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Huellas N.2, Febrero 2010

BREVES

Responden los hechos
ASÍ ME ALCANZÓ DON GIUSSANI

John Waters

Un encuentro pronto olvidado, luego una invitación a comentar un libro que ordenó todos los fragmentos

Mayo de 2005, aeropuerto de Dublín. Iba a salir para Roma. Se me acercó un hombre que no conocía y empezó a hablarme de mi último artículo publicado en el Irish Time acerca de la relación entre religión y cultura. Era Mauro Biondi, y pertenecía al grupo de CL de Dublín. Su sincera cordialidad me llamó la atención.
Me preguntó si había oído hablar de don Giussani. “¿No? Pues a veces –me comentó– da la sensación de que lo conoce”. Luego me invitó a hablar a sus amigos. Le dejé mi número de teléfono y me olvidé del asunto.
Unas semanas después, me llamó para organizar el encuentro. La noche anterior estaba algo nervioso porque, aunque a menudo me piden que intervenga en debates públicos, aquella vez era distinto. Intuía que me estaban pidiendo otra cosa, y no iba a hacer una lectura sociológica. Sin darle más vueltas fui allí, a contarle al grupo de Comunión y Liberación mi historia personal. Había crecido en una familia católica, luego me había extraviado como la mayoría de los chicos en esos años. Más tarde, la lucha por salir del alcoholismo me llevó a reconsiderar el problema de Dios. Me conmovió la reacción de la gente que me escuchaba, y parecían comprender mis experiencias sin juzgarme.
Esa noche me regalaron algunos libros de don Giussani y una botella de vino, que les aseguré que no me bebería. Se la regalé a un vecino mío y coloqué los libros en un estante de mi biblioteca.
Al cabo de unos meses, Mauro me llamó y me invitó a presentar en Dublín un libro de don Giussani, Educar es un riesgo. Me enviaría una copia. Leí el libro y me quedé pasmado, no tanto por su contenido “religioso”, sino porque me di cuenta de que don Giussani había desentrañado los enigmas acerca de la tradición y la libertad con los que, en otros contextos, yo me había peleado durante años. En la presentación del libro hablé en tono muy personal, y Mauro me dijo que, si no tenía inconveniente, le enviaría una síntesis de mi intervención a la revista Tracce.
En otra ocasión me invitaron a leer El sentido religioso, uno de esos libros que me habían regalado al comienzo. Como repito a menudo, aquel libro me permitió ensamblar muchos pensamientos fragmentarios que, hasta entonces, me había negado a tomar en consideración.
Antes del verano, Mauro me hizo llegar una invitación del Meeting de Rimini para hablar en uno de sus actos: era la primera vez que oía hablar del Meeting.
Y así fueron avanzando las cosas. De la manera más bella y delicada, estas personas han entrado en mi vida, y, discretamente, siguen en ella. Es como si alguien me los hubiera enviado.
Esa tarde en el aeropuerto de Dublín, cuando conocí por primera vez a Mauro Biondi, hacía exactamente tres meses que don Giussani había dejado este mundo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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