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Huellas N.9, Octubre 2008

CL - Barcelona / Apertura de curso

Absuelto de una carga

Generalmente, las religiones nos enseñan a pensar en función de nuestros deberes para con Dios, olvidando que lo que define nuestra relación con Él, es saber lo que puede hacer por nosotros y que no podemos hacer por nosotros mismos. Su actuación más vital en la vida de los seres humanos es evitarles la responsabilidad de tener que ocupar el lugar de Dios. Lo importante no es si soy suficientemente devoto o si Dios está suficientemente contento con mi piedad, sino que me dé cuenta del hecho de que yo no soy Dios. Yo no he hecho el mundo, y sé relativamente poco de cómo es y cómo funciona. No podría reconstruir ni una sola uña de mi mano si se me cayera. Si dejo de creer en Dios, inmediatamente me veo cargado con la responsabilidad de explicar y controlar, de hacer que el estado del mundo coincida con mi manera de pensar. Cuando declaramos a Dios muerto o inexistente, se crea un vacío en el trono del poder, y me veo empujado a ocuparlo. Sólo la conciencia constante de que el mundo está fuera de mi control me absuelve de esta carga.
Más que las prescripciones morales o la preocupación relativa por la otra vida, este es con mucho, el argumento más persuasivo a favor de la divinidad: si Dios no existe, por mi propio interés se me presenta la urgente necesidad de sustituirle. Sabiendo que Dios está ahí, duermo tranquilo por la noche, como el niño que sabe que sus padres duermen en el cuarto de al lado. Sin Él, no puedo conciliar el sueño, angustiado por cómo voy a organizar o gestionar el mundo mañana.

(John Waters, Lapsed Agnostic, Paperback 2007, pp. 168-169; traducción a cargo de M. R. Cárdenas)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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