí el pasado 5 de agosto, cuando fueron asesinados quince militares egipcios, donde el ejército mostró su falta de preparación: «El general Tantawi entendió que en Egipto hoy no se puede permanecer en el poder indefinidamente». ¿Se llegó a un acuerdo bajo cuerta entre militares y Hermanos Musulmanes? «Habrá que ver si un movimiento así será bueno para avanzar hacia un Egipto democrático o si al contrario favorecerá sólo a algunos», explica Farouq: «Yo sólo sé una cosa: los que sólo ven hipótesis de complot no hacen bien al país, más bien matan toda esperanza; y si en Egipto perdemos la esperanza, todo el país se pierde».
«En este lugar». ¿Qué es entonces lo que verdaderamente necesita hoy Egipto? Fue la pregunta de Emilia Guarnieri durante el encuentro final del Meeting 2012. «Lo que necesita hoy Egipto lo vemos encarnado en este lugar», respondió Wael Farouq: «Hombres y mujeres, hombres de religión, juristas, científicos, políticos, empresarios, musulmanes y cristianos, liberales, islámicos y socialistas. Vemos a jóvenes y a viejos, vemos a egipcios y no egipcios. En resumen, vemos al grupo del Meeting Cairo. El grupo cuya fuerza reside en su capacidad para transformar la diferencia en una energía positiva, constructiva. Lo que necesita hoy Egipto es esta experiencia humana, el hombre es así, la sociedad no puede transformar el fracaso en éxito y la crisis en oportunidad sin el amor que vemos encarnado aquí». La próxima cita es en El Cairo, el 24 de mayo de 2013. ¿El título? Educar para la libertad.
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