CARTA DE LA DIRECTORA
Queridos amigos: Desde hace un tiempo, Julián Carrón nos está ayudando a comprender que la crisis que atravesamos «pone a prueba la educación en la fe que recibimos». Cada uno debe comprobar si la fe sirve para afrontar la vida y sostenernos en las dificultades, si realmente da lugar a una esperanza firme, porque se apoya en Cristo, presente en una compañía llena de obras y caridad.
Cuando alguien pierde el trabajo, necesita una solidez humana y una compañía concreta para seguir construyendo sin ceder al individualismo. En este sentido, los juicios, la experiencia y el testimonio recíproco que Huellas nos acerca, son claves para construir juntos.
Por ello, paradójicamente, en tiempos de crisis nuestra revista en lengua española crece. Lo hace a través de su versión digital www.revistahuellas.org para ofrecer testimonios y hechos que hoy más que nunca necesitamos.
Ahora bien, la vida del movimiento es el reflejo sensible de una Presencia que “necesita” de nosotros. De nuestra capacidad de mirar y de amar hasta juzgar. De alguien que lo vea y lo cuente.
Disponemos de una plataforma informática excelente. Es un instrumento, pero, más aún, una oportunidad para crecer. En dos sentidos: en la conciencia de lo que somos para el mundo y en nuestra responsabilidad hacia los países de lengua española, a los que nos une una clarísima preferencia y una vocación misionera.
La edición digital permitirá que personas de 16 países de América Latina, además de EEUU, Japón e Italia –en total son 19 los países que reciben actualmente la edición impresa–, puedan acceder y utilizar los contenidos que ofrezcamos.
Hoy “dar la vida por la obra de Otro” implica ser más conscientes del valor que tiene la revista del movimiento, colaborar con su Redacción y renovar una conciencia misionera.
Carmen Giussani
¿QUIÉN LLEVA LA ESPERANZA A TANTOS HOGARES?
Al principio de este curso escolar, como consecuencia de la crisis y de cierta toma de conciencia, cambié a mi hija de colegio. Nunca creí que la experiencia fuera tan enriquecedora. Se llama Kolbe y está en Villanueva de la Cañada. Los niños visten de verde –será por la esperanza que llevan a tantos hogares– y son estupendos. Mucho más que estupendos. No hay día que no me sorprendan con alguna iniciativa, con alguna idea, puesta en marcha de la manera más natural, sin alharacas, sin fariseísmo, sin darle importancia. Cuando no es una cena para poner en marcha unas becas es la creación de un mercadillo; cuando no es la recogida de alimentos es... Durante el año, cada semana, los chicos “exigen” en sus casas –o se buscan la vida si ya tienen edad para ello– alimentos no perecederos, material de higiene personal, alguna ropa, cosas de primera necesidad, y las almacenan en el colegio –que cede un espacio para ello– hasta que un adulto de la localidad lo traslada a su casa –a su garaje– y nos convoca a los voluntarios. Es la casa de quienes, en el pueblo, organizan el Banco de Solidaridad. No os imagináis la maravilla que se produce allí. Por parejas, más de dos docenas de voluntarios de todas las edades se mezclan entre los montones de cajas y, bajo su tutela, organizan “las cajas”. Así lo llamamos. Cada pareja –matrimonios, padres e hijos, amigos– se ocupa de una familia de la que conoce, cada vez más, toda su situación. Trabajo, necesidades, hijos y sus edades, oportunidades, cumpleaños... sus circunstancias personales por las que, de repente, de manera inesperada, les cambió la vida. Toda la precaria estabilidad de la que gozaban se viene abajo de la noche a la mañana y se quedan dependiendo de un modo de vida que ya no sólo no se pueden permitir, sino del que no pueden salir alegremente. Las familias han acudido a los servicios sociales y éstos, desbordados, o quizá paralizados por la magnitud de la crisis y de la cantidad de respuestas que no dan, las remiten al Banco. Y el Banco busca voluntarios y redobla sus esfuerzos por lograr más “cajas”, y los chicos hacen más cenas en el colegio que sirven ellos mismos con una dulzura, una profesionalidad y una alegría que encogen el alma, y más rifas y más mercadillos... Y Dios provee de más manos, de más voluntarios, de más alimentos... Todo ocurre de una forma tan natural y humana, con tal alegría entre los participantes, que resulta difícil desentenderse. La mañana del domingo anterior a Navidad, con las primeras luces y a cuatro grados bajo cero, en la misma Plaza de España de la localidad, un montón de locos nos concentrábamos para descargar sartenes gigantes, fogones portátiles de gas, bebidas que no hacía falta enfriar, vino caliente con canela, carpas y tenderetes, cientos de kilos de migas de Tomelloso, dulces, juguetes, regalos... No puedo explicar la sensación que me embargó, pero aquellos hombres y mujeres enterrados en abrigos, guantes y mandiles verdes llegaban al alma. De manera espontánea formaron un círculo, dieron gracias de estar allí por sexta vez consecutiva –para mí era la primera– y rezaron una oración. Y acto seguido se puso en marcha el campamento improvisado. ¡Eran las migas solidarias a beneficio de las obras de la ong CESAL en Uganda, México y Perú! Montamos las carpas y las mesas, se encendieron las cocinas y se empezó a trabajar. Y todo un pueblo se volcaba en la iniciativa, contagiado por tanta alegría. Y a mí no me cupo duda de que aquello era extraordinario, de que la inspiración, la fuerza, el deseo de participar, no surgían sólo de aquellos corazones, de aquellas almas de simples hombres. De que hay algo más. De que hay Alguien más y, sin duda, estaba entre nosotros.
