Huellas N.9, Octubre 2005

IGLESIA Ecumenismo

Entrevista a Javier Martínez. Necesitamos unos de otros

a cargo de E. B.

Monseñor Javier Martínez, arzobispo de Granada, ha sido el ideador y el principal animador del Congreso teológico “Meetings for a New Beginning”

¿Cómo nació la idea de este congreso?
Fundamentalmente por el sufrimiento de ver a gran parte de la Iglesia –no sólo la española– prisionera de una dialéctica falsa y destructiva: los cristianos que critican el socialismo son considerados conservadores, los que establecen una distancia con respecto al liberalismo son vistos como partidarios del socialismo. En realidad las dos posiciones son alternativas solo en apariencia; para ambas la premisa es la negación de la realidad de la Iglesia. Es casi imposible distanciarse de una concepción secularizada de la vida que está provocando la muerte lenta del pueblo cristiano. Para muchos cristianos la defensa de esta concepción se ha convertido además en una especie de misión, como resulta evidente en algunas posiciones que pretenden defender el matrimonio y la familia a partir de los mismos principios que están provocando su destrucción. Como prueba de lo profunda que es la rendición a la mentalidad común está el hecho de que incluso las críticas al sistema liberal habitualmente no provienen de las fuentes de la tradición cristiana que, como decía De Lubac, «es tan poco conocida incluso por aquellos que creen defenderla», sino de algunas variantes de las ideologías seculares en las que se está disolviendo la cultura ilustrada.

Se trata de problemas que interesan a las personas que ha invitado a Granada.
Ciertamente. Por eso empecé a leer la obra de Alasdair McIntyre, de Stanley Hauerwas y de sus discípulos, Stephen Long, Daniel Bell y William Cavanaugh, y también de los pensadores de la Radical Orthodoxy, como John Milbank. En ellos he encontrado intuiciones y juicios sobre nuestra situación histórica, sobre sus causas y su remedio que considero muy importantes para el futuro del cristianismo, tanto en un contexto católico como protestante.
Los encuentros entre católicos y protestantes suenan a menudo como proyectos de diálogo ecuménico. ¿Ha sido así en este congreso?
Diría que no, o por lo menos no ha sido éste el motivo principal. Mi primera preocupación era y es la libertad de la Iglesia, de la experiencia de la Iglesia, que en mí se ha despertado en el encuentro con don Giussani y en la vida de Comunión y Liberación. La idea de un nuevo inicio se encuentra por completo en el redescubrimiento del significado del evento de Jesucristo y de la comunión de la Iglesia para la vida humana en todos sus aspectos. Este es un camino que nosotros cristianos, católicos y protestantes, podemos seguir hoy sólo si nos ayudamos mutuamente, a partir de nuestras experiencias distintas, y si nos comprometemos y rezamos por nuestra unidad. Como me escribió Hauerwas antes del congreso: «Quizá Dios permite que su iglesia atraviese este desierto de la cultura contemporánea para hacernos comprender a los cristianos cuán desesperadamente nos necesitamos unos a otros».

¿Cómo tomó cuerpo la idea del congreso?
Hace aproximadamente un año me puse en contacto con Stephen Long y con William Cavanaugh para obtener los derechos de la traducción española que estaba haciendo de algunos textos suyos. Después de contarles mi experiencia y mis preocupaciones, Long me sugirió que sería muy importante para el bien de la Iglesia reunir a personas formadas en la Radical Orthodoxy, en la Nouvelle Theologie y en la teología post-liberal de Hauerwas. Percibí esta sugerencia como una indicación a la que tenía que obedecer totalmente. Reunirnos y pensar juntos sobre nuestra situación de cristianos en el desierto de hoy me pareció una gracia tal que hice todo lo que estaba en mi mano para hacerlo posible y útil para nosotros y para la Iglesia.