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Huellas N.10, Noviembre 2005

SOCIEDAD CESAL / Entrevista

La mayor caridad es educar

Teresa Ekobo

Hace ya más de diez años que CESAL lleva a cabo su labor en Honduras y El Salvador. Entre todas las obras, la más valiosa es la de educar: a trabajar, por ejemplo. Dejarse educar por la realidad misma y por el ámbito de relaciones al que se pertenece es la condición para poder construir y para poder volver a empezar siempre de nuevo

Teresa Ekobo

José Rodríguez Parmo es Director de la delegación de CESAL en Centroamérica. Conversamoscon él sobre su trabajo y su experiencia en estos años.

¿Cómo te animaste a trabajar en CESAL y por qué? Después de terminar mis estudios, decidí ponerme a buscar trabajo. Me enteré de que CESAL necesitaba un coordinador para dirigir un proyecto en Honduras. No había entrado en mis cálculos, pero la necesidad de comenzar a trabajar y el hecho de que me llamaba la atención el trabajo de CESAL hizo que considerara seriamente esa posibilidad. Tuve muchas dudas hasta que decidí aceptar. Prácticamente hasta un par de semanas antes de irme me seguía asaltando el mismo interrogante: si era o no lo que lo que debía hacer. Tendría que trabajar en algo para lo que no me sentía preparado y dejar a mi familia, que pasaba por un momento difícil, y a mis amigos. Acepté la propuesta por la amistad previa que tenía con algunas personas de CESAL. Esto me ayudó porque pude exponer todas mis inquietudes, no guardarme nada y compartirlas desde el primer instante con el entonces director de CESAL. Me proponían hacer un camino acompañado que no rompía con lo que yo vivía y había aprendido en Madrid y, aunque no llegaba a entenderlo del todo, intuía que era bueno para mí.

¿En qué consiste ahora tu trabajo? Nuestro trabajo consiste sobre todo en ayudar a otros en sus necesidades concretas proponiéndoles proyectos que se adecuan a sus expectativas de desarrollo y bienestar; por consiguiente, es necesario sobre todo tener una posición atenta y abierta frente a la realidad. Creo que lo más importante es aprender a mirar la realidad y después hacer un juicio para tomar decisiones. Mi trabajo consiste en mantener una relación verdadera y adecuada con las personas que trabajan conmigo, ya sean de mi oficina o de otras organizaciones con las que colaboramos. Es fácil caer primero en la ilusión de que tú te conviertes en una especie de salvador de los demás; pero es algo que rápidamente te lleva al escepticismo, porque nuestra respuesta nunca basta para resolver lo que los demás necesitan. O también podemos caer en un activismo frenético que al final conduce al cansancio. Por eso es muy importante concebirse en relación con otros y, en particular, contrastar con mis compañeros, en Madrid o en Honduras, la forma adecuada de abordar las situaciones que se nos presentan.

¿Qué es lo más importante en ese trabajo? Lo he dicho antes: recuperar constantemente la mirada hacia lo humano en todos sus aspectos y sobre todo en su dimensión más plena, que es el deseo de cumplimiento y de felicidad que tenemos todos en común, el cooperante y los beneficiarios. Por tanto, es decisiva la disponibilidad para comenzar siempre de nuevo, porque las frustraciones pueden ser muchas. En última instancia, creo que lo más importante es hacer un camino humano que me ayuda a mí en primera persona. Si uno está contento podrá ayudar a los demás.

Algunos proyectos realizados... En Amarateca, un valle a las afueras de Tegucigalpa, arranque de todo el trabajo de CESAL en Honduras, llevamos trabajando desde el año 2000. Yo llegué, junto a otra persona, sin un esquema previo, sin una pretensión que llevar a cabo. Teníamos que trabajar con la gente, pero tuvimos la dificultad de que nuestro socio local no tenía la misma visión que nosotros en algunos aspectos. Me parece que la aportación más útil fue establecer una relación de igual a igual, acercando pareceres e impresiones. Ante todo una escucha atenta a todos. Después, en 2001, se comenzó el trabajo social y se constituyó la organización social de la Ciudad (habían entrado a vivir más de 3.000 personas procedentes de Tegucigalpa). Nuestra tarea ha sido construir desde la base y en el día a día. Hemos trabajado con las instituciones del Estado, los Ministerios de Salud y de Educación, con organizaciones locales e instituciones religiosas. Dos de nuestros proyectos permitieron la llegada de dos comunidades de religiosas que se han convertido en una compañía para la comunidad recientemente conformada. En El Salvador, después de los terremotos de 2001, se iniciaron proyectos de reconstrucción y atención social en dos zonas diferentes: la cordillera de El Bálsamo y el Municipio de San Cristóbal. La ejecución de proyectos es una ocasión para involucrar a las instituciones locales. Tanto en El Bálsamo como en San Cristóbal se han construido viviendas y se ha implicado a las autoridades locales (municipios) con el fin de aunar esfuerzos. Fruto de este trabajo, se ha consolidado en El Bálsamo la Asociación de cuatro municipios para buscar soluciones a problemas comunes. En San Cristóbal se han construido casas, una escuela y un centro de salud; ello ha permitido la reactivación social a través de la constitución de una cooperativa de campesinos que ahora trabajan juntos en otros proyectos e iniciativas. En El Salvador, donde las diferencias ideológicas y de pensamiento político son muchas, se hace evidente que lo que une a las personas es precisamente construir teniendo en cuenta a todos: la parroquia, el municipio, las organizaciones locales, etc., entendiendo que el desarrollo, en última instancia, no lo marca sólo un proyecto (CESAL, y por consiguiente dinero) sino la suma de esfuerzos y voluntades.

¿Con quién trabajas? Componen la oficina de la delegación tres españoles, nueve hondureños y un salvadoreño. Lo que más valoro es compartir con mis compañeros la concepción del trabajo. En CESAL damos mucha importancia a la libertad responsable, lo cual es un arma de doble filo, porque a mi modo de ver no se puede ejercer esta libertad responsable si no se confronta con otro, en definitiva, si no se educa. De algunas personas que trabajan conmigo admiro su actitud positiva frente a las contrariedades que surgen, como si mantuvieran la mirada fija en la meta y no en el problema en sí. De otros, sus propuestas para mejorar en el funcionamiento o la atención hacia las personas con las que nos relacionamos. CESAL tiene un método de trabajo que algunos desean profundizar. No se contentan con asumir un esquema que se aprende y se aplica; quieren verificar en el día a día la propuesta que se les hace y también comprobar qué tiene que ver con su vida personal.

Si tuvieras que señalar lo esencial que has aprendido... Dos cosas. Primero, que la cuestión del desarrollo y de la lucha contra la pobreza no es sólo una cuestión de dinero. El problema en muchas ocasiones no es la falta de recursos sino una falta de educación. Tenemos que trabajar sobre todo para educar a las personas en el buen uso de su humanidad, razón y libertad. En segundo lugar, para el trabajo que realizo es imprescindible estar siempre dispuesto a volver a empezar. Puedo mirar a la cara mis límites y los de los demás sólo porque vivo la experiencia cristiana y en ella existe el perdón.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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