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Huellas N.4, Abril 2005

DON GIUSSANI Esa fiebre de vida que nos ha arrastrado a todos a Cristo

La cautivadora aventura del testimonio

Camillo Ruini

El 22 de marzo, al cumplirse un mes de la muerte de don Giussani, el cardenal Camilo Ruini celebró una eucaristía en la basílica de Santa María la Mayor en Roma. «Se puede llevar a Jesús si se está fascinado por Él». Publicamos un extracto de la homilía

Nos hemos reunido para orar con la oración más eficaz: el sacrificio de Cristo. Oramos por don Luigi Giussani en este Martes Santo que nos introduce en los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, misterios que animaron la vida del fundador de Comunión y Liberación de manera tan profunda que se convirtieron en el centro de su propuesta educativa. Oramos por don Giussani al cumplirse el mes de su muerte, para que el Señor reciba el ofrecimiento de toda su vida. Su larga entrega a la Iglesia y su donación que tantos frutos ha dado ya a la historia de los hombres, darán frutos aún más ricos en el tiempo que nos espera. Por algo la vida de quien sigue a Jesús fue comparada por el maestro con un grano de trigo que puesto en tierra da mucho fruto.
Los días inmediatamente posteriores a la muerte de don Luigi Giussani han sido para nosotros y, gracias a los periódicos y a televisión, para muchas personas en todo el mundo la ocasión de un doble testimonio: en primer lugar, el testimonio que el movimiento de Comunión y Liberación, y más en concreto los amigos de don Luigi Giussani, han dado de la educación recibida. La compostura y la serenidad dolorida con que estos días han vivido decenas de miles de personas pertenecientes al movimiento, la belleza de los cantos durante la celebración eucarística, el orden, el recogimiento, el silencio, han permitido a muchos descubrir el verdadero rostro de Comunión y Liberación, el más profundo, un rostro presente en nuestra sociedad pero profundamente enraizado en Dios y en su Hijo.

La belleza del Cristianismo
Estos días han supuesto también un testimonio respecto de don Luigi Giussani, de la auténtica popularidad de su persona. Hijo de un padre socialista que amaba la belleza y la razón y de una madre profundamente cristiana, con su vida Giussani manifestó un enraizamiento vivo y fiel en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, la exigencia de que ésta sea encontrada vitalmente por los hombres de nuestro tiempo. Don Giussani expresó las exigencias más verdaderas que recorren la historia pasada y reciente de nuestro país: exigencia de libertad y solidaridad. En ocasiones estas palabras han dividido a los italianos; la enseñanza de don Giussani, por el contrario, ha sabido aferrar sus expectativas más profundas liberándolas de todas aquellas cristalizaciones obradas por las ideologías que tanto mal han causado en el siglo pasado –en el siglo XX– a nuestra Europa.
Como muchas personas me han manifestado en estas semanas, la desaparición de don Luigi Giussani ha sido para muchos, que habían oído hablar de Comunión y Liberación pero no habían tenido la ocasión de conocer en profundidad la vida y la obra de este sacerdote, la ocasión para descubrir la belleza del Cristianismo resucitada por la figura de un sacerdote encarnado profundamente en nuestro tiempo. Nuestra nación y nuestra Iglesia tiene necesidad de estas personalidades que saben dar razón de su Historia y pueden recrear el humanismo cristiano que permanece todavía en muchos sectores y estratos de nuestra vida.
En esta circunstancia el sentido de la fe del pueblo cristiano ha captado, casi por instinto, la verdad de la experiencia de don Giussani; ha percibido en él el punto de referencia y en su experiencia el eco de la promesa que Dios hizo a los hombres. Los días del adiós han sido días de dolor y, por eso, también, en cierta medida, de turbación; pero a la vez han sido días de luz. La palabra definitiva que don Giussani ha pronunciado con su muerte no es la palabra “fin”, sino la palabra “vida”. Como dice el bellísimo canto que está en el origen del movimiento: «Toda la vida pide la eternidad».

La obra del Espíritu
¿Cómo continuará la obra de don Giussani? La suya no es simplemente la obra de un hombre, sino de alguien elegido por Dios; por tanto, es obra del Espíritu. El Espíritu escoge a hombres y realiza Su designo mediante su vida, su temperamento, los aspectos particulares de su existencia. La obra del Espíritu encierra una vitalidad que es signo de su origen divino. Por eso, la obra de don Luigi Giussani está destinada a continuar en el tiempo. Él está presente entre nosotros porque ha dicho “sí” al Espíritu de Cristo; lo que él comenzó sigue implicando a otras personas con la misma dinámica del comienzo: es el dinamismo de la Iglesia.
Deseo, por tanto, felicitaros por la elección con que el sábado pasado, 19 de marzo, fiesta de San José, la diaconía central de la Fraternidad de Comunión y Liberación designó como su presidente al padre Julián Carrón, al que don Giussani había llamado junto a sí como colaborador principal desde hace aproximadamente un año. Él concelebra hoy con nosotros y nos ha dirigido antes la palabra; le saludo con afecto especial y deseo expresarle mi apoyo y simpatía respecto de la delicada tarea que le aguarda. Don Giussani le sostiene desde el cielo. Estoy seguro de que no le faltará el consejo de muchos amigos y la confianza de todo el movimiento.

El agradecimiento de la Iglesia
Nuevas responsabilidades esperan ahora a Comunión y Liberación en la Iglesia y en la sociedad, pero hay una sobre todo que es el fundamento de las demás: llevar a Jesús a los hombres, como hizo don Giussani durante toda su vida. Se puede llevar a Jesús si se esta fascinado por Él, íntimamente convencidos de su persona que nos alcanza principalmente por medio de los sacramentos; y, si se esta fascinado por Él, se le puede encontrar en otros hombres. Se desvela de este modo ese proceso circular que constituye el alma de la pedagogía de Comunión y Liberación.
Queridos hermanos y amigos, permitidme como conclusión deciros en nombre de esta Diócesis de Roma y de la Iglesia italiana: gracias don Giussani, gracias por haber gastado toda la vida en la tarea fascinante de testimoniar a Cristo, