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Huellas N.6, Junio 2006

CL Italia / Cooperativa de Mezzolombardo

“Gracias a la vida”

Roberto Vivarelli

Este es el nombre de la primera cooperativa social del Trentino-Alto Adige, dedicada a la acogida de discapacitados. La obra nació hace veintiocho años de la amistad y de la respuesta a la necesidad de estos chicos

La primera sede fue un almacén de herramientas del convento de los Franciscanos. Hablamos de septiembre de 1977 y de una población de seis mil habitantes al norte de Trento: Mezzolombardo. En aquel local adaptado de la mejor manera posible, un pequeño grupo de amigos de la comunidad local daba origen al primer núcleo de “Gracias a la vida”, una iniciativa para acoger a discapacitados. Era la primera cooperativa social de la región del Trentino-Alto Adige y una de las primeras obras nacidas en el ámbito de la experiencia del movimiento.
Veintiocho años después –caracterizados por un crecimiento constante que ha obligado a cambiar siete veces de sede– “Gracias a la vida” ha encontrado su lugar definitivo en un espacioso edificio de más de 1.600m2, que evidencia, incluso en el aspecto arquitectónico, la aventura humana que durante estos años muchas personas han aprendido a apreciar –y no solo los lugareños–. «La grandeza evidente de lo que hoy tenemos ante nosotros estaba ya presente en la grandeza más escondida de hace veintiocho años, en el atrevimiento ingenuo de aquellos amigos que nos ha permitido a nosotros, que hemos venido detrás, poder decir un pequeño o gran “Gracias a la vida”». Con estas palabras presentaba la nueva sede Paolo Cainelli, presidente de la Cooperativa, que empezó a trabajar en ella como objetor en servicio civil en 1984, y que desde entonces nunca ha abandonado, a pesar de su trabajo de titular de una importante farmacia del centro de Trento.

Cesarina, Bianca, Rosetta...
El grupo inicial estaba formado por los primeros seguidores del movimiento de la zona, la Piana Rotaliana. Por medio de una serie de relaciones, ellos supieron contagiar con entusiasmo a otras personas, llamándolas a compartir una necesidad que, como cualquier otro aspecto de la vida, sentían como propia. Cesarina (que desde hace años es religiosa de las Hermanas de la Caridad de la Asunción), era por aquel entonces representante sindical en una fábrica textil de la cercana población de Mezzocorona. Tenía una hermana discapacitada, y compartía con Bianca, la logopeda que trataba en el hospital estos casos, la incertidumbre sobre el futuro de estos chicos, que recibían ayuda pública sólo hasta cierta edad. Junto a Rosetta, peluquera y confidente de muchas madres que vivían el mismo problema, implicaron a otras personas del pueblo, y llegaron a la fundación de la Cooperativa el 29 de septiembre de 1977, presidida por Alberto Paolini. Pero el mismo notario que redactó el acta de fundación mostró su preocupación por algunos aspectos: no existía entonces ninguna referencia institucional o legislativa en el campo de los servicios asistenciales, de forma que en los primeros años las personas que trabajaban allí a tiempo completo eran contratadas y retribuidas como... ¡empleadas del hogar!

La obra de los voluntarios
En la actualidad la Cooperativa cuenta con 58 empleados (una empresa de tamaño mediano), pero los voluntarios siguen siendo uno de los pilares básicos de la obra, voluntarios que proceden de las experiencias más dispares: señoras de Mezzolombardo que se juntan en la cocina con un hermano franciscano, scouts y objetores de conciencia, que siguen manteniendo la relación una vez pasado el periodo de servicio civil. Una obra dirigida por Cristina Fuoli y gestionada en el aspecto administrativo y de relaciones institucionales por Francesco Betalli. «La nueva sede ha costado dos millones trescientos mil euros, pero el 90% ha sido cubierto por los fondos de la Provincia. A la inauguración invitamos personalmente también a los antiguos asesores provinciales de servicios sociales y a los funcionarios (incluso a los jubilados) con los que hemos tenido relación en todos estos años de historia –cuenta Francesco– y esto les ha sorprendido, porque, no teniendo ya nada que darnos, han comprendido lo que está en la base de esta obra, es decir, las grandes palabras que nos ha enseñado el movimiento: la centralidad de la persona, la vida como don, el primado de la caridad, la prioridad de la libertad de todos, la concepción humanizadora del trabajo, el valor central de la educación».
El camino está siempre marcado por las palabras de un mensaje que don Giussani escribió en 1992, con ocasión del decimoquinto aniversario de la Cooperativa: «Gracias a la vida. Quien sabe decir esto delante de los discapacitados es como si dijese: “el Señor es grande y bueno, y a través de todas las apariencias un día se mostrará claro como el sol en una bella aurora”. Y aquellos que ayudan a los discapacitados a caminar hacia el destino del Señor grande y bueno, hasta que aparezca Su luz en plenitud, son ‘bienaventurados’ –como dice Jesús en el evangelio–, y escucharán decir: ‘Venid, benditos de mi Padre, al Reino preparado para vosotros’. ¡Gracias a vuestra vida! »

Un pueblo de fiesta
A la inauguración de la nueva sede no sólo asistieron los ex asesores de la Provincia autónoma, sino también las autoridades actuales de las instituciones y de la poderosa federación trentina de Cooperativas. Y además el pueblo de Mezzolombardo: la fiesta de inauguración, que tuvo lugar el XXX, no pudo celebrarse al aire libre, por lo que el acceso fue limitado a 350 personas. Mucha gente se desilusionó al quedar fuera de este número, y durante las semanas siguientes se produjo un constante ir y venir de curiosos: el pueblo siente cada vez más que esta obra es parte de su propia historia. La sede ha sido pensada como una verdadera casa, muy acogedora y con un cuidado exquisito de los detalles. «Lo hemos hecho así porque consideramos a cada uno como una persona, y no les valoramos en función de la minusvalía física o mental que tengan –subraya Cristina, que guía a todos en este recorrido hacia un bien común, el mismo para los que acogen que para aquellos que son acogidos–. La finalidad es acompañar a la persona en su propio crecimiento, para que mire con confianza la realidad a través del abrazo real de un Tú amigo».

Trabajo adecuado
Un camino en el que la Cooperativa ofrece cuatro tipos de servicios: la acogida en el centro de día, que se encuentra en la nueva sede, la acogida residencial en el cercano pueblo de San Michele, la ayuda escolar a través de la figura del asistente educador en colaboración con una quincena de instituciones educativas, y un programa de educación destinado, en los casos menos graves, a la inserción laboral. Y los que son capaces de hacerlo, desarrollan en el centro de día pequeños trabajos (ensamblaje de estuches de cortesía de los hoteles, montaje de pequeñas partes de electrodomésticos), para educar a las personas en un trabajo adecuado a sus capacidades físicas y mentales; son pequeños trabajos que permiten también un pequeño ingreso que contribuye a aliviar el coste para el ente público.
Y de esta forma los chavales toman afecto a este lugar, hasta el punto de preferir la residencia de la Cooperativa a vivir con otros parientes cuando faltan los padres, o de llevar a los padres de Roberta –a los que se había pedido autorización para utilizar una foto de su hija en la inauguración– a escribir: «Os la cedemos con gran orgullo».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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