Martín Ynestrillas, Villanueva de la Cañada (España)
CRISTIAN Y SU PROFE
Sábado 5 de diciembre. Una mañana fría nos despierta en tierras altoaragonesas. Jesús, con nueve de los chicos de su grupo de Confirmación, llega al estadio San Jorge. Nosotros lo hacemos poco después, somos ocho para jugar contra los chicos de La Muela. Así empieza un intenso fin de semana en Huesca al que se unen siete familias vallecanas. ¿Qué tienen en común unos chavales de La Muela, con unos oscenses y un grupo numeroso de adultos y niños? Antes de la comida casi todos han llegado al destino, nosotros nos arreglamos y llegamos a misa en la seo oscense. «Hemos venido con el deseo de que algo grande suceda en estos días juntos», se nos recuerda en la eucaristía. Por la noche, cenamos los amigos de Vallecas, la Escuela de comunidad y los bachilleres con los que hemos comenzado un grupo en el Colegio. El domingo, este heterogéneo grupo se junta en la Catedral para celebrar la Eucaristía. Después, subimos a Arguis, un pequeño pueblo cercano a la capital, dimos un paseo y comimos juntos. En la cena sorprende ver a un grupo de siete adolescentes. Todos del mismo colegio y una cosa en común: la curiosidad por las cosas que dice el “profe de reli”. Se suma a la cena también nuestro obispo, don Jesús. Cristian, uno de mis alumnos, toma la palabra para contar lo que ha sucedido este curso: «En el colegio siempre se me había dicho que un profesor no podía ser amigo mío, sin embargo encontré a uno de quien sí pude hacerme amigo. Un grupo de chavales de clase teníamos un problema y él nos ofreció su ayuda. Al día siguiente le llamé para saber si podíamos cenar juntos. A partir de ahí a todos los sitios a donde él iba yo también quise ir. Percibía que había algo más grande en su vida que yo quería para la mía. Así me fui con él al campamento de Picos, allí pude vivir esta experiencia con gente de mi edad. Me he dado cuenta en este curso de que hay formas diferentes de vivir la vida, os doy las gracias a los vallecanos por ayudarme en esto. Porque en la relación de Manuel con vosotros percibo algo interesante para mi vida. Yo quiero esta amistad, esta nueva vida, quiero vivir las cosas como veo que lo hacéis vosotros». Necesitamos ver a estos amigos para que crezca nuestra fe y nos sostengan en la esperanza. Nos quedamos en Huesca conmovidos por haber crecido en certeza y en amistad.
Manuel, Huesca (España)
LO QUE CORRESPONDE
Los días 14 y 15 de noviembre se llevó a cabo la Asamblea de Responsables de CL en Tepoztlán, Morelos, México. Pude conocer al Padre Aldo, a Cleuza y Marcos, al Padre Julián de la Morena. Me llamó la atención su testimonio y quiero aprender a mirar como ellos miran. Comprendí que hacer un juicio no es pensar en lo que me gusta, sino en lo que me corresponde. Lo que corresponde aconteció en esos días en Tepoztlán y acontece en la Eucaristía cada día. Después, hice un viaje de trabajo, donde tenía la posibilidad de regresar en un autobús de primera clase, pero no llegar a Escuela de Comunidad en Villahermosa, o bien tomar una pequeña camioneta de pasajeros y llegar a tiempo. Lo que corresponde no coincide con lo que me gusta, sino con lo que cumple mis exigencias de felicidad, hasta el punto de poder decir en aquella camioneta incómoda mirando las montañas de Chiapas: «Yo soy Tú que me haces», como nos decía el P. Aldo.
