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Huellas N.2, Febrero 2010

BREVES

Ensayos de Subsidiariedad
LIBERTAD DE EDUCAR. UNA BATALLA A NIVEL MUNDIAL

Giorgio Vittadini*

¿Es un privilegio el cheque escolar? Hay muchos prejuicios que desmentir

Gracias al cheque escolar implantado en la región italiana de Lombardía, muchos padres que llevan a sus hijos a colegios de iniciativa social y no tienen una renta elevada reciben la devolución de parte de sus gastos escolares. Quien denigra esa ley como si fuese una iniciativa que favorece de forma inicua a los católicos ignora que medidas como ésta son una pieza fundamental de las políticas subsidiarias, que ponen en el centro de su acción a las personas y su derecho a la libertad de educar. Un ejemplo similar nos llega desde Arizona, donde está vigente desde 1997 el school tax credit que, para facilitar el acceso a la educación de iniciativa social a las familias menos pudientes, permite deducir de los impuestos la suma de las aportaciones realizadas a las escuelas, ya sean de iniciativa social o pública. Las escuelas de iniciativa social se mantienen gracias a estas donaciones, en virtud de las cuales pueden permitirse no cobrar unas mensualidades elevadas, que las familias de los estudiantes con rentas menores no podrían pagar. Es interesante también poner de manifiesto que estos incentivos financieros están acompañados (al menos en una parte de las escuelas, las charter school, escuelas públicas de gestión privada) de una amplia autonomía para establecer su propio plan de estudios y para decidir su organización pedagógica y didáctica. Las charter schools, que garantizan el mínimo exigido por los planes de estudio estatales, tienen libertad para crear su propio currículum y ofrecer una gama de actividades más allá de las mínimas garantizadas por la financiación del Estado, mediante donaciones de particulares. “Veritas”, una de las escuelas más cualificadas de Phoenix, que tiene alumnos de enseñanza media y superior, pide por ejemplo a las familias una aportación libre, sugiriendo la cantidad de mil dólares al año. Durante el curso, comités de padres, estudiantes y donantes organizan distintos actos (como festivales y subastas) para reunir fondos con los que garantizar una serie de actividades que completen la oferta formativa más allá del currículum mínimo obligatorio.
Pero en todas partes cuecen habas. En 2009, tuvo lugar en Arizona una campaña mediática contra el school tax credit, acusado de mantener «la educación de iniciativa social como un privilegio para personas ya privilegiadas»; acusación apoyada por una investigación según la cual la ley no había generado un incremento del acceso a estas escuelas de minorías étnicas como la hispana. El furor ideológico vive de prejuicios en todas partes, y los detractores de la ley parecen seguir ignorando lo que los datos demuestran desde hace tiempo: que existen barreras culturales y sociales que impiden a las minorías étnicas, no sólo elegir en qué tipo de centro instruirse, sino de instruirse sin más, e incluso de cubrir sus necesidades elementales. No se puede, por tanto, acusar al school tax credit de no alcanzar su objetivo. Si se suprime, no sólo se limitará la libertad de una parte de los ciudadanos –que paga su educación dos veces, con los impuestos generales y con las mensualidades–, sino que se reducirá el nivel cultural general de la enseñanza, que siempre resulta favorecido por el pluralismo escolar. La controversia política ha terminado por ahora con un compromiso según el cual la ley seguirá teniendo validez, pero sólo para aquellas personas que tengan una renta baja. ¡La batalla por la defensa de la libertad de educar y por la subsidiariedad se libra en todo en mundo!
*Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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