Crónica del viaje de Julián Carrón a México. En Oaxaca, Campeche y Ciudad de México han surgido obras educativas, fruto de la pasión por el hombre
28 de junio, la llegada
Aterrizó en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad más grande del mundo, en la estación de las lluvias tropicales que este año por su retraso dan idea de la sobreabundancia con que se darán. Arribó a la antigua capital de los aztecas, situada a 2.500 metros sobre el nivel del mar, rodeada de nevadas montañas y volcanes aún activos (los volcanes de la leyenda de Popocatépetl e Itzalxihuátl, el guerrero azteca y la mujer dormida); allí le esperaba un grupo de amigos. Nada más llegar, antes de deshacer su pequeño equipaje, se dirigió a saludar al Nuncio Apostólico, monseñor Giuseppe Bértelo.
29 de junio, Oaxaca
Al alba del día 29 de junio la Interpol acababa de capturar a uno de los narcotraficantes más buscados en México, por lo que en medio de grandes medidas de seguridad este nefasto individuo fue conducido al aeropuerto –donde también nos dirigíamos nosotros– para ser repatriado a Israel y, como consecuencia, muy temprano se planteaba una jornada con un tráfico muy pesado. Finalmente, el avión nos condujo a nuestro destino: la ciudad colonial de Oaxaca, centro de etnias y culturas zapotecas y mixtecas, entre otras. Situada en un valle en el suroeste de México, su luminosidad propicia que proliferen artistas y artesanos; el colorido de esta tierra es único, plasmado en toda clase de objetos artesanales, sean textiles, orfebres, cestería o bien obras de arte contemporáneo empezando por Rufino Tamayo o Francisco Toledo –entre muchos más–, cuyo nombre trasciende las fronteras de México.
El movimiento de Comunión y Liberación comenzó allí hace 15 años con la llegada de los Memores Domini, que han sostenido a una comunidad cuyo crecimiento y madurez ha generado numerosas obras. «No queremos sustituir vuestra responsabilidad, sino acompañaros a crecer», así respondió Carrón a las peticiones de ayuda que recibió por parte de los responsables de las obras creadas en la comunidad: El Jardín de niños y la Primaria Alecrín junto con la obra social de DIJO (ver en p. 46), son una de las primeras obras creadas y sostenidas por latinoamericanos de CL.
Un grupo de señoras de la Fraternidad San José le testimoniaron su vida, en la galería de Arte de Dora Luz Martínez, que gestiona esta importante obra cultural.
La Escuela de comunidad se celebró en un antiguo convento convertido en hotel situado en una de las calles más importantes de la ciudad. El auditorio estaba repleto con gente de muy diversas condiciones, desde profesores universitarios y personalidades hasta humildes indígenas. «Este hombre me ha confirmado que Cristo está vivo y que la Iglesia es responsabilidad mía», así resumía lo aprendido en la Escuela de comunidad Guillermina, una artesana indígena que no sabe leer.
30 de junio, México DF
De nuevo, el avión para regresar a la Capital. La jornada comienza con la misa en las faldas del Tepeyac, donde se levanta la basílica que custodia la imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe. La Virgen del encuentro milagroso entre dos culturas y etnias diversas, la persona emisaria de Cristo para establecer la evangelización de este continente; signo de hermandad y unión de un sincretismo histórico.
Comida con un grupo de responsables del movimiento. Estando con él, todos los problemas se redimensionaban y aparecía un método sencillo con el que caminar. Y al final, mariachis. La comunidad del DF comenzó hace 20 años con la llegada de tres miembros de los Memores Domini, Amedeo, Bruno y Stefano.
Escuela de comunidad del DF. Se desarrolla en un centro cultural civil donde no se puede hablar de religión. La directora del centro “Juan Rulfo” se presentó al final del acto agradeciendo a Julián Carrón su presencia en este lugar y le dijo que había sido el encuentro más importante que había tenido lugar desde su fundación.
