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Huellas N.5, Mayo 2011

SOCIEDAD / Leyes y vida

Laboratorio Canadá

Peter Stockland

O bien, cómo y por qué un país rehén de las ideologías progresistas se está convirtiendo en tierra de conquista (y de experimentación) para los denominados “nuevos derechos”. Del aborto a la eutanasia, pasando por la “identidad de género” y las “técnicas reproductivas”, crónica de una batalla en curso que, vista desde Europa, no parece muy lejana. Más aún que nos afecta de cerca

Para ser un escritor que ha publicado dos libros titulados The Trouble with Canada (El problema de Canadá, ndt.) y otro más reciente, The Trouble with Canada... Still (El problema de Canadá... continúa, ndt.), Bill Gairdner es realmente optimista. «Soy optimista por naturaleza. Cuando oigo hablar a mis hijos y a sus amigos, percibo mucha rabia a propósito de las barbaridades que les tocará arreglar. Y también que tienen mucho menos reparo a la hora de hablar de ello», dice Gairdner desde su residencia en las cercanías de Toronto.
Su percepción del cambio puede parecer forzada al llegar pocos días después de que los parlamentarios canadienses aprobaran una ley que extiende la tutela federal de los derechos humanos a los travestis, transexuales, y a cualquiera que se “auto-identifique” como perteneciente al sexo opuesto.
Le sigue también a corta distancia el que el Tribunal Supremo canadiense haya decidido conceder parcialmente a las autoridades federales que puedan utilizar el código penal para controlar las nuevas técnicas reproductivas.
A ello se añade también que Robert Latimer, un homicida a quien recientemente se le ha concedido la libertad condicional, conceda entrevistas en las que arremete contra los “sádicos religiosos” que lo mantuvieron entre rejas durante diez años. Este agricultor de Saskatchewan encerró a su hija, gravemente disminuida, en una cámara de gas que construyó en su casa y la asfixió, pero los medios de comunicación canadienses lo buscan y lo aclaman como el Nelson Mandela de la buena muerte.
La puesta en libertad de Latimer podría ser el factor decisivo para un comité del que forman parte todos los partidos en Quebec, que se prepara para concluir un año de debates públicos en los que se ha discutido la posibilidad de que la eutanasia y el suicidio asistido puedan pasar de ser considerados como delitos penales a tratamientos médicos normales dentro del sistema sanitario de la provincia. Muchos que se oponen a semejante revolución bajo el aspecto jurídico, político y social han sido denigrados durante dichos debates como fanáticos católicos que buscan «imponer sus principios morales» a la población de Quebec.

Fe y verdad. Paradójicamente, algunos padres en un colegio católico privado de Montreal, se vieron obligados a recurrir al Tribunal Supremo canadiense para defender una decisión de primera instancia que permitía la enseñanza de la religión católica. El gobierno de Quebec rechazó la decisión de primera instancia y confirmó la legitimidad de imponer sus propios programas en materia ética, religiosa y cultural en todos los colegios, públicos o privados. Tal programa prevé que la enseñanza de la religión debe desarrollarse sobre una base de “neutralidad”, es decir: ninguna fe religiosa puede considerarse portadora de la verdad.
Gairdner es plenamente consciente de las horribles consecuencias de estas y otras innovaciones sobre la política, la moral, la cultura y la vida de Canadá. Autor de varios libros que advierten de dichos riesgos, lucha en primera línea contra tales derivas desde hace más de dos décadas.
Ex-atleta olímpico de decatlón, con un Master en Lingüística estructural y un doctorado en Literatura inglesa en la Stanford University, ha sido tratado como un “paria intelectual” por la cultura de izquierda canadiense, por su abierta crítica a los dogmas “progresistas” del país. Su respuesta ha sido escribir bestsellers en los que anima a los canadienses a seguir luchando contra el movimiento cultural dominante.
Su mensaje, en realidad, nace de su bagaje cultural como lingüista que, como él mismo afirma, le ha enseñado a mirar la «estructura profunda» en lugar de distraerse con los síntomas superficiales. El problema de Canadá, según él, no se puede resolver con algo sustancialmente superficial como la política electoral. Canadá, observa Gairdner, no ha llegado a ser el único país del mundo sin una ley que regule el aborto, o uno de los primeros países del mundo en haber legalizado de manera plena el matrimonio homosexual sólo porque un determinado partido político se encontrara en el poder. De hecho, la Carta de derechos y libertades de 1982, en gran parte responsable de la sustancial disolución del tejido social del país, fue obra de un gobierno federal liberal. Pero la despenalización del aborto, la legalización del así llamado “matrimonio” entre homosexuales e incluso la actual legislación sobre la identidad de género, tuvo lugar bajo gobiernos federales conservadores. En este proceso, hace notar Gairdner, los canadienses se han dejado embaucar por una ideología intrínsecamente incoherente, que define como «socialismo libertario» la absoluta autonomía individual en el marco de un Estado omnipotente. «Todo aquello que tiene que ver con tu cuerpo es considerado como una zona franca donde impera el individuo. Todo se centra en un individualismo absoluto. Todo lo que está fuera de tu cuerpo, se considera territorio del Estado. Como nación, estamos luchando en una guerra entre ser fieles al Estado o a la sociedad civil».

Estado tripartito. Pero el daño alcanza aún más profundamente la estructura social. En su website (www.williamgairdner.com), Gairdner advierte del riesgo de que Canadá se divida no en base a la jurisdicción política (sirva de ejemplo la vieja amenaza de que el Quebec francófono se separe del resto del país anglófono), sino como «Estado tripartito»: un tercio de la población produce riqueza, un tercio trabaja para el Gobierno y un tercio depende en gran medida del Gobierno en lo que respecta a una parte significativa de sus ingresos. «Cualquiera puede comprender fácilmente que estos dos últimos segmentos de la población harán siempre alianza contra el primero», afirma Gairdner. El efecto obtenido será hacer que la balanza se incline de manera inexorable a favor del Estado, en menoscabo de las asociaciones libres, tales como las familias y las comunidades religiosas. «El socialismo libertario tiene como consecuencia una desintegración de las redes sociales, lo cual deja a los ciudadanos indefensos frente al Estado. Pensad en el poder de un millón de familias frente a la debilidad de un millón de individuos. El Estado vence siempre contra los individuos solos», continúa Gairdner.
Su preocupación encuentra eco en el pensamiento de Douglas Farrow, profesor de Historia del pensamiento cristiano en la McGill University de Montreal, autor de un artículo en el último número de la revista americana First Things en el que afirma que en Canadá el Estado está extendiendo sus poderes hasta el punto de querer redefinir la naturaleza humana.
«Hemos entrado por esta senda... cuando hemos añadido (a los elementos de regulación de los derechos humanos), la orientación sexual, un carácter identificativo que no está anclado en el estado biológico o institucional», escribe Farrow. «Pero hasta ahora nos hemos detenido ante identificadores que combinan explícitamente lo subjetivo con aquello relacionado con el comportamiento. Nunca hemos preguntado, con fines jurídicos, si un canadiense se comporta como un canadiense, o un católico como un católico, o un hombre como un hombre. Se trata de cuestiones extra-jurídicas, competencia de la sociedad civil, y es importante que lo sigan siendo, antes de que la ley, como temía Solzhenitsyn, nos absorba del todo».
Traspasando el umbral extra-jurídico, continúa Farrow, Canadá queda a merced de las fuerzas “neo-gnósticas” dentro de las clases gobernantes, que aspiran sólo a «enraizar en la ley la idea de que (la naturaleza humana) es esencialmente fruto de una construcción social, basada no en el orden natural, sino en actos más o menos arbitrarios de la auto-interpretación del hombre».
Si Farrow se abandona al pesimismo, Gairdner sin embargo apuesta por un posible «gran despertar» de los canadienses, a tiempo para darse cuenta del peligroso camino que han tomado, antes de que sea demasiado tarde. «Hemos llegado a este punto otras veces en nuestra historia, y ha habido un cambio de tendencia», prosigue. «En base a lo que veo y oigo, confío en que podamos hacerlo de nuevo. Siempre me he resistido a rendirme».
Es una nota extraordinaria de optimismo en un país en el que cada semana, mejor dicho, cada día, existen abundantes razones para hacer justamente eso: rendirse.

