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Huellas N.2, Febrero 2006

EDITORIAL

Memoria conmovida

«No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». En las primeras líneas de su reciente Encíclica, Deus caritas est, Benedicto XVI escribe estas palabras con las que empieza a tratar un tema grandioso y controvertido: el amor de Dios y el amor entre los hombres.
Un nuevo horizonte y una dirección decisiva: para muchos el encuentro con la fe cristiana pasó por el anuncio y el testimonio de don Giussani, un sacerdote apasionado y paciente. A un año de su muerte, esta descripción de lo que es ser cristiano nos remite a la experiencia de fe que muchas personas han conocido gracias a su testimonio.

La afirmación del Papa concierne al presente. Un hombre se hace cristiano gracias a un encuentro, lo cual indica el momento en que algo ocurrió en la vida y empezó a cambiarnos, pero también la condición de cada día: el primer movimiento de nuestra conciencia es aceptar a Aquel que sale a nuestro encuentro. ¡Para cuántos de nosotros todo comenzó con el encuentro con don Giussani! Con él y con el movimiento de personas al que dio lugar. De todo esto brota una gratitud conmovida que no disminuye con el tiempo, sino que se incrementa a medida que pasan los días y la vida se va enriqueciendo con descubrimientos y pruebas.

La verdad no teme al tiempo. Y la verdad del cristianismo, como subraya el comienzo de la Encíclica, no es una idea, aunque sea una idea buena. La verdad es “Alguien que nos ha sucedido”. Y nada nos ha ocurrido tan humanamente significativo como la sorpresa ante lo que el Papa nos recuerda con su autoridad: que lo divino se hace carne y sangre, acontecimiento de personas y experiencia de un pueblo. Ninguna idea, por genial que fuera, y ninguna aspiración, por sincera que fuese, habría podido imaginar semejante implicación de Dios con los hombres, semejante amor por nosotros.
Ese amor empezó en la historia con un hombre, Jesús de Nazaret. De la misma manera el cristianismo comienza de nuevo cada día a través de un encuentro concreto y personal.

A un año de la muerte de don Giussani, son muchas las palabras que se agolpan para dar voz a nuestra memoria conmovida. Pero en el comienzo de la primera Encíclica de Benedicto XVI hallamos la expresión exacta para dar cauce a esa voz, y la seguridad para seguir el camino que don Gius trazó primero. «Si no fuera tuyo, Cristo mío, me sentiría una criatura finita». Al conmemorar una muerte saboreamos la plenitud de una vida.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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