1 de julio, Campeche
La tercera etapa del viaje fue Campeche, refugio pirata durante el siglo XVI, situado al sur del Golfo de México cerca de la península de Yucatán, en una de las costas del vasto territorio del que fuera el imperio Maya, con 40 grados de calor húmedo. Esta comunidad ha sufrido muchos cambios y ansiaban palabras de esperanza. Le esperaba en el aeropuerto Rodrigo León, el responsable de la comunidad, y un grupo de amigos que nos condujeron a la casa de las Memores Domini para visitar a Roberta, que está enferma de cáncer y que lo recibió en una silla de ruedas. Ella resumía el encuentro diciendo que había venido Cristo a su casa. El movimiento y su responsable vienen hasta aquí por una sola persona. Aunque era día laborable, la comunidad local, junto con la de Mérida y alguno de Villahermosa, se las ingenió para aprovechar el tiempo libre de la comida y tener un encuentro mientras almorzábamos (unos 40 adultos y bachilleres).
2 de julio, Asamblea Nacional de responsables y CLU
De nuevo en México DF, nos reunimos más de 100 personas venidas de todos los lugares de la República. Algunos habían hecho 20 horas de autobús que tendrían que re-andar para regresar. Antes de una asamblea muy viva sobre los Ejercicios de la Fraternidad, Carrón nos dijo: «Yo quiero traeros a todos y cada uno la mirada aún conmovida y cálida de don Giussani, con la misma vibración intensa con la que él nos ha mirado, y nos ha mirado a cada uno para que vuestra humanidad pueda sentirse verdaderamente abrazada, tal y como lo es ahora por él y a través de él por Cristo. Porque no tenemos nada más grande, no hemos recibido ninguna novedad más grande que esta mirada llena de estima, de aprecio y de afirmación de cada una de nuestras vidas, que la novedad que Cristo ha introducido en el mundo».
Antes de que un grupo de mariachis entrara en el salón cantando para agradecer a la mexicana esta grata visita, nos contó su historia de seguimiento a don Giussani: «Me ha salvado la vida aceptar que tengo que aprender lo que pensaba que ya sabía. Yo me tomé en serio la propuesta educativa de don Giussani, por una manera mía de hacer cuentas con la realidad y por saber si el cristianismo podía responder a toda la exigencia de verdad que yo tenía dentro. Durante 15 años no tuve ningún papel diferente al resto del movimiento. Y veía a don Gius una vez al año y de lejos. Yo decía: si no puedo hacer el camino de todos a mí no me interesa, por eso os digo que el camino que yo he hecho lo pueden hacer todos. ¿Cómo aprendía? Viviendo. Y como no tenía otro, yo buscaba en aquello que veía, en don Giussani, buscaba a don Giussani. Cuando fallaba o cuando me dolía el mal que hacía, lo buscaba más. Aprendía de cómo don Giussani me ponía ante la vida. Aprender una mirada sobre la realidad. Por eso, cuando don Giussani empezó a decirme: tienes que venir a Italia, yo le dije: yo a ti no puedo decirte que no a nada, porque me has hecho vivir la vida con una intensidad, con una plenitud, que no te puedo decir que no; si quieres que lo haga, lo hago; si quieres que vaya, voy. Desgraciadamente al poco tiempo de llegar empeoró gravemente su enfermedad, culminando en su muerte. Así que con tantas cosas que me hubiera gustado preguntarle, de la responsabilidad que él quería encargarme, no pude tener ni la ocasión. Tuve algunas oportunidades de comer con él, pude hacerle un poco de compañía en su enfermedad; para no hacerle hablar, hablaba yo. Y esto para mí ha sido decisivo, porque con solo verle reaccionar a lo que le decía –y en la reacción, aunque sea un minuto, está todo– se revelaba lo que veía en él, sabía si iba por el camino equivocado o me confirmaba en lo que yo intuía. Esos meses fueron para mí cruciales, a pesar de lo poco que lo vi, porque me han confirmado en un camino esencial para poder continuar una vez que él nos ha dejado».
3 de julio, Visita al cardenal y a los Memores Domini
El domingo le esperaban aún diversos encuentros con el Grupo Adulto y un coloquio de despedida con el cardenal Norberto Rivera Carrera, Primado de México, de quien no olvidamos la presentación que hizo del libro de don Giussani Por qué la Iglesia. En esa ocasión comentó que la gesta de lo que él ha titulado “la misión permanente de la Iglesia en México”, la basó en el estudio de este texto. El cardenal estaba recién llegado de un viaje a Israel y nos recibió cordialmente en la Catedral Metropolitana antes de la misa dominical, bajo el imponente arte visual de los cuadros de Villalpando con La apoteosis de san Miguel Arcángel, entre otras obras. Ahí, ante esta visión, es de nuevo la victoria y la lucha.
