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Huellas N.8, Septiembre 2005

CARTAS

Santiago de Chile, Soria, La Plata...

a cargo de María Rosa de Cárdenas

Junto a las ruinas hay vida
Quería pediros que si alguien va a visitar las ruinas de los Mayas en Tikal, Guatemala, pase por el convento de Santo Domingo, cerca del aeropuerto de Flores, donde sor Rosalía y sor Gema, junto con las demás hermanas, llevan a cabo una labor muy valiosa con niñas abandonadas. Yo estoy muy agradecida por haberlas conocido y ellas siguen la vida de CL a través de Huellas, que reciben mensualmente. ¡Ojalá nazca una comunidad también allí!
Silvana

La acogida que nos hace padres
Somos un matrimonio joven, que aún no había tenido la gracia de tener un hijo, situación que nos provocó dolor, tristeza y frustración durante mucho tiempo. Hace más de un año, unos amigos nos invitaron a participar en las reuniones de Familias para la Acogida, y siendo muy sincera, en ese momento no me interesó en absoluto, pues tanto mi esposo como yo sólo deseábamos tener un hijo, y no precisamente adoptado, y menos aún recibir a alguien en casa que no fuera nuestro propio hijo. Con el tiempo, y gracias a la compañía de los amigos de CL, esta tristeza y frustración se fueron mitigando, y empecé a ver todo como una provocación para mi vida y la de mi esposo. Así, este año nuevamente fuimos invitados a participar de las reuniones de Familias para la Acogida y acudimos con otra disposición, con algo de curiosidad. Aunque poníamos mucha atención, no entendíamos mucho, pues todo aquello de lo que se hablaba no había pasado por nuestra experiencia. A los pocos días de aquel primer encuentro, durante los avisos que se dan al finalizar la Misa, el padre Antonio pidió que alguna familia pudiera acoger en su casa a una persona que venía de Italia. A la salida, uno del grupo de Familias para la Acogida me sugirió que podríamos ser nosotros, a lo que respondí, casi sin pensarlo, que sí; luego en casa, ese fin de semana fue de arreglos y preparación para recibir a esta persona, de la cual no sabíamos ni el nombre. El martes 28 de junio llegó Nicola, un joven milanés de 22 años, que por seis meses venía a Santiago a estudiar, y desde antes de que llegara realmente trastornó nuestras vidas, pues de vivir sin mayores responsabilidades y sacrificios, entregados a la rutina diaria del trabajo a la casa, como si tras la tristeza y la frustración hubiésemos pasado a una especie de conformismo, llega este joven y lo cambia todo: desde rezar juntos, comer juntos, hasta compartir nuestras preocupaciones y vivencias diarias, enriqueciendo nuestra trama de relaciones día a día. Nicola llegó a nuestras vidas por obra y gracia de Cristo, y aunque somos distintos –Rodolfo es chileno, Nicola es italiano y yo peruana– nos hemos acogido mutuamente; lo sentimos como un verdadero hijo. Ahora empezamos a entender de lo que se trata. Y esto sí que es una verdadera provocación, una verdadera “conmoción”, un milagro, que hace que vivamos de modo más intenso. Es como volver al inicio: este encuentro ha despertado nuevamente nuestro deseo de ser padres. No habíamos tenido la gracia de tener un hijo hasta que llegó Nicola. Hoy la posibilidad de ser padre y madre la veo desde otra perspectiva. Y es que, realmente es una gracia que se recibe, algo que se nos da, que viene de Otro, y este regalo puede llegar a través de mi sangre, de mi carne o de otra manera absolutamente imprevista. No me queda más que agradecer a mis amigos, y en especial a los de Familias para la Acogida, por insistir, educarnos y ayudarnos a vivir la realidad.
Modesta y Rodolfo, Santiago de Chile

A través del canto
Para la comida de fin de curso que tuve en julio con los compañeros del instituto, me llevé los cancioneros por si querían que cantara el coro de profesores. Después de comer empezamos a cantar unos cuantos y se unieron los demás. Estuvimos así hasta las 7 bailando rumbas, sevillanas, pasodobles, María Isabel, canciones en inglés, en italiano, hasta La Marsellesa. Por allí veías al tímido de latín cantando a voz en grito sin que le preocupara desafinar mucho o poco, al director, que se había apropiado de un cancionero para él solo, pasando páginas buscando alguna canción que conociera (que luego nos cantó en petit comité), al de Educación Física, que no quería perderse ni una canción y no hacía más que pedir el tono (le he tenido que regalar un cancionero y me ha dicho que se apunta al coro el curso que viene). Cuando ya nos íbamos se me acercó una profesora con la que no tengo mucha relación, emocionada porque había encontrado una canción de su juventud, se puso a cantármela con tanta marcha que le tuve que pedir que me la enseñara... Desde mi puesto de directora del improvisado coro no me podía creer este descaro del Misterio, que crea de pronto esta unidad y belleza entre personas que muchas veces no se llevan bien entre sí y que viven el trabajo demasiadas veces como una carga. Comprobé realmente cómo el canto despierta el corazón de nuestros compañeros de trabajo, como dice Giussani. Al salir, otro profesor me dijo que tenía que quedarme por allí muchos años; no estaría mal, pero sería mejor que aprendieran a conocer el Misterio que les hace tener el gusto por cantar y estar juntos, ¿no? Que esté con ellos significa al menos que hay alguien que ofrece sus vidas a Cristo aunque ellos no se enteren, alguien que espera por ellos.
Cecilia, Granada (España)

Una serenidad que sin Cristo sería imposible
Hace un año diagnosticaban a nuestro padre un tumor cerebral maligno y muy agresivo. Los médicos nos dieron pocas esperanzas de que saliera adelante y el tratamiento que le iban a dar era meramente paliativo. El empeoramiento de su estado de salud fue muy rápido, lo cual hacía suponer que se nos avecinaba un tiempo muy duro para toda la familia. Al menos ésta es la primera impresión de la que se parte cuando a alguien se le comunica algo así. Además esta circunstancia se veía agravada por el hecho de que nuestra familia anda dispersa por la geografía española (Soria, Valencia, Sevilla y Madrid), lo cual iba a hacer difícil un acompañamiento cotidiano. Pero junto a esa primera impresión, también teníamos la intuición de que algo bueno se nos tenía preparado. No sabíamos cómo, pero habiendo visto la experiencia de algunos amigos que habían pasado por situaciones similares, no podíamos dejar de creer que hubiese un bien dentro de todo el dolor que veíamos alrededor. Los tratamientos han sido, y siguen siendo, muy duros. Hemos pasado por situaciones límite (una neumonía que empeoró la situación, el fallecimiento de dos tíos nuestros el mismo fin de semana...). Pero lo que predomina en nosotros no es un escepticismo frente a la vida, ni un resentimiento o una resignación, sino que podemos decir que tenemos una mayor certeza y serenidad que hace un año. Y esa seguridad no ha venido porque hayan cambiado las circunstancias. Afirmar esto no es posible por nuestra genialidad o porque nos lo propongamos, sino porque hemos sido acompañados y sostenidos en todo este tiempo. Esto nos ha permitido no quedarnos en la apariencia de las cosas, que nos hubiese llevado a la desesperación, sino amar lo que a través de esa apariencia se manifestaba. Uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención ha sido ver el modo en que se tratan nuestros padres. Nunca hubiésemos imaginado que Cristo pasase a través del amor y del cuidado de nuestra madre o de la aceptación del sufrimiento por parte de nuestro padre, que llega incluso a estar más preocupado por los demás que por él mismo. Todo esto ha sido un espectáculo para la gente que nos rodea, hasta el punto de que algunos de los que han venido a vernos a nuestra casa han salido más agradecidos. Un ejemplo significativo de todo esto sucedió en noviembre, cuando tuvimos que ingresar a nuestro padre por un cuadro de neumonía. Sus hermanas vinieron desde Sevilla para acompañarnos, y al volver, afirmaron que no cambiarían esa semana por nada, que volvían “más llenas” que cuando llegaron a Madrid. A los ojos de cualquiera esto sería imposible, ya que se iban sin la seguridad de volverlo a ver. Sin embargo se han encontrado con amigos nuestros que les han permitido llevarse un juicio sobre esa situación, que les han permitido, igual que a nosotros, decir que todo esto está siendo para un bien mayor. Todo el año que ha pasado nos ha obligado a no separarnos ni un milímetro de lo que el Señor nos pide día a día. Nuestros cálculos no incluían compatibilizar los trabajos en Soria y Valencia con los viajes todas las semanas a Madrid, consultas a los médicos, viajes a Sevilla para acompañar a nuestra tía que estaba enferma... Pero hemos visto que responder a la realidad coincide con el cumplimiento de nuestra vida y con estar más contentos y agradecidos. La intuición que teníamos de que el camino a recorrer iba a ser algo bueno (sin anular el sufrimiento) seguimos teniéndola, pero reforzada con los hechos que han acontecido todo este año en el que podemos decir que no existe ninguna objeción para el diálogo con Cristo, que es el único que cumple la vida.
Jesús, Cristina y Raquel, Soria/Valencia (España)

Afecto y morada
Este verano he podido constatar con claridad el beneficio que supone seguir lo que nos sugieren en el movimiento constantemente: la obediencia, sobre todo la obediencia a un método. He leído el libro de don Gius Afecto y morada y es el que más me ha impresionado y el que más agradezco. Lo compré hace más de un año y tan sólo había leído unos párrafos sueltos, pero en estas vacaciones me he puesto a leer una hora todos los días después del desayuno. Y me he enganchado. Empezando así el día la vida cambia, surge el deseo de mirar a la familia y a los amigos con el mismo afecto con el que miraba Cristo y de abrazar a todo el mundo, pues somos elegidos para que a través de nosotros el mundo sea más humano.
Teresa, Madrid (España)

Vacaciones con los universitarios
Ya han pasado varios días desde que terminaron las vacaciones del CLU y aún sigo pensando en lo que he vivido, sobre todo en lo que leímos en el texto de don Gius que habla sobre la vocación, porque leerlo fue realmente toda una provocación para mí. A pesar de que llevo desde los ocho años formando parte de algunos grupos y movimientos católicos, nunca en la vida alguien me había propuesto algo como esto. Giussani se atreve a afirmar que la vida es una constante entrega, que la vocación no la eliges tú, que te la otorga Aquel que te ha dado todo y que descubrirla es el fruto de un diálogo. Eso me ha impresionado mucho, como el hecho de saber que el eje principal sobre el cual debe girar mi elección no es mi comodidad, el dinero que pueda ganar, los lujos que me pueda traer, sino cómo ayudan mis acciones a la construcción del reino de Dios. Y así es como de ahora en adelante quiero vivir. También hubo otra cosa importante que surgió de este texto: hablar de la virginidad y de la posesión de las personas que amamos ha sido una hermosa lección que suscita en mí el verdadero deseo de amar de la misma forma en la que Cristo ama. Sé que mucho me falta para lograrlo, pero realmente quiero hacerlo, amar de una forma más profunda, más verdadera, que me enseñe el valor real de las personas, y amarlas por su destino y no por la idea que yo tengo de ellas. Esto no sólo se refiere a no tener relaciones o a mantenerse célibes el resto de nuestras vidas, sino que es la verdadera forma de amar, sin importar si nos casamos o consagramos nuestra vida. Tal como se nos reclamó, al ser jóvenes solemos enfocar más nuestra atención hacia el matrimonio y la vida en pareja, y tendemos a dejar a un lado la posibilidad de otra forma de vocación, pero ahora que lo conozco me impulsa a cambiar la forma en la que veo a mi familia, a mis amigos, a mi novio y a todos los que están cerca de mí para amarlos así. Otra de las cosas que más han marcado este tiempo fue darme cuenta de que nuestra unidad no está basada en algo efímero, como puede ser cualquier amistad, sino que realmente se debe a una Presencia más grande que la de cualquiera de nosotros y la cual es nuestro destino final. De esto pude percatarme durante el camino de la montaña, y también de que la compañía es importante para no sentirme sola o para tener alguien a mi lado con quien hablar, sino porque es una compañía que camina conmigo hacia la felicidad y que me recuerda que yo pertenezco a Cristo. Todo esto me anima a adherirme más al Él y a jugar todo mi ser no sólo una hora a la semana, o cada vez que haya un gesto grande como éste, sino para que sea algo totalizante que afecte a toda mi vida y a todo lo que hago. A diferencia de otras ocasiones, estas vacaciones han dejado una huella muy profunda en mí y un deseo de compartir con todos lo que he vivido, para que pueda presentar a los demás una vida diferente; no con la pretensión de hacer que toda la gente a la que conozco sea parte de CL, sino para ofrecerles algo que en ningún otro lugar encontrarán y para que puedan ver que para mí ha sido el lugar donde afirmo mi ser, donde he encontrado mi destino y donde camino hacia mi felicidad.
Abigail, Madrid (España)

Después de tanto tiempo, los frutos
Conocí el movimiento hace casi nueve años cuando, cursando el tercer año del bachillerato, me invitaron mi madre y el cura del barrio, que en aquel momento tenía a cargo un grupo de GS, por cierto con otro nombre: “Secundarios de Comunión y Liberación”. Desde ese tiempo he participado en muchos encuentros y vacaciones, y sin embargo nunca me adherí por completo a lo que se me proponía. Recién fue a finales del año pasado, encontrándome ya en el CLU, luego de haber tomado distancia no sólo del CL sino también de la Iglesia, al darme cuenta de que, como hemos visto recientemente en Escuela de comunidad, «no hay nada más frágil que apoyarse en uno mismo a la hora de buscar la verdad» fue cuando reconocí que la vida adquiere sentido estando junto a Cristo, y en el único lugar en que pude y puedo experimentarlo es aquí a través de una compañía. Yo estudio en una facultad estatal repleta de mugre y carteles de cualquier cosa y es verdaderamente una maravilla toparse con la cartelera del CLU. Periódicamente en ella escribimos una frase, algo sobre la experiencia que vivimos; el mes anterior fue mi turno y propuse una frase de Giussani que dio título a una de mis primeras vacaciones; esta frase me impresionó mucho (aunque en aquel momento no me diera cuenta) y sin embargo su fruto germinó luego de tanto tiempo: «La verdad es como encontrar una cosa bella a lo largo del camino: se la ve y se la reconoce presente si se está atento, por lo tanto el problema es de atención».
Andrés, La Plata, Buenos Aires (Argentina)

Cada meta es un inicio
Como todos los años una comisión del colegio donde doy clase acudió a la cárcel de San Vittore para examinar a los detenidos que frecuentan allí la escuela. Empecé interrogando a un senegalés de 30 años. Tras las primeras preguntas habituales de Educación Física –lo cual resulta algo extraño en un lugar como la cárcel–, me despedí de él con un banal: «Gracias; puede irse», pero él no se levantó de la silla y tras un momento de silencio en un italiano forzado me dijo: «Sabe, mis padres querían que me casara con un chica que no amaba, y por eso me marché. He llegado a Italia y me he puesto a hacer top manta. Después me convertí» y sacando de su bolsillo el Rosario añadió: «Aquí no se puede vivir sin esto, es la única esperanza». Pasó otro instante en el que me miró fijamente a los ojos y después me preguntó: «¿Le gustaría rezar un Padrenuestro conmigo?». Asentí porque me quedé sin habla, y delante de mi colega de matemáticas, de los celadores y de los otros detenidos presentes, sentados uno frente al otro en el banco, hicimos la señal de la cruz y rezamos el Padrenuestro. Conmovida y agradecida intenté despedirme de él y alargué la mano para estrechar la suya. Añadió: «¿Sabe que escribo poesías? He ganado el primer premio de un concurso organizado entre todas las prisiones del norte de Italia». Me mostré interesada y le pedí que me recitara una. Él se levantó y fue hasta su celda a tomar su libro de poesías, después me leyó algunas y añadió: «¿Puedo regalárselo? Se lo dedico». La dedicatoria decía: “Cada meta es un inicio”.
Luisella, Milán (Italia)

Donde hubo terrorismo...
Este sábado fuimos unos treinta a Ayacucho para proyectar la película Los chicos del coro. La verdad es que me conmoví y siempre me conmuevo al ver cómo responde esta gente. Falló un poco la logística pero acudieron unas cuarenta personas del pueblo. Me conmovió en especial el Forum después de la proyección, cuando un señor que trabaja de abogado nos dijo: «Primero, quería dar las gracias a ustedes por traernos esta bella película aquí, en el pueblo de Ayacucho, ya que lo necesitamos tanto: hemos pasado por el terrorismo con más de 60.000 muertos y nuestra juventud está llena de pandillaje; gracias por hacernos ver que es posible la esperanza también para nosotros». Luego, intervinieron otros también agradeciendo y señalando de qué manera tan fortuita habían llegado allí al haber leído un volante. Otro acontecimiento fue la entrega de los volantes: ¡cómo los reciben!, todos te lo piden. Una persona, nada más recibir el volante, llamó a otros por teléfono para avisar de la película; una señora nos pidió la dirección porque quería que fuéramos a su colegio (era una madre de familia de una colegio alemán); algunos jóvenes se lamentaban porque ese día trabajaban en la discoteca; una chica muy simpática nos dio su correo y teléfono porque quería conocernos y así muchos más. Otra película que nos ayuda a comprender lo que estoy contando y por qué me conmuevo con la respuesta de esta gente es Paloma de Papel. Es una película que a mí me aclaró muchas cosas que, a pesar de haber vivido yo estos 20 años de terrorismo, no había llegado a comprender. Gracias al encuentro con el movimiento, al verla me di cuenta de que habían tratado de eliminarnos como personas; lo que estaban atacando era el corazón del hombre, querían cambiar el corazón del hombre, su estructura original. Por ello, conmueve ver a este pueblo deseoso de una respuesta a su corazón, a la espera de la respuesta que todo hombre quiere. Este abogado que habló en el Forum, hizo una propuesta a toda la gente: «Podemos empezar también nosotros a reunirnos...». Le tomamos la palabra, así que hemos contactado con él mediante su correo y le propusimos vernos el 1 de octubre para conversar (como una Escuela de comunidad). Le di el libro de la Escuela para que lea el capítulo primero de la segunda parte. Tengo presentes las palabras que Andrés me dijo cuando viajé al Cuzco: nosotros debemos «acompañar lo que sucede en ellos, que es obra del Misterio». Es lo que comprobamos cada mes: «lo divino pasa a través de lo humano». Nuestra “certeza” es que Él lo puede todo y usa nuestra fragilidad y nuestro cansancio (no sabes cómo llego después de 9 horas en altura dando vueltas) para manifestarse.
Angélica, Lima (Perú)

Unas vacaciones sorprendentes
Querido amigos: Después de un primer paso, viene otro; del presente nace la eternidad. En estos momentos de alegría y plenitud nuestro pensamiento se dirige hacia todos los que nos han atendido y han hecho posible que el grupo de rumanos del colegio “Ion Creanga” de la ciudad de Cluj-Napoca compartiera una experiencia maravillosa con los chicos de secundaria de Monza de la asociación Stand by me. Hemos aprendido mucho de vosotros y comprobado qué significa una compañía guiada en la amistad de nuestro único Señor que «nada quita sino que lo da todo». Hemos captado el sentido del instante y lo conservamos en nosotros para siempre. Las vacaciones han terminado, pero todos llevaremos en nuestros corazones los preciosos recuerdos y el verdadero significado de estos días. Volvimos a casa ciertamente más ricos y orgullosos de haber crecido en la fe gracias a vosotros. Recordamos con mucho cariño a los amigos de Lecco que nos han recibido con los brazos abiertos, y esperamos seguir las inolvidables relaciones que hemos empezado renovando la invitación a que vengáis a visitarnos para reforzar la hermandad iniciada entre nuestros colegios. Muchísimas gracias tanto en nombre de los chicos como de los adultos.
Clara y el grupo de rumanos

Nuevos operarios para la mies
Quisiera contaros la experiencia que he vivido con mi grupo de Fraternidad en los últimos dos años. Nuestra amiga Marina nos dijo que monseñor Giambattista Diquattro, Primer Consejero del Nuncio Apostólico en Italia, estaba interesado en participar en nuestro grupo de Fraternidad. Nos esperábamos al Primer Consejero del Nuncio... y enseguida nos vimos frente a don Giambattista, sacerdote de Ragusa enamorado de Cristo, de su Iglesia y desde hace poco... de don Giussani. Fue inmediato sentir una profunda estima hacia él y para muchos de nosotros se ha convertido rápidamente en un punto de referencia. Así llegamos al 2 de abril de 2005. El Papa Juan Pablo II estaba sufriendo su último Calvario. Mi marido, mis hijos y yo fuimos a la Plaza de San Pedro a rezar. A las 12 recibimos una llamada de Gaetano: monseñor Diquattro ha sido nombrado Nuncio Apostólico en Panamá. Es el último obispo que el papa Wojtyla nombra en 27 años de pontificado. La tristeza por su partida se serenó en Ragusa el pasado 4 de junio, cuando casi toda nuestra pequeña Fraternidad participó en su ordenación episcopal. Nos invitó a su casa, nos presentó a sus padres, familiares y a los cielinos de Ragusa. Además, nos contó lo contento que estaba de su «nueva tierra panameña». Viviendo estos años con monseñor Diquattro, y gracias a todo lo que nos contaba y a su presencia, hemos experimentado cómo quiere Dios a su pueblo y cómo envía operarios a su mies. A monseñor Diquattro le deseamos el ciento por uno del que nosotros no somos sino una pequeña, aunque ardiente, porción.
Simona, Roma (Italia)

