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Huellas N.2, Febrero 2011

COOPERACIÓN / El desarrollo posible

Un tsunami que construye

Paola Ronconi

¿Cuánto incide el factor humano en los proyectos y en el trabajo de las ONG’s? Después de años de estudio, se han presentado los resultados de una investigación sobre este tema. Un método científico que demuestra que todo parte de la persona, que recobra su protagonismo a raíz de un encuentro

«Mi abuela era comadrona y una vez, cuando iba a ayudar a una parturienta, se cayó por una pasarela y perdió una pierna. Cuando éramos niños, corríamos por las pasarelas jugando, y tuvimos suerte porque, cuando nos caíamos al agua, nunca nos clavamos ninguna estaca de las que había abajo». «En mi casa una vez se vino todo abajo, perdí la nevera, la cocina, se derrumbó la madera podrida… perdí todos los muebles». Así se vivía hasta hace algunos años en la favela de Ribeira Azul, bahía de Todos los Santos, Salvador de Bahía, Brasil. No había ningún servicio básico para las cuarenta mil familias que vivían allí: ni agua potable, ni alcantarillado ni electricidad. No había guarderías ni colegios ni hospitales. Sólo palafitos construidos sobre estacas de madera podrida plantadas en el mar. Bueno, más que en el mar, sobre un “mar” de residuos.
En la actualidad, el territorio de la favela es una explanada de casas de obra pintadas de colores, con calles de tierra batida, guarderías, centros educativos, ambulatorios. Son más de ciento cincuenta mil los antiguos habitantes de favelas que se han beneficiado de este proyecto de cooperación al desarrollo coordinado por el Gobierno del Estado de Bahía y por AVSI, para la parte de coordinación social y educativa, junto a la Cooperación italiana y al Banco Mundial. Un “tsunami” positivo al que se suma otro “tsunami”, cuyo epicentro se halla a algunos cientos de kilómetros. Es el que ha provocado en São Paulo la Asociación de los Trabajadores sin Tierra, que lideran Marcos y Cleuza Zerbini, que ha ayudado a dieciocho mil familias de São Paulo a construirse una casa, dando origen a veintiséis barrios. Dos contextos muy distintos. Y una pregunta: ¿qué hay detrás de estos enormes proyectos que se han desarrollado con éxito? De aquí ha surgido un estudio del que habló el pasado mes de diciembre el Ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini en la presentación del libro En la raíz del desarrollo: la importancia del factor humano. Es el último escalón de un desafío: determinar los factores que están en la base de un proceso de desarrollo y comprender si tales factores se pueden reproducir en otros contextos.
Ilaria Schnyder es co-autora del libro junto con Gabriella Berloffa y Giuseppe Folloni, profesor de Economía en la Universidad de Trento. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Ginebra, ha realizado un master en Cooperación al desarrollo en el ISPI y se ha doctorado en la Bocconi de Milán. «En 2005, el Banco Mundial (institución que gestiona ayudas y financiación para los países con dificultades; ndr) cambió su modus operandi después de conocer la experiencia de Bahía. Me pregunté qué había llamado la atención de los funcionarios del Banco».

Sobre el terreno. Comienza un trabajo apasionante sobre el terreno, ligado a su tesis de doctorado. Folloni y Berloffa, expertos en cooperación internacional y desarrollo económico, se convierten en interlocutores naturales. Entre 2007 y 2008 pasa dos semanas en Bahía y veinte días en São Paulo. Lleva a cabo un análisis cuantitativo a través de entrevistas personales y en grupo a los beneficiarios por los proyectos. Elabora distintas tablas, elige los indicadores y los estudia. Y llega a la conclusión de que en el hombre que se halla en condiciones de pobreza no hay rastro de confianza en sus propias capacidades ni esperanza en la posibilidad de un cambio; el espíritu de iniciativa está anulado. «Muchas veces sucede que construyes una casa para un favelado o se la regalas, y luego éste la revende, se queda con el dinero y reconstruye su favela, porque no siente que haya cambiado la perspectiva de su vida». ¿Entonces? «Hace falta que el cambio tenga un alcance tal que pueda mover al individuo». Hay que encender una mecha. «En ambas situaciones, los beneficiarios han conocido a unas personas (Marcos y Cleuza o los trabajadores de AVSI) en las que han percibido una posibilidad positiva para su vida, una mirada que les ha llevado a percibir su propio valor y sus potencialidades. No ha habido una sola persona entrevistada que no haya descrito lo que le ha pasado citando un encuentro inicial». No parecen términos propios de un análisis económico-científico. Pero el recorrido que documenta la autora está tratado precisamente con un método científico. Se parte de una situación inicial crítica, que hace considerar imposible cualquier tipo de cambio a mejor (rentas bajas, inestabilidad laboral, contexto de peligrosidad); se produce un encuentro («Percibí en la relación con él una posible alternativa a lo que me ofrecía el barrio»); ante esta novedad, existe una posible reacción de desconfianza (por experiencias negativas anteriores, por prejuicio hacia políticas de ayuda), o una falta de disponibilidad para implicarse; por este motivo se produce una inevitable autoselección («Empecé a asistir al curso. Invité también a mis amigos, pero dijeron que no porque hacía falta estudiar y no querían saber nada de él»). Pero empezar no es suficiente: para no dar marcha atrás es decisivo el testimonio de otras personas que recorren el mismo camino y el acompañamiento en el tiempo de personas dispuestas a implicarse hasta llegar a una amistad («Cleuza y Marcos estaban con nosotros para que no nos desanimáramos, sin su compañía no lo habríamos conseguido»). De este modo se genera el deseo de mejorar y la confianza en las propias capacidades, que hace emprender las acciones necesarias. Técnicamente se conoce como capacity to aspire, poner en movimiento los recursos adormecidos, “capacitar”. Volver a dar sentido. «En cooperación hay que romper el mecanismo que lleva a un hombre a decir: “No es posible”», –dice Folloni–. «El estudio documenta cuál es la clave. Se parte del deseo que constituye al hombre, de la aspiración a realizarse (la literatura lo llama “autoestima”). O el desarrollo toca este nivel, o no se genera. Luego un buen administrador puede llevar a cabo un plan social, una política que incremente las oportunidades. Pero los hechos dicen que ha sucedido algo antes: una experiencia que ha superado la dificultad inicial».
Ciertamente, si alguien busca en este estudio las instrucciones para que tenga éxito un proyecto de cooperación, no encontrará en él un modelo teórico a reproducir, sino la demostración científica, rigurosamente documentada, de que la pasión por el hombre obtiene resultados sociales y económicos relevantes.

Porque se ha hecho carne. Ilaria Schnyder habla también de otro “factor”: «En 2005 don Julián Carrón, el sucesor de don Giussani en la guía de CL, fue a Brasil, e inauguró una guardería dentro de Ribeira Azul dedicada precisamente a don Giussani. A su vuelta, dijo: “Lo que he visto en Bahía, así como el asombro de los directivos del Banco Mundial, no existiría si Cristo no se hubiera hecho carne”. En el origen de todo esto se halla el encuentro con personas que han tenido experiencia de Él. Gracias a este trabajo, podemos afirmarlo aportando datos y un análisis científico. En distintas partes del mundo, con personas distintas, sucede algo: no con la misma forma, sino una experiencia “absolutamente” idéntica. Es la misma dinámica». ¿Y de cara al futuro? «Hemos estudiado otro proyecto en Quito, Ecuador. Y luego no sabemos, tal vez África». Pero a miles de kilómetros de distancia se repite la misma historia: «La percepción de esos rasgos inconfundibles de un Amor más grande». Un Amor que cambia al hombre.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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