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Jardín de niños Alecrim
La idea surgió entre un grupo de padres después de los Ejercicios de la Fraternidad del año 2000. Con el deseo de educar a sus propios hijos, de introducirles en la realidad a través del carisma que habían encontrado, decidieron abrir un Jardín de Niños. En enero de 2001 empezaron en un garaje con tres niños y una maestra que ejercía también como Directora, Dori Luz. En el preámbulo de los estatutos se puede leer: «Construimos un lugar en el tiempo y en el espacio donde se pueda vivir lo humano, participando así en la construcción de la historia de nuestra ciudad, Oaxaca». Estos cinco años de duro trabajo se han visto recompensados con la alegría de ver a nuestros propios hijos transformarse en niños seguros y alegres por la única razón de sentirse queridos. Desde el punto de vista didáctico las expectativas del programa se han visto superadas: todos los niños salen del Jardín de Niños sabiendo leer; son capaces de establecer relaciones cordiales entre ellos (juegan e inventan sus propios juegos) reconociendo la dignidad humana y la pertenencia al mismo pueblo. En muchos casos, el Jardín se ha convertido también en una ayuda real para la vida de muchas familias, lo que les ha llevado a desear una continuidad en la educación de sus hijos, para lo que han fundado una escuela elemental.
Escuela primaria Alecrim
Se abrió en 2003, al principio con 23 alumnos, gracias a un grupo de madres preocupadas por el moralismo y el conformismo imperante en la sociedad; en la que los padres se ven obligados a enviar a sus hijos a la escuela “menos mala”. Ante este panorama desolador, descubrieron un acento diferente en lo que ofrecía el Jardín de Niños Alecrim. Incluso sin comprender del todo la razón de esta diferencia, decidieron mandar allí a sus hijos. Pasaron los años y se planteó el problema de buscar una escuela primaria. Ante la oferta limitada de los colegios, que responden al principio de «cuanto más, mejor», para ellos estaba claro que lo que deseaban para sus hijos era una visión más amplia, que les permitiera vivir la fascinación que despierta la realidad, una escuela en la que se enseñara a leer y a escribir preservando la curiosidad natural y la felicidad de los niños. El «cuanto más, mejor» se usa mucho aquí en México: las mamás piensan que cuantas más actividades te ofrezcan las escuelas, mejor será para los niños. Nuestras mamás se dieron cuenta que más allá de la “cantidad” tenían que asumir en primera persona el riesgo de educar. De aquí surgió la escuela primaria Alecrim, que supone un trabajo duro, pero al que todas ellas se entregan sin medida. Ahora tenemos una realidad consistente, que este curso cuenta con 36 alumnos y cuatro grupos.
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DIJO - Desarrollo Integral de la Juventud Oaxaqueña (actividad de apoyo extraescolar)
Hace 12 años algunas madres (ajenas a la experiencia del movimiento) preocupadas por el rendimiento escolar de sus hijos, que podía llevarles a su expulsión de la escuela, pidieron ayuda a los amigos de CL. A través de la “adopción a distancia” que promueve AVSI, comenzó la actividad de apoyo extraescolar en el barrio de San Felipe del Agua, el germen de esta obra.
Corrió la voz y comenzaron a llegar solicitudes de otros barrios y pueblos vecinos. Como la asociación necesitaba un lugar físico en el que poder reunir a los chicos, fueron las madres las que se unieron para pedir y conseguir los locales que facilitaban las autoridades. Hoy la asociación está presente en cinco barrios y pueblos cercanos a Oaxaca.
Cronológicamente, el último es el de Monte Alban. Allí la asociación se encontró con un problema no sólo escolar sino también de desnutrición. Para responder a esta necesidad, al apoyo escolar se añadió un comedor para los niños. Desde hace cuatro años, la financiación de esta obra no depende sólo de AVSI sino que también colaboran en ella el gobierno y otras fundaciones.
Hoy en día el trabajo de DIJO se desarrolla en cinco comunidades en las que se atiende a unos 250 niños en situación de extrema pobreza: como trabajan tienen problemas de aprendizaje y de comportamiento. Lo que pretendemos es conseguir que vayan al colegio. Las actividades que realizamos son principalmente apoyo escolar, educación en higiene, nutrición, deportes, diferentes actividades recreativas y culturales y orientación para las consultas médicas y legales. El año pasado empezamos también algunas actividades de trabajo con las madres, deseosas ahora de conocer personalmente el carisma de CL.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón