Huellas N.5, Mayo 2006

CL Bachilleres / Ejercicios espirituales

Argentina / Maciel. Un silencio vivo

Gloria Candioti

Noventa y cinco chavales de GS de Argentina celebraron la Semana Santa en Maciel, en la provincia de Santa Fe. La meditación sobre la Eucaristía que permite a cada uno experimentar a Cristo como una Realidad presente y familiar obtuvo el milagro del silencio: algo que sólo se produce ante una Presencia

En esta época, en nuestro país la violencia de los jóvenes parece recrudecer (hace pocos días fue asesinado Matías, un chico de 16 años en manos de una patota de chicos de su edad) este hecho conmocionó al país y en todos los diarios salen noticias y comentarios analizando el problema e intentando respuestas y caminos de solución. Mientras esto sucedía, el Jueves y Viernes Santo se celebró el retiro de GS en Maciel, provincia de Santa Fe. Éramos 95 chicos de 13 a 18 años y 13 adultos que los acompañábamos. Fue un acontecimiento conmovedor para todos. Fueron dos días intensos de meditación en torno al texto de don Giussani que Huellas publicó en octubre: «Eucaristía: una Realidad presente, familiar».

15 minutos
El Padre Mario, en dos meditaciones, les habló de sus deseos infinitos, de la desproporción humana para realizarlos, de la necesidad de un Padre y de un lugar para ser perdonados, de la Eucaristía como la forma más sencilla de oración y de la necesidad de rezar siempre. Después de la meditación, les pedimos que hicieran 15 minutos de silencio. Y aquí comenzó lo más impresionante del retiro. Jóvenes que viven en el ruido, con los reproductores MP3 y discman puestos todo el día, que no pueden estar en silencio ni siquiera en clase, siguieron al pie de la letra esta indicación. Se percibía un silencio que no era solo no hablar, sino que estaba cargado de razones. Un silencio denso, vivo. Dio sus frutos porque en el encuentro por comunidades, que hicimos por la tarde, era evidente que, en el silencio, se habían puesto con seriedad delante del Misterio. Cecilia de 13 años dijo: «En el silencio pude ver toda la belleza que había a mi alrededor y pensé que quería que mi vida fuera bella, pero no sólo bella para mirar, sino bella al corazón»; o Aixa de 14 años y que participaba por primera vez: «En el silencio, me di cuenta de que mi vida cambió mucho desde que murió mi mamá y pensé en mi hermana que se quedó con nosotros tres y hace de todo para educarnos, y darnos lo que necesitamos, no tengo grandes cosas pero estoy agradecida... Necesitamos un padre que nos perdone, que nos muestre el camino».

Cuatro cosas importantes
Por la noche, Sergio, un amigo de Campana, dio un testimonio de su vida y de su educación en el movimiento. Escucharon con atención las cuatro cosas importantes que él vino a comunicarles: «Confíen en las personas que a uds. los quieren bien; el movimiento no me liberó de las dificultades y problemas, sino que me liberó del sin sentido en la vida; cada circunstancia es para mí y yo puedo decidir vivirla solo o con los amigos; y la educación del movimiento nos acompaña a vivir intensamente toda la vida». Todo lo que se proponía, desde los cantos del coro, los laudes, la asamblea, el Via Crucis, era tan intenso que conmovía, incluso la vuelta a casa en el micro: la luna en el horizonte, que se imponía con su belleza, fue ocasión de comenzar a cantar, y mientras lo hacían, guiados por Mirta, se veían rostros serenos, alegres, con una potencia de vida nueva, anticipo de la Resurrección. Estoy agradecida por haber participado de este acontecimiento que sucedió ante mis ojos, por haberlo vivido con ellos y porque me ayuda a verificar, una vez más, que la violencia de los jóvenes no se soluciona con la justicia, con las prohibiciones o los análisis. Lo que ellos necesitan, lo que nosotros necesitamos, es una experiencia fascinante, porque Cristo está presente.