Con ocasión de las fiestas de Vallecas a finales de verano, la A. C. El Pórtico organiza un chiringuito en el que, durante una semana, se ofrecen actos culturales, conciertos, comidas y compañía. Allí cada uno es protagonista de ese tipo de trabajo que llena el corazón
Con éste, ya van 15 años desde que Carras y Berna, que vivían y trabajaban aquí, pusieran en marcha esta iniciativa con jóvenes y adultos del barrio. El lema elegido para este año ha sido: “El Pórtico, una presencia original”.
Disfrutar juntos
Ha sido un verdadero espectáculo ver a tantos amigos que, desde el día del montaje, se han implicado en esta obra común. Marco destacaba la disponibilidad de cada persona para los turnos de trabajo, la alegría del día a día y la seriedad al juzgar por la noche lo que había sucedido. El último día nos juntamos más de 120 personas para comer juntos y para una asamblea en la que disfrutamos de la belleza de la unidad.
El chiringuito es un lugar de encuentro y una oportunidad para invitar a trabajar con nosotros a todos los que hemos conocido a lo largo del año. Han surgido muchas relaciones porque, como escribió don Giussani, «el hombre de hoy espera, quizás inconscientemente la experiencia de un encuentro con personas para las que Cristo es una realidad tan presente que ha cambiado su vida. Es un impacto humano lo que puede sacudir al hombre de hoy. Un encuentro que corresponda a las exigencias del corazón».
Lo comprobó Juanan al invitar a un compañero de trabajo, Santi con su amigo, vecino suyo, que le llamó después para darle las gracias por invitarlo, al igual que muchos de los amigos del fútbol de los viernes.
Nuestra necesidad
Amaya comentó que se le hizo patente que al corazón no le basta pasar el rato, estar a gusto o incluso pasárselo bien, porque necesita algo más. Alicia decía que muchas veces no se siente satisfecha y se vuelve triste a casa porque no mira lo que sucede, los hechos y los testigos que tienen delante. Hizo suyas las palabras del Papa: «Ahora le entiendo cuando dice que “Los apóstoles fueron testigos y ciertamente no creadores”. Lo mismo me pasa a mí».
Modesta, que lo esta pasando bastante mal, dijo: «Tenía mil excusas para decir que no y quedarme en casa, pero os echaba de menos no por un motivo sentimental, sino porque tenía una verdadera urgencia de reconocer a Cristo en esta frágil compañía».
Muchos estaban agradecidos por la Muestra con testimonios y fotos de muchos amigos vallecanos que, en distintas circunstancias, testimonian la novedad de vida y la potencia de la fe: Belén, en cómo afronta su enfermedad, Manolo, en el ámbito educativo y misionero, Celso, en su experiencia de inmigrante. Ellos ponían de manifiesto una presencia que no es reactiva, sino original.
Nombres y rostros
La familia Artes de Barcelona, se tomó sus únicos cuatro días de vacaciones para venir a trabajar con nosotros a Vallecas y, al final, nos decían: «Hemos recibido el ciento por uno y volvemos a casa con las pilas cargadas». Fue conmovedor escuchar a nuestros amigos paraguayos, Fernando y Ana, que están pasando por muchas dificultades en la vida, decir que Cristo es todo para ellos. O ver a nuestros amigos Rafa y Alicia, y Pedro y Rosi, que abrieron sus casas para hospedar a personas que venían de fuera de Madrid. Celso participaba por primera vez en el chiringuito y mostró un amor, un ardor, una pasión, una alegría y una sencillez en todo, que fue conmovedor. Había que resistirse duramente para no dejarse llevar por esta conmoción hasta reconocer al Misterio verdaderamente presente en él.
Una tarde, propusimos a todos un vídeo-montaje con un juicio sobre el reciente accidente aéreo en Barajas; otra, organizamos una fiesta infantil involucrando a amigos del barrio. Fue precioso ver a nuestro amigo Driss ocuparse del taller de fútbol en pleno mes de Ramadán, los pedazos de conciertos de rock que tuvimos, donde bailamos y disfrutamos con “La oveja negra” y “Los Impresentables”, la fiesta final con nuestros míticos playbacks, la comida-asamblea del último día. Carrón dice que la misión coincide con la posibilidad de que se realice nuestra personalidad y que este impulso misionero se realiza en primer lugar viviendo la misión en el lugar donde el Señor nos pone. La prueba de la vitalidad de una comunidad es la pasión misionera, como se comprobaba al ver trabajar a nuestros padres en la cocina y al ver todo un pueblo a su alrededor.
Un trabajo que merece la pena
Esta iniciativa tiene también una dimensión pública, que el resto de las asociaciones y realidades sociales del barrio, así como los partidos políticos, reconocen. Durante estos días tuvimos una cena con algunos representantes políticos del distrito y de Madrid. Fue una ocasión de encuentro con una apertura y una curiosidad por parte de todos. La disposición común para trabajar por el bien del barrio y de la sociedad forma parte del camino hacia la plenitud que todos los hombres deseamos.
En el chiringuito también cabe la invitación explícita a todas nuestras familias y amigos a que participen de la Escuela de comunidad a lo largo del curso, porque un comentario que repetía la gente en la asamblea final es que quería aprender a tener esta mirada cargada de afecto para que la vida tenga esa profundidad que nos permite descubrir a Dios.
En esta semana de duro trabajo, se nos ha hecho evidente que el trabajo de la vida es reconocer la presencia de Cristo en medio de su pueblo y esto hace posible que uno sea testigo sorprendido del cambio de humanidad que ve.
«Gracias Señor, porque te has hecho visible y te has sentado aquí», con nosotros, en Vallecas.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón