Va al contenido

Huellas N.11, Diciembre 2010

BREVES

Ensayos de subsidiariedad
CUANDO EL DESAFÍO EDUCATIVO SE GANA EN EL CAMPO DE FÚTBOL

Giorgio Vittadini

UN POLIDEPORTIVO QUE APUESTA POR EL CRECIMIENTO DE LOS CHICOS Y LES ENSEÑA A TOMARSE EN SERIO TODO, EMPEZANDO POR EL JUEGO

Un profesor de Educación Física me contó que amenazaba en broma a sus alumnos de enseñanza media con suspenderles si corroboraban la frase atribuida a Pierre De Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos modernos, según la cual «en el deporte lo importante no es ganar, sino participar». Les decía, provocativamente, a sus incrédulos alumnos: «¿Para qué jugamos si no queremos ganar?». Al cabo de unos años, he podido comprobar el valor de su propuesta educativa, al conocer la experiencia del polideportivo Sacro Cuore Lambrate. Nacido en 1995, este centro es fruto de la intuición de que una actividad deportiva vivida hasta el fondo en todos sus aspectos competitivos resulta esencial para llevar a buen puerto el itinerario educativo escolar.
Las disciplinas que se impartes son voleibol, fútbol, baloncesto, natación y gimnasia artística. Cuenta con unos 350 atletas, más otras 30 personas entre directores, entrenadores y personal de apoyo. Además de la actividad competitiva, el polideportivo propone iniciativas de introducción al deporte, orientadas a niños de 6 a 17 años, con juegos y deportes apropiados a las diferentes fases del crecimiento de los niños.
Una actividad deportiva no responde sólo a las exigencias motoras de los chicos en esta etapa evolutiva. Tampoco debe contentarse con hacer su propuesta en el ámbito de una oferta formativa, como ésta del Instituto Sacro Cuore de Milán, que pretende educar a los chicos para que aprendan a enfrentarse con toda la realidad. El reto educativo en las clases y en los terrenos de juego de este polideportivo consiste en apostar en el crecimiento de los niños y jóvenes mediante una implicación técnico-competitiva seria.
En los campeonatos de fútbol-7 y 11, los equipos luchan por conseguir los primeros puestos de la clasificación. Actualmente, son los primeros en fútbol-11 el equipo sub-12 y en voleibol el de sub-14. Pero, prestando atención a todas las dimensiones de la personalidad de los chicos, se puede evitar buscar la victoria “a toda costa” y hacerles esclavos de los resultados.
La clave es que la competitividad se considera una forma fundamental de educar el deseo y la libertad. El deseo del objetivo (la victoria), aún antes que el perfeccionamiento de la técnica para conseguirlo, es el factor que pone en marcha toda la dinámica humana y permite esa experiencia de unidad de uno mismo (mente, cuerpo, espíritu, tensión ideal) que la vida entera exige. Los resultados que los entrenadores observan en los chicos son el reconocimiento de los propios límites (físicos, técnicos, temperamentales); el respeto a los compañeros, a los contrarios, a los entrenadores, a los árbitros; la tolerancia frente al que tiene menos capacidad, y en general frente al que se equivoca; el gusto por el juego en grupo, más que la expresividad individual. Signos todos de la identidad personal que se está formando, premisa para un protagonismo social que brilla cada vez más por su ausencia.
Una contribución, ésta del deporte, muy valiosa en un momento como el presente, caracterizado por la confusión y la flaqueza generalizadas.
*Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página