Una persona nueva
El próximo domingo seré madrina de bautizo de Eduardo, un chico que conocí en el reformatorio. Tiene 15 años y un pasado en la calle, donde vivía desde que su madre lo abandonó. Su madre lo tuvo con trece años y su padre es un desaparecido; nadie sabe si está vivo o muerto. Desde hace unos meses empecé a ir a verle al reformatorio y poco a poco nos hicimos amigos: ahora ha pedido ser bautizado (algunos padres franciscanos atienden a los presos en la cárcel) y pidió que fuera yo su madrina. Lo que más me sorprende de él son sus ganas de cambiar: siempre me pregunta si es bueno y si puede cambiar. Ha pedido el Bautismo y me impresiona que, sin saber casi nada de catecismo, sabe que puede cambiar por la fuerza de Otro. Lo que más nos repite es que quiere ser una persona nueva. Como regalo deseaba unas zapatillas de fútbol, porque desde hace un tiempo juega en un equipo. Se entrena y juega fuera del reformatorio, algo que le da mucha alegría. Es una gracia para mí poder profundizar en la conciencia del Bautismo, como tantas veces nos decía don Gius con una profundidad inaudita.
Cristina, Quito (Ecuador)

Estudiar lejos
Tengo cuatro hijos músicos. El tercero, Emanuele, tuvo que estudiar este curso en un instituto lejos de nuestra casa, en Pescara, ya que su maestro de violín vive allí. Al acabar el curso volvió a casa para descansar unos días, pero tuvo que regresar rápidamente. Antes de irse estaba triste por la distancia y la fatiga que le esperaban. Pensé que mis palabras servirían de poco y le envié el testimonio de Vittadini que Huellas publicó en el número de junio. Esto es lo que me escribió: «Querida mamá, estaba pensando en lo que me dijiste y, sobre todo, en mi futuro. Mientras lloraba porque me costaba separarme de vosotros me surgió una pregunta: “¿Y si el violín no fuera lo mío? ¿Y si, con todo este esfuerzo, no estuviese sino perdiendo mi tiempo?”. Volví a leer el artículo y me conmoví porque caí en la cuenta del sentido de lo que estoy haciendo. Empiezo este tiempo de estudio y de “aislamiento” como nunca antes lo había hecho, con una razón. La razón es que todo lo que hago lo pongo en manos de la Virgen, que es nuestro ejemplo y nuestra esperanza. Porque es ella la que hace que no sea vano mi estudio, aunque nunca llegue a ser un violinista famoso. Cada instante ofrecido a la Virgen es un instante ganado en la vida. Soy mucho más consciente de mí mismo y de lo que hago. Me abandono a Otro con la certeza de que todo lo que me sucede es para mi destino y que Jesús está presente, me ayuda, y es mi vida. Espero que éste sea el camino justo para mí, además ¡porque la música es preciosa! Y es la mejor manera de expresar mi ser».
Cecilia, Vieste (Italia)

Con motivo del fallecimiento de nuestro queridísimo amigo Jorge Thomsen en Campana, Provincia de Buenos Aires, queremos darle gracias al Señor por haberlo conocido y amado. Con su gran don artístico y su buen humor nos dejó un Pueblo de Dios unido. Fue impresionante ver llegar tantos amigos de lejos, tal vez solo por un rato a su velatorio, pero acompañando a Carola y a sus hijos. Al ver esa multitud en su despedida, quedó claro que vivió esta compañía de amigos y las enseñanzas de don Gius con toda su humanidad. Rezamos y cantamos con certeza que el Señor ya lo acogió en su profundo amor. ¡Gracias Jorge!
Victoria, Campana, (Argentina)

«Damos gracias a Dios por este Papa al que deseamos servir con toda nuestra persona»
El mensaje que don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, ha enviado a todos los amigos del movimiento, después de haber sido recibido en audiencia por el Santo Padre Benedicto XVI en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo en la mañana del 26 de agosto de 2005:

Queridos amigos: Esta misma mañana he tenido la gracia de ser recibido por el Santo Padre acompañado por don Pino y Giancarlo Cesana. El Papa se ha mostrado muy interesado por nuestra experiencia en todas sus expresiones, en particular por los aspectos educativos. Está siguiendo con gran interés el Meeting y, al pedírselo explícitamente, Benedicto XVI ha querido que transmitamos un cálido saludo a todos los presentes. Damos gracias a Dios por este Papa al que deseamos servir con toda nuestra persona.
26 de agosto de 2005
Don Julián Carrón

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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