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Huellas N.5, Mayo 2010

BREVES

Responden los hechos

CUANDO LA VERDAD APARECE “POR ERROR”

John Waters

Un feto abortado que sigue respirando tras veinte horas. Lo descubre el sacerdote, que reza por él. Un “error” que denuncia el abuso de la razón

Un amigo me envió un link con un mensaje: «Lee esto, ¡es para llorar!». Como de costumbre, se trataba de un periódico “conservador”, en este caso el londinense Daily Telegraph. (Cuando, después, busqué la noticia en algún periódico “progresista”, no pude encontrarla).
La noticia procedía de Rosarno, un pueblo del sur de Italia. Hablaba de un aborto «que terminó mal», tras el cual un capellán del hospital, el padre Antonio Martello, descubrió que el niño –el feto abandonado tras una operación de rutina– aún respiraba, 20 horas después de la intervención. El niño fue llevado después a la incubadora y sobrevivió un día más.
Habrá una investigación oficial. La Ley italiana, por lo que parece, prohíbe el aborto cuando exista una posibilidad de que el feto pueda vivir independiente de la madre, y lo permite tan sólo en los casos en que seguir adelante con el embarazo pudiera poner en peligro la vida de la madre. En el caso que nos ocupa, el aborto fue practicado en la semana veintidós, tras una ecografía que no destacaba una malformación.
La observación más obvia ante este hecho muestra cómo nuestra sociedad permite a los malvados eliminar las pruebas de manera sistemática. Pero, un día, se comete un “error”, y resulta imposible no ver la verdad.
Se dice que en Italia han sucedido dos casos parecidos en los tres últimos años. Pero, ¿cómo estar seguros de que sólo han sido dos? ¿Cuántos casos similares habrán sucedido sin que un capellán de hospital fuera a rezar ante el cuerpo de un ser humano abortado? ¿Cuántos casos en Inglaterra? ¿En Alemania? ¿En Holanda? En Irlanda no existe el aborto legal, pero hay un río de mujeres irlandesas que se dirigen hacia clínicas inglesas.
En muchas ocasiones, los que se manifiestan contra el aborto han sido condenados severamente por la sociedad “liberal”, por exibir fotografías de fetos muertos. «Es algo de muy mal gusto –se dice– y ofensivo para las mujeres que han sufrido un aborto». Es deprimente ver cómo el deseo de la sociedad moderna, a menudo impietoso, de exponer los hechos, pueda contradecirse cuando choca con la ideología dominante.
La sociedad “liberal” no acepta mirar de frente hechos como éste por una sencilla razón: porque concibe la libertad de manera reducida. Es interesantísimo observar cómo se defiende esta “libertad”. Se defiende con el silencio, la arrogancia moral y el abuso sistemático de la razón volcada en justificar la salvaguardia de la libertad del individuo mediante la eliminación de la de los demás. Conviene recordar que cuaquier afirmación de esta sociedad debe ser mirada con lupa. No podemos creer nada a priori, porque las mentiras son tan grandes y tan flagrantes, y sin embargo tan frágiles.
Al final, como es obvio, lo que se pierde es nuestra propia libertad. ¿Cómo podrán, estas madres, seguir viviendo de ahora en adelante? En cualquier caso, no será gracias al poder curativo de la ideología de la muerte que ha eliminado a sus hijos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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