Huellas N.3, Marzo 2010

BREVES

La Historia

Por un rostro así…

Chiara llega a la parada y baja del autobús absorta en sus pensamientos. Hace frío en Florencia, en esta mañana de finales de enero. Camina rápido pensando en lo que le depara el día: el estudio para preparar los exámenes, los amigos… Pasan por su mente las imágenes dramáticas del terremoto en Haití, los voluntarios de AVSI y CESAL que están organizando los primeros auxilios en Puerto Príncipe. Casi no se entera de que ha llegado al edificio ultramoderno de la facultad de Químicas. «Anda, he llegado», piensa para sí. «Hola, Chiara. ¿Qué tal?», le pregunta un amigo. «Bien, aparte el frío…». Van por el pasillo, y les alcanza Tommaso. «Entonces, ¿montamos esa mesa de recogida de fondos para Haití? No somos muchos, pero me gustaría hacerlo». «Vale, pedimos el permiso al Rectorado y vamos allá…». «Claro que, si alguien nos ayudara…». Chiara asiente. «Mira, ahí están los que pueden ayudarnos».

Desde el fondo del pasillo se acercan tres chicos. Son Andrea, Claudio y Amerigo, universitarios de izquierdas. Con ellos ha nacido una amistad, imprevista. A veces se discute duramente, pero hay una estima recíproca e intentan escucharse unos a otros. Tommaso les llama: «Chicos, queríamos haceros una propuesta». «¿De qué va la cosa?». «Es que queríamos montar una mesa de recogida de fondos para Haití». «¿Para qué ong?». «AVSI y CESAL». «No puede ser». Chiara piensa para sus adentros: «Obvio, al fin y al cabo, nosotros somos los de CL y ellos los de izquierdas». La cosa parece quedarse ahí.

Pocos días después, Chiara y sus amigos ponen la mesa de cuestación en la entrada de la facultad. Acude poca gente. Llegan los tres chicos del Colectivo. Sin decir una palabra, le entregan a Chiara un billete de 500 euros. Ella les mira alucinada. Toma el billete y le da la vuelta, pensando: «Es falso. ¡Qué jeta! Nos toman el pelo. No me lo esperaba de ellos…». Claudio, casi leyendo sus pensamientos, toma de la mesa una copia de la revista de AVSI/CESAL, Buenas Noticias. En la portada aparece una foto de las mujeres del Meeting Point de Kampala: «¿Crees que yo daría dinero falso por un rostro así?». No.
Por la tarde, de regreso a casa, retorna la escena en su cabeza: «Pero, ¿qué pueden haber visto que les haya llevado a darnos 500 euros?». No se lo explica, de ninguna manera, hasta que la respuesta aflora en una carta que escribe a sus amigos: «Jesucristo. Yo no me doy cuenta, pero veo que es así: es increíble, pero por nuestra torpeza pasa una Presencia que cautiva el corazón del hombre». Una Presencia que derrumba cualquier barrera ideológica.