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Huellas N.9, Octubre 2008

SOCIEDAD - Cárcelos / Visto por los agentes de policía

Más allá del uniforme

Paola Bergamini

La misma experiencia relatada por los agentes penitenciarios

La última noche del Meeting, delante de la exposición empezó una fiesta con cantos napolitanos, guitarras y pandereta. Estaba allí también Giuseppe, agente de la policía penitenciaria de la cárcel de Due Palazzi de Padua, enviado a Rimini junto a otros colegas suyos. «Fue impresionante –dice–, por encima de cualquier expectativa. Me impresionó la manera de aproximarse al mundo carcelario: el cambio es posible. Había una humanidad tan inexplicable que… hacía que al terminar mis horas de servicio, no quisiera irme. Eran horas extra que no me iban a pagar. Pero, ¿cómo me iba a ir?» comenta Federico. Y Pasquale: «A mí me sorprendió la atención de la gente. Qué cara ponían al finalizar la visita a la exposición; entraban con una idea… y salían con otra diferente. Responder a las preguntas de los niños, bromear con los presos o con los jóvenes fue en cierto modo como olvidarse del uniforme, derribar una barrera». «Esto no es lo que suele suceder –explica Giulia, una educadora–. Entre nosotros se ha generado una unidad, una sensación de “pertenecer a un grupo”, antes impensable. Ya no había roles. Sin muchas palabras íbamos y veníamos juntos. Nos sentíamos unidos incluso con los demás colegas, a los que no habíamos visto nunca. Unidos con un propósito: también en la cárcel se puede hacer algo bueno». Los colegas eran los agentes de Lanciano. Como Valentino: «Es una experiencia que ha consolidado la idea que yo tenía de mi trabajo, conseguir que saliera a la luz la persona que cada recluso es. Siempre he buscado algo que se pudiera recuperar, no se trata de socializar, sino de relaciones que hay que restablecer. Creo que lo que tenemos que hacer es intentar que los reclusos aprecien el valor de la normalidad, de las cosas cotidianas». «La gente tenía algo especial –explica Michele–. Es una experiencia que se comprende sólo cuando se vive. Siento que mi familia no estuviera allí conmigo». Una experiencia que deja una huella: «Tengo una estima mayor por mi trabajo. He podido reflexionar, volver a mirar mi trabajo que a menudo lo doy por descontado. He mantenido el contacto con los universitarios y estoy organizándoles unas prácticas con algunos jueces para que luego vengan a la cárcel de Lanciano».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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