ENTRE LA ÉTICA Y LA POLÍTICA

DONDE REINA (YA) LA «DICTADURA DE LOS DESEOS»

«Suicidio asistido». «Bebé-fármaco». Y familia, adopciones, gays... Guía de los países que sobre temas «éticamente sensibles» han traspasado ya muchos límites

Canadá es ahora una especie de laboratorio “de vanguardia”. Pero ¿qué sucede en el resto del mundo? Mientras en España comienza el debate sobre la Ley Reguladora de los Derechos de la Persona ante el Proceso Final de la Vida y en Italia se reabre el debate sobre el final de la vida y la Declaración anticipada de tratamiento, presentamos un breve resumen de las leyes que ya están en vigor, o en vías de aprobación, que muestran cómo está cambiando la concepción de los llamados “temas éticamente sensibles”.
Fin de la vida. En los Países Bajos el testamento biológico es ley del Estado desde 2001. En Bélgica y Luxemburgo han sido aprobadas leyes que despenalizan la eutanasia y el suicidio asistido. En Suiza el suicidio asistido es practicado por la asociación Dignitas, que acepta incluso peticiones de extranjeros. En Suecia, el primer caso de eutanasia pasiva tuvo lugar en 2010. En Alemania en 2009 fue aprobada la ley sobre el testamento biológico; un año después, una sentencia abre la puerta a la eutanasia pasiva, que deja de ser punible penalmente. En Inglaterra, el suicidio asistido ha sido despenalizado de facto. En España dos casos, en 2005 y en 2007, parecían abrir la puerta a la eutanasia. Pero la ley actualmente en discusión parece excluir el derecho a morir. Y también, en EEUU, los Estados de Oregón y de Washington se han dotado de leyes sobre eutanasia y suicidio asistido, mientras que la administración Obama retiró la propuesta de testamento biológico prevista inicialmente en la reforma sanitaria.
Bioética. El pasado 8 de abril, en Francia se aprobó la nueva ley sobre bioética en primera lectura en el Senado. Se autorizaba así la investigación regulada con embriones y células madre embrionarias y se extendía la asistencia médica a la procreación también a las parejas de hecho o formadas sólo por mujeres. También en Francia, en enero pasado, nació el primer “bebé-fármaco” concebido in vitro. En Inglaterra y Suiza los embriones congelados son destruidos al cabo de unos años. En Estados Unidos se conservan y son objeto de investigación. En Alemania este verano deberá aprobarse una nueva ley sobre el “diagnóstico pre-implantación”.
Adopciones por parte de solteros. La adopción por parte de personas solteras es posible tanto en Francia como en Irlanda. En Bélgica, Islandia, Israel, Reino Unido, España y Suecia es legal incluso la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Bodas gays. En Inglaterra recientemente se ha presentado un proyecto de ley para legalizar las bodas entre gays, ofreciendo la posibilidad de celebrarlas en lugares de culto. En EEUU, a finales de febrero, el presidente Obama definió como «inconstitucional» la ley que hasta ahora vetaba las uniones entre personas del mismo sexo.
Aborto. En muchos países la interrupción voluntaria del embarazo está autorizada por ley. En China, en ciertos casos, el Estado impone el aborto a la mujer. En la India, donde estaría prohibido por la ley, en realidad a menudo se practica el aborto selectivo, en perjuicio de los fetos de sexo femenino. En España, la ley aprobada el año pasado liberalizó completamente la interrupción del embarazo dentro de las 14 primeras semanas. Incluso las menores, a partir de 16 años, pueden abortar sin la autorización de los padres. En Bélgica, una circular ministerial publicita en los colegios un dossier sobre prácticas abortivas. En EEUU, donde el debate entre los “pro-vida” y los “pro-libre elección” está muy encendido, dos recientes propuestas legislativas prevén la limitación de las formas de financiación pública a las clínicas en las que se efectúan abortos.
Stefania Ragusa

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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