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Huellas N.8, Septiembre 2011

PRIMER PLANO / La historia soy “yo”

Creciendo en certeza

Davide Perillo

Los voluntarios, las exposiciones, el Presidente de la República, los amigos egipcios… Siete días llenos de intensidad y de sorpresas. Emilia Guarnieri, presidenta del Meeting de Rimini, nos cuenta lo que ha visto. Y por qué ahora entiende mejor una frase que oyó hace muchos años…

El Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, por supuesto. El mensaje del Papa. Y los encuentros sobre Oriente Medio, las exposiciones, John Elkann, los cinco minutos de aplauso tras la lección del filósofo Esposito… Pero si le preguntas a Emilia Guarnieri, presidenta y alma mater del Meeting de Rimini, qué es lo que más le ha llamado la atención de la última edición, la respuesta es clara: «El carisma de don Giussani. Multitud de hechos me hacen entender mejor que todos pueden encontrarlo en la medida en que nosotros lo vivimos».

¿Cuándo lo has percibido con mayor claridad?
En la relación con nuestros amigos egipcios. Wael Farouq es un milagro viviente. Alguien que dice con una certeza creciente que en la amistad con nosotros vive más a fondo su experiencia como musulmán, resulta simplemente sorprendente. Sólo se puede explicar porque ha encontrado lo mismo que nosotros vivimos, y eso le ha cambiado el corazón. Pero también pienso en los demás. Como Abdel Fattah, el “hermano musulmán”, que antes de presentar su traducción al árabe de Educar es un riesgo, me pidió: «reza por mí»… A esto me refiero, la fuerza del encuentro que han tenido es evidente. Y también me impresiona siempre ver a la gente que viene, desde los llamados VIP a las personas más sencillas, y nos dice que el Meeting es «algo excepcional». Y yo me pregunto: ¿qué es lo que ven? 

¿Y qué es lo que ven?
La organización, sin duda. La belleza. La acogida. Los cuatro mil voluntarios movidos por un ideal. Todas cosas decisivas, porque son el resultado de la experiencia que vivimos. Pero hay algo más. Nunca como este año me ha venido a la mente una frase que don Giussani pronunció hace muchos años: «Mis amigos no pueden dejar de reconocer que el Meeting es algo que Dios ha querido». Esto no significa sólo que el Señor nos ayuda y hace que todo salga bien: eso es evidente, si no fuera obra Suya sería imposible… Ahora sé que significa algo más. En el Meeting sucede continuamente la experiencia del carisma: el acontecimiento de Cristo. Y vuelve a suceder con todo su alcance ecuménico, con toda su capacidad para alcanzar a todos. Tiene gracia, porque si lees a don Giussani, ahí están ya todas estas cosas, pero uno se da cuenta de ellas a medida que suceden. Y yo nunca me había dado cuenta de hasta qué punto nuestro abrazo hacia el que viene al Meeting forma parte del abrazo de Cristo al mundo.

Entonces, ¿al terminar esta semana tienes más certeza que antes?
Sí, porque he visto suceder estas cosas. Sobre todo en mí. La alegría que experimento es una experiencia mía, y hace crecer mi certeza.

¿Por qué? ¿Qué os permite, a ti y a los que hacen el Meeting contigo, estar contentos?
Seguir. Sigo usando el método que aprendí en GS a los quince años: si he llegado hasta aquí y no he perdido la fe, quiere decir que funciona… Bromas aparte: hemos trabajado sobre lo que Julián Carrón ha dicho sobre el Meeting a lo largo de este año y lo hemos tomado como hipótesis de trabajo. «Es una ocasión para dar razones de nuestra experiencia, para encontrarnos con todos, para ir hasta el fondo de la propuesta, para verificar su incidencia histórica». Hemos intentado utilizar estos cuatro factores como criterio para tomar cualquier decisión.

