La reciente edición del Meeting ha ofrecido el testimonio de una capacidad de diálogo con cualquier hombre implicado en primera persona con su experiencia humana, más allá de esquematismos y bandos. Un ejemplo muy saludable para el panorama español
Ni encastillamiento ni victimismo. Pasión por la libertad. En la Europa en la que el laicismo se enseñorea y en la que el terrorismo yihadista ha acabado con 50 años de paz, la reciente edición del Meeting ha ofrecido el testimonio de un diálogo con la izquierda y con la derecha, con los judíos y con los musulmanes, con los laicos ateos y con cualquier protagonista de una experiencia artística, empresarial o intelectual que afirme la positividad de lo real en un páramo dominado por el nihilismo y el relativismo.
Difícil de clasificar
Salvo honrosas excepciones, la prensa española no suele hacerse eco del Meeting de Rímini, aunque se ha convertido en uno de los eventos culturales más importantes de todo el año en el Viejo Continente. Desde hace 26 años, durante siete días, este acontecimiento difícil de clasificar convoca a cientos miles de personas que acuden a conferencias, mesas redondas (este año más de 100), exposiciones, competiciones, deportivas, obras de teatro, conciertos... Entre los invitados, siempre hay protagonistas de la escena internacional. Una auténtica fiesta de la cultura de carácter popular. Este año se han vuelto a superar cifras de asistencia –han participado más de 700.000 personas– y se ha batido un nuevo record en el número de voluntarios –más de 3.000– que hacen posible este auténtico fenómeno de masas.
Un liberal abierto y autocrítico
Para arrancar, el Meeting invitó a Marcello Pera, el presidente del senado italiano, un profesor de filosofía de la ciencia de gran altura intelectual que suena entre los posibles sucesores de Berlusconi, un no católico, un liberal de inspiración popperiana. Pera hizo una autocrítica profunda de su credo liberal, puso de relieve las debilidades de Europa y la insuficiente respuesta que supone el multiculturalismo. Conectaba en este último punto con algunas afirmaciones que había hecho un día antes Giancarlo Cesana sobre el relativismo como el mayor enemigo de la libertad. Los asistentes a la conferencia de Pera, el llamado “pueblo del Meeting”, aplaudieron muchas de las afirmaciones del presidente del Senado, afirmaciones propias de una derecha inteligente que es conciente de la crisis moral que sufre Europa. Pero el Meeting supo distanciarse de sus simpatías hacia los neoconservadores y de algunas afirmaciones que parecían sugerir una guerra de religiones como respuesta al terrorismo islamista.
Diálogo con el islam verdaderamente religioso
En Rímini CL valora todas las aportaciones que puede compartir en virtud de su identidad, respeta las obvias diferencias de posturas políticas, pero no se suma a ninguna opción ideológica ajena a su experiencia cristiana. En este sentido el Meeting ha ofrecido una hipótesis sobre cómo afrontar el problema planteado por el presidente del Senado italiano. En la línea de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, nada de guerra de religiones, ni de choque de civilizaciones: diálogo con el islam verdaderamente religioso. Y este diálogo, del que muchos hablan pero que pocos consiguen, se ha materializado en la ciudad del Adriático. Varias mesas redondas han permitido un fructífero encuentro con musulmanes que han relato su experiencia de búsqueda de significado –común a todo hombre– dentro del islam. Este método de diálogo, no basado ni en lo políticamente correcto ni en la mínima convergencia de sistemas ideológicos, ha hecho posible también reconocer experiencias comunes con importantes exponentes del mundo judío estadounidense. Es el caso profesor Joseph Weiler, catedrático de Derecho Constitucional en Nueva York.
Amor a la vida concreta
Cuando cierta derecha quiere encastillarse en un occidente “rearmado moralmente” frente al islam y, cuando cierto catolicismo sueña con fortines en los que resistir frente a los vendavales laicistas, los cielinos han salido a campo abierto a proponer su fe y a encontrase con todos. También con los laicos. No es casualidad que uno de los invitados más aplaudidos haya sido el excomunista Giuliano Ferrara, director de Il Foglio. Un agnóstico que, después de criticar el aborto libre, ha pedido al aforo compartir un amor por la vida que distingue del amor a la muerte de los terroristas. Encuentro y diálogo también con los políticos del gobierno y la oposición. En el Meeting se ha hablado mucho de política pero no en abstracto, sino planteando demandas y soluciones concretas nacidas de la Compañía de las Obras.
Intergrupo por la Subsidiariedad
El Gobierno de Berlusconi ha tenido que escuchar cómo representantes de la CdO criticaban su falta de determinación para aumentar la libertad educativa y su falta de independencia financiera y la izquierda cómo se le reclamaba a que abandonara su vieja mentalidad estatista. No eran reivindicaciones retóricas. La CdO ha trabajado durante todo el año para conseguir un pacto entre parlamentarios de derecha, izquierda y centro que asumiera, de forma práctica, los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia. Ese pacto, al que se han adherido 200 parlamentarios, denominado Pacto del Intergrupo por la Subsidiariedad se ha presentado en el Meeting de este año. Una prueba más de un modo de vivir la fe creativo, que no está paralizado por la nostalgia y que es capaz de poner de acuerdo a políticos de todo signo.
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