Sebastián, Villahermosa-Tabasco (México)
TESTIGO Y MILAGRO
Bajo el lema “El testigo es alguien que conoce la verdad”, unas 45 personas entre niños, de entre 10 y 13 años, y adultos pasamos unos días de vacaciones juntos en la localidad de Capilla del Monte en la provincia de Córdoba. Los Laudes por la mañana, los juegos, las excursiones, los cantos, las misas, una película... fueron para todos una provocación que se reflejó en la Asamblea Final: «¿Quién ha sido testigo para vos en estos días y en tu vida y por qué? ¿A qué pasos te provoca una persona que reconoces como testigo?». Los chicos desbordaban vida y se acercaban a uno u otro de los adultos para manifestarselo, y los adultos no podíamos dejar de maravillarnos por lo que estaba pasando. Uno de los días fue a visitarnos Valeria Herrera, a quien el Señor concedió un milagro por intercesión de Ceferino de Namuncurá. Acudió allí con su marido, Joseph, sus tres nenas, Dedi, Muriel y Sese, y el pequeño Ceferino de 9 meses. Durante dos horas los chicos la escucharon en silencio, maravillados de estar mirando y teniendo al alcance de su mano uno de los milagros que había hecho Jesús. Ceci levanta la mano y le pregunta: «¿Cómo se te ocurrió decirle a Ceferino “hacelo conmigo”?» (se refería al milagro que necesitaba Ceferino para ser beatificado). Valeria responde: «Porque sabía que él me iba a entender y que el Señor no podía negarle nada a un ser tan puro». «Las circunstancias por las que Dios nos hace pasar constituyen un factor esencial de nuestra vocación, de la misión a la que se nos llama». Yo fui a las vacaciones sin saber bien si tenía que ir o quedarme acompañando a mi hermana, que sufre una enfermedad crónica desde hace 14 años. Como yo había invitado a Valeria a través de una amiga, fui la que la recibí y pude hablar con ella a solas un rato. Le pregunté lo que quería preguntarle desde siempre: «¿Por qué crees que se te concedió el milagro? ¿Por qué, aunque hace 14 años que pido la curación de mi hermana, no se me concede?». Valeria me contó que la gente cree que ella a partir del milagro tiene solucionada la vida, que tiene una conexión especial con el Señor que le garantiza la solución a todos sus problemas; en cambio, al igual que nosotros, cada día debe reconocer cuál es el sentido de su vida, esa vida que, como ella misma dice, «se le devolvió en bandeja». El padre Mario dijo que Dios obró el milagro para que Valeria tuviera certeza en todos los demás problemas de su vida, y para que todos pudiéramos confiar en que Cristo está presente y actúa. Valeria fue para mí un testigo porque, a través de ella, tuve la evidencia de que Dios sigue obrando hoy como hace dos mil años. Este reconocimiento me ayudó a descubrir que Valeria tiene la misma necesidad que yo y que mi hermana: saber por qué se nos da la vida y gastarla por lo único que vale la pena, dure lo que dure. Por eso, hoy mi pregunta es: «¿Cómo querés que Te responda Señor?».
Ximena, Santa Fe (Argentina)
UNA PRESENCIA FAMILIAR
A comienzos de diciembre, fui a consulta con el médico. Llevaba mi libro de don Giussani ¿Se puede vivir así?. Cuando pasé al consultorio, dejé mi lectura en la pag. 206, casi al final. El diagnóstico fue: neuroblastoma, un pequeño tumor maligno, el mismo que padecí a los 8 años de edad, con las mismas características y en el mismo lugar. Cuando el médico me dio el resultado, yo misma me sorprendí de mi reacción. Serenamente, comenté: «¡Bueno, ¡primero Dios!». Lo más sorprendente fue que al salir de la consulta continué mi lectura donde me había quedado: «”Todo lo puedo en Aquel en quien reside mi fuerza” (Flp 4, 13). Este optimismo es decisivo en cada despertar, cada vez que se vuelve a tomar conciencia, de modo que el lema de la vida, la forma de la vida, se convierte en lo que dijo San Pablo: “Todo lo puedo, de todo soy capaz junto a Aquel en quien reside mi fuerza (mi razón de ser, mi fuerza, mi consistencia)”. Yo soy tan débil que cada minuto me equivoco, pero si reconozco que mi fuerza está en Ti, Señor, ninguna debilidad me puede parar». ¡Ahí estaba la respuesta! Era el mismo Señor que me hablaba. Cuando se tiene fe en Dios, todo cambia, todo se ve ¡tan diferente! Estoy tranquila, estoy contenta con la