¿Por qué?
Siguiendo a Carrón durante estos años, he seguido viviendo la experiencia de don Giussani con una intensidad cada vez mayor. Mira, el Meeting es una responsabilidad nuestra. Nos toca a nosotros, no a CL. Pero si el centro del movimiento ve estas cosas en el Meeting, nosotros –por lo que somos y por la responsabilidad que tenemos– queremos que nuestro trabajo cada vez se corresponda más con ello. Y no es que nos dé la solución a los problemas: no nos dice si debemos hacer un encuentro en la sala Neri o en la sala Mimosa, o si es mejor que el moderador sea fulano o mengano. Pero nos indica un criterio. Y deseo que sea así. Sé que lo único interesante para mi vida y para el mundo es el acontecimiento cristiano tal como lo he encontrado. De eso estoy segura. Por eso quiero hacer esto y no otra cosa. Pero la responsabilidad, repito, es nuestra. Ese «dar razones», por ejemplo, lo he tenido muy presente cuando ha habido que decidir cómo presentábamos a Napolitano. Era consciente de que debía dar razones, ante mí misma, ante él y ante los que estaban presentes en la sala, de por qué estábamos allí, por qué de esa forma, por qué lo habíamos invitado…

Y sobre la «incidencia histórica» de nuestra experiencia, de la que también habló Carrón, ¿qué has aprendido en Rimini?
Bueno, la visita de Napolitano ha sido clamorosa. El presidente de la República va al Meeting. Va a visitar un lugar que expresa un juicio nuestro, como la exposición sobre los 150 años de la Unidad italiana. Le da un gran valor y pronuncia un discurso con un contenido importante: la cultura de la verdad, la realidad, la subsidiariedad… Dijo que somos un recurso para el país. Nos invitó a seguir nuestro anhelo de certeza. Yo no usé en ningún momento la palabra «reconocimiento», me parecía fuera de lugar. Y se pueden dar muchas interpretaciones, más o menos políticas, pero el hecho está ahí. Y tiene un alcance histórico indudable. Luego están también los encuentros con los musulmanes, con los judíos… El diálogo entre Joseph Weiler, jurista hebreo, e Ignacio Carbajosa, teólogo católico, sobre el Deuteronomio. Se han confrontado a pecho descubierto y han llegado a un punto en el que emergía con claridad la irreductibilidad de sus respectivas posiciones, no podía ser de otra forma. Y han salido de allí más unidos y amigos que antes. ¿Un encuentro de este tipo resuelve el problema de la relación entre el judaísmo y el catolicismo? Claro que no, pero es un hecho. Algo que deja una huella. Y sucede en el Meeting, no en otro sitio. Creo que la incidencia histórica tiene que ver con esto.

¿Nunca has pensado en estos años que el resultado dependería de estrategias más inteligentes, relaciones más tácticas, apuestas políticas?
Sinceramente, no. Tal vez porque no somos capaces de movernos de otra manera. Cada vez que he tenido en el Meeting alguna tentación de este tipo, he notado cierto malestar. Además, nuestra historia ha estado siempre muy acompañada. Por don Giussani, físicamente: no venía a hacer el Meeting, pero a lo largo del año venía a comer a casa… Hemos tenido una compañía grande, para todo. Constante en el tiempo, como la de Giancarlo Cesana, la de Carrón o la del centro del movimiento. Cuando la hemos buscado, siempre hemos tenido una compañía a la que mirar. Es verdad que a un amigo tienes que invitarlo para que venga a casa, pero la verdad es que siempre han estado. Don Giussani nos dijo al principio algo que entonces no entendí, pero que siempre he custodiado: «Haced lo que os parezca, pero hacedlo unidos al centro del Movimiento». Pocas veces hemos tenido dudas sobre esto, y cuando ha sucedido hemos pagado las consecuencias. Ahora esa frase la entiendo cada vez más.

A propósito de cosas que se entienden poco a poco, no es que este año hayan sucedido hechos que no hayan sucedido antes. El ecumenismo, por ejemplo, siempre ha tenido una presencia importante: el año pasado tuvimos el encuentro entre el ortodoxo Filaret y el cardenal Erdö. Sin embargo, algo ha cambiado, somos más conscientes, ¿por qué?
Porque está más claro que lo importante es reconocer a Cristo. Uno de los voluntarios nos contó que había llegado al Meeting con la idea de trabajar en la oficina de prensa y acabó en la entrada del aparcamiento. Una semana lejos de las exposiciones, los encuentros, los pabellones. ¿Sabes qué nos ha dicho? «Estaba obligado a preguntarme por Quién lo hacía». Al comienzo de la semana tuve un encuentro con los voluntarios. Ahora me doy cuenta de que les dije cosas distintas a las de otras veces. No hice un recorrido por todos los pasos: de la fe a la gratuidad, y de ahí al Meeting. Sencillamente les conté qué es el Meeting. Y el motivo lo entiendo ahora: en mí es ahora más inmediato el reconocimiento de que en este gesto que hacemos Cristo se hace presente.

¿Y en la relación con los que trabajan contigo?
Estamos aprendiendo cada vez más que juzgar juntos las cosas nos libera de nuestra pequeñez. En un grupo de personas que trabajan juntas todos los días, hay de todo, es normal. Fatiga y mezquindad incluidas. Pero no es que tengamos que esforzarnos en ser mejores para adecuarnos a la grandeza del Meeting: lo que vence es lo que hacemos juntos. Cristo ya ha vencido. El Misterio irrumpe en la vida a través de un juicio sobre las cosas. Nosotros continuamente estamos juzgando, y muchas veces no pensamos lo mismo. ¿Cómo salir de ahí? En la medida de lo posible, juzgamos juntos, porque así nos obligamos a dar las razones, y eso ayuda. Pero sea cual sea el modo en que lleguemos a un juicio común, en ese momento irrumpe algo distinto. Y yo lo puedo seguir. Verdaderamente, así se experimenta la presencia de Otro, y ése ha sido el punto vencedor entre nosotros.

¿Otros momentos decisivos de la semana?
El mensaje del Papa, que ha entrado en el núcleo del lema ofreciendo un punto de comparación constante para el trabajo de toda la semana. Los encuentros de las cinco de la tarde: Costantino Esposito, cuya lección nos ayudó a ir hasta el fondo del lema; Fabrice Hadjadj, otro ejemplo de alguien que ha conocido el carisma de don Giussani y ahora lee ciertas cosas de un modo distinto; el encuentro y la exposición sobre Cafarnaúm. La historicidad de Cristo es fundamental ante el problema de la certeza. Algo ante lo cual, como decía Kierkegaard, te tienes que posicionar. También me ha sorprendido John Elkann: sencillo y curioso. Y el hecho de que haya venido porque Sergio Marchionne, al volver del Meeting el año pasado, le dijo: «Tienes que verlo», me parece muy significativo. La lista es larga… Incluiría también el encuentro final sobre el libro de los Equipes, y el espectáculo sobre el poema La balada del Caballo blanco de Chesterton: como posición cultural, el coraje de abandonar la seguridad en busca de lo que el corazón desea es un desafío considerable. Respecto a las exposiciones y espectáculos, este año creo haber percibido una novedad importante.

¿Cuál?
Una mayor conciencia, tanto en los que iban a verlo como en los que trabajaban, voluntarios o guías. Había una conciencia mayor del valor cultural del Meeting. Ha habido años en que había una especie de brecha entre la experiencia y los contenidos. La “experiencia” era lo que tú vivías en el Meeting estando con los demás, encontrándote con la gente, yendo a visitar las exposiciones, comiendo y demás. Y luego estaban los contenidos culturales, dirigidos sobre todo a “otros”: a los periodistas o no sé a quién. Este año no se ha dado esta separación.

¿Y a qué se debe?
Por una parte, el programa estaba más cuidadosamente en sintonía con la experiencia del trabajo de este año. Y además la conciencia ha crecido, debido a la apuesta que Carrón nos lanzó hace tiempo. El lema del Meeting nos desafía en primer lugar a nosotros. O es una provocación para nosotros…

Otro dato que han señalado muchos: los jóvenes. Obviamente, siempre han estado, pero el peso que tienen es cada vez mayor, tanto en la construcción como en el desarrollo del Meeting. Pienso en la exposición sobre la subsidiariedad, en el encuentro con Napolitano... 
Es algo que me ha impresionado mucho. Los universitarios, por ejemplo, este año tenían un protagonismo mayor. Está claro que no es algo que haya generado el Meeting. Evidentemente les hemos “atraído” durante el año… pero les he visto más conscientes culturalmente y menos necesitados de fantasía, de contenidos hechos a su medida. Tenían una conciencia personal de las cosas y me parece que es otro signo importante del trabajo de todo el año. Una verificación continua de la fe.

¿Y el lema de 2012? «La naturaleza del hombre es relación con el infinito», una cita de la primera premisa de El sentido religioso. ¿Por qué supondrá un paso adelante?
Creo que el punto clave es la palabra «naturaleza». Significa que la estructura del hombre es relación con el infinito. Es más que el hecho de que desea el infinito, como dijimos en 2010. No sólo busca el infinito en las cosas que hace; su propio ser es relación con el infinito. Es un paso por descubrir, pero tenemos un año entero para empezar a hacerlo.


HAN DICHO

Abdel-Fattah Hassan
Ex parlamentario de los Hermanos Musulmanes
«La verdadera educación es la que educa en nosotros lo humano, una educación de lo humano, de lo original que hay en nosotros, es decir, del corazón. Todos los hombres tienen el mismo corazón. Esta concepción la encontré en Educar es un riesgo precisamente así, palabra por palabra. Éste es el punto común, la fuente divina: cuando la gente, los profetas o los hombres religiosos tienen el corazón unido a Dios»

John Elkann 
Presidente de Fiat
«Lo que más agradezco es haber tenido la posibilidad de aprender, de tratar de aprender, de tener curiosidad por entender las cosas. Esto es una certeza. Pero también te da una gran certeza el poder hablar con personas que tienen más experiencia que nosotros. Es algo que no dejo de ver: si uno tiene verdaderamente la intención de entender, hay muchísimos a nuestro alrededor dispuestos a ayudarnos»

Paul J. Bhatti
Consejero del primer ministro de Pakistán
«Cada vez me convenzo más, como creyente en Cristo, de que no es posible alcanzar la paz sólo por la vía de la seguridad; por la paz hay que arriesgar la vida, con temeridad personal, como mi hermano Shahbaz nos enseñó; paz significa por tanto confiarse totalmente a Dios, con fe y obediencia, es decir, poner en manos de Dios omnipotente la historia de los pueblos»

Joseph Weiler 
New York University School of Law
«Vosotros, el pueblo de Giussani, me habéis dado mucho, no podéis imaginar cuánto me habéis dado, a todos los niveles, espiritual, social y humano. Ha sido un don para mí el hecho que me sucedió hace ocho años, cuando fui invitado por primera vez al Meeting. Quisiera daros las gracias a todos. Espero haber podido daros también a vosotros algo, aunque sea poco, a cambio»

Wael Farouq
Vicepresidente del Meeting Cairo 
«Este encuentro cambió mi vida personal, pero también es uno de los momentos más importantes que ha vivido la revolución egipcia. Esta experiencia me hace repetir las palabras de don Giussani: “Las fuerzas que cambian el corazón del hombre son las mismas que cambian el mundo”. El corazón del hombre es capaz de contener el mundo entero»

Fabrice Hadjadj
Filósofo
«¿Qué “inmensa certeza” nos queda? Si nuestra fe se basa en una ideología o una militancia, no se puede mantener en pie. Don Giussani lo comprendió muy bien, y por eso exigía que cada uno volviera a partir de la propia experiencia concreta, del simple hecho de la existencia. He aquí, por tanto, la certeza que se impone y que no hemos elegido: nuestra existencia es algo que hemos recibido y que se cumple si la entregamos»

Card. Robert Sarah
Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum
«Lo vemos en la inmediatez con la que respondemos a una necesidad. Somos así, porque Dios es amor y ha dejado en nosotros las huellas de su amor, en creyentes y en no creyentes. Pero Cristo nos dice más: Cristo recoge nuestro deseo humano y lo ennoblece, porque el amor, antes de darlo, lo hemos recibido de Él. Él ha dado la vida primero. Me ha dado su vida, para que yo a mi vez pueda darla» 

Tarak Ben Ammar
Productor cinematográfico 
«¿Por qué un musulmán como yo colabora con un hombre de televisión como Ettore Bernabei en producciones como La Biblia, La Pasión de Cristo, Juan Pablo II…? Él me ha dicho a menudo: “Es el destino”. Yo creo en el camino que nos traza Dios. Nosotros podemos desviarnos o rechazarlo. Pero si lo seguimos, la existencia se convierte en una inmensa certeza. Estoy seguro de haber sido elegido precisamente por ser musulmán»

Giulio Tremonti 
Ministro de Economía y Finanzas
«En el tratado europeo se habla de crisis de países individuales, no de crisis sistémica. Sin embargo, lo hemos interpretado de modo que nos permitiera gestionar una crisis que no figuraba específicamente en el escrito. ¿Cómo se puede aplicar el tratado con este nuevo espíritu? Se necesitan razones y corazón. No es casual que estas palabras aparezcan con mucha frecuencia en los escritos de Alcide De Gasperi, Robert Schuman y Jean Monnet»

Robert  George
Profesor de la Univ. de Princeton
«¿Por qué Europa se resiste al debate sobre el derecho natural? Debemos considerar el caso de que exista un cierto poder ideológico que de algún modo prevalece. Probablemente existe una pérdida de fe: no tanto de fe religiosa, sino de fe en la razón. Sería interesante establecer una relación entre esta pérdida del poder de la razón y la secularización de Europa»

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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