vida, así como está. Doy gracias a Dios por todo lo que he vivido y que me ha dado, sobre todo por haber salido a mi encuentro en mayo de 2005, a través de su Iglesia viva en CL. Yo empecé a vivir desde que lo conocí, desde entonces mi vida ha tomado sentido. ¡Gracias, Señor Jesucristo, por tu presencia en mi vida! Otro milagro. En Misa siempre le pedía: «Señor, Tú sabes que desde antes de conocerte no veo a mi hermana menor, por un disgusto; te pido por la reconciliación con ella». En cuanto se enteró de mi padecimiento, me llamó. Nuevamente: ¡Gracias, Señor!, y si esto fue el motivo para acercarme a ella, lo doy por muy bien recibido, vale la pena. ¡Qué grande es Dios! No cabe duda, siempre nos escucha. Y como si fuera poco, el Señor me está cumpliendo hasta el gusto de bailar, a pesar de mi condición física. ¿Qué más puedo pedir? Estoy contenta y muy tranquila. Como le dije a mi hermana mayor: «Si vas a pedir por mí, simplemente pídele a Dios que me dé fortaleza para afrontar lo que viene, sin lágrimas ni llantos, sino así, contenta. Y si Él quiere seguiré aquí hasta cuando así lo disponga, simplemente. Yo me abandono en sus manos y repito lo mismo que Él dijo en la cruz: “Hágase tu voluntad y no la mía”».
Nora, Aguascalientes (México)
SU AMOROSA PRESENCIA
A principios del año 2009, me ocurrieron simultáneamente dos hechos devastadores: la cancelación del contrato que mantenía mi empresa con una compañía española y la aparición de una enfermedad grave. Luego de varios exámenes, un neurocirujano me diagnosticó, el 11 de junio, un tumor benigno en la sustancia blanca de la médula espinal a nivel de las vértebras cervicales altas. El único remedio es una cirugía con un costo de 11.000 euros. El seguro me cubre el 73% y el resto lo tengo que conseguir. Hasta ese momento presentaba ya síntomas preocupantes. El comportamiento del tumor es de continuo crecimiento y conforme lo hace mata neuronas. Estos síntomas obligaban a que la cirugía tuviera que hacerse en corto plazo, a más tardar cuatro meses, a riesgo de complicarse la operación y progresivamente aumentar el daño. Con respecto al trabajo, sólo conseguía trabajos temporales, a veces pagados y a veces no. Había estado conversando con una empresa importante para la que había trabajado hace unos años y me habían dicho que contratarme dependía de la firma de unos contratos. Mi esposo, Germán, había encontrado un trabajo temporal y le pagaban muy poco. Por otro lado, y a pesar de sentirme cada vez peor, al entrar en contacto con esta empresa, no sólo les pedí trabajar con ellos, sino que les propuse la experiencia de la CdO. Hasta el 11 de junio, la situación era compleja por las deudas acumuladas y gastos ordinarios sin poder pagarlos. Mi súplica era cotidiana y me acompañaba la propuesta permanente de lo que amo: el encuentro con Cristo a través del carisma de don Giussani y la comunión con Germán, Leonardo Grasso y otros amigos de nuestra comunidad. He aprendido a suplicar con toda mi fuerza. Leonardo me enseñó a pedir al Gius, me contó que estando ya muy enfermo les pedía a los amigos que rezaran por él y les explicaba que si no deseara y pidiera curarse no sería hombre, y si no aceptaba la voluntad de Cristo no sería cristiano. Comencé a tomar conciencia de lo que es pertenecer a un pueblo cristiano. Empezamos los Ejercicios de la Fraternidad el 12 de junio. El 13, por la mañana, después de escuchar la lección de Carrón, cuando salimos al campo a reflexionar, noté con una sorpresa indescriptible que la mayoría de los síntomas habían cedido: podía moverme bien, no había pérdida del equilibrio, no tenía el lado derecho del cuerpo dormido. Así he permanecido hasta hoy, la mejoría ha ido aumentando. No he hecho tratamiento alguno, pues el único que se aplica es la cirugía. Sólo he seguido rezando y agradeciendo. El neurocirujano me volvió a examinar el 23 de noviembre, me encontró en franca mejoría y dijo que, aunque no se puede asegurar nada aún porque es poco probable que suceda, el tumor podría estar reduciéndose. Yo le planteé esperar a la operación por 8 meses más porque no podía ausentarme del trabajo. Me dijo que sí, que vaya tranquila y esté sólo atenta al surgimiento de algún síntoma diferente, pues en este caso habría que actuar inmediatamente. Yo tengo la certeza de que es obra de Cristo y, aunque empeore, esta mejoría asombrosa me ha permitido tener trabajo estable y hermoso en la empresa que mencionaba al principio. A Víctor, vicepresidente de esta empresa, le hablé de la enfermedad y de la operación, y no fue obstáculo para llamarme a formar parte del equipo de trabajo. He vuelto a cuidar de mis hijas, Camila y Valeria, a quienes había descuidado por la incapacidad. Ellas han aprendido a mirar a Cristo a los ojos, y así ha nacido una familiaridad con Él. He seguido proponiendo la experiencia de la CdO; tan claro ha sido esto que Angelo, presidente de la empresa de la que formo parte ahora, fue al Meeting de Rimini en este verano 2009. Ahí se encontró con Leonardo y Alejandro, que lo acompañaron y le mostraron la CdO. Angelo ha seguido los encuentros de la CdO Venezuela. Angelo y Víctor propusieron a Germán desarrollar una Escuela de Formación de Emprendedores en los espacios de la empresa. Hemos retomado la conexión con nuestra casa en Mérida. El pasado mes de diciembre, por primera vez desde hace un año, pudimos pagar las deudas del mes y no pedir prestado para subsidiar los gastos. Recién he sido capaz de comprar una extensión de la póliza del seguro que me cubriría toda la operación en caso de ser necesaria... ¿Qué juicio hago de todo esto? He podido verificar el ciento por uno aquí, cada instante, cada día. El dolor, el miedo, me han servido para afianzar mi vida como una roca en Él, para conocer su amorosa presencia.
Valeria, Caracas (Venezuela)
LA NOVEDAD
Ejercicios de los universitarios
Soy profesora de un colegio. Hace unos meses fui advertida de que algunos compañeros se habían quejado de que usaba tiempo laboral para estudiar para la universidad. Yo siempre cumplo con mi trabajo, tengo dos hijos y estudio en la universidad, por tanto, que no se me permitiera leer en algún tiempo libre mientras los otros muchas veces no hacen nada me pareció una injusticia. Llegué a la Escuela de comunidad con el deseo de entender lo que había pasado. Doris, que acababa de regresar de Brasil donde había asistido a un encuentro de los universitarios con Carrón y al retiro de los Memores Domini, contó cómo le habían impactado esos 3.000 jóvenes entrando en silencio, cuidando los cantos, escuchando palabras como éstas: «Pero nosotros –seamos sinceros, amigos– la mayoría de las veces nos defendemos de la novedad. Cuando una novedad asoma en el horizonte, enseguida nos retraemos. Pero Cristo es precisamente esto: la novedad que está presente todos los días de la vida». Mientras escuchaba, veía en mi mente a estos universitarios brasileños entrando en silencio y me pregunté: «Y yo, ¿cómo me pongo frente a las cosas?». Me di cuenta de que a menudo censuro la realidad y muchas cosas que acontecen en el trabajo. Entendí que si no estoy despierta ante lo que vivo en el colegio me pierdo a los niños y me pierdo a mí misma, porque no me abro a lo que el Señor quiere darme y decirme a través de ellos. Valiéndose de un par de compañeros de trabajo que, sin importar la intención que hayan tenido, me reclamaron a abrirme de par en par a la realidad, es Otro quien me ha despertado.
Catalina, (Colombia)
MAESTRO DE GRATITUD
Una amiga de los Memores Domini está ofreciendo día a día su larga enfermedad. Su padre escribe a las compañeras de casa en Madrid para felicitar las Navidades.
Con el ruego de que esta felicitación se haga extensiva a todos nuestros conocidos de CL, a los que tanto queremos y a los que nunca podremos pagar todo lo que están haciendo por nuestra hija. «“El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. El Señor de cielo y tierra nos hace ver su corazón, que es la caridad».
Eufebio, Madridejos / Toledo (España)
“CHINA” SE SUMA A LA RECOGIDA DE ALIMENTOS
OS ENVÍO UNA FOTO TOMADA EL SÁBADO EN UN SUPERMERCADO DE PAVÍA, DURANTE LA JORNADA DE RECOGIDA DEL BANCO DE ALIMENTOS. LA PROTAGONISTA ES PENÉLOPE (PENG), UNA JOVEN CHINA QUE LLEVA UNOS MESES EN ITALIA ESTUDIANDO PRIMERO DE UNIVERSIDAD. A PESAR DE QUE NO SABE MUCHO ITALIANO, FUE INCANSABLE EN PROPONER A TODOS LA INICIATIVA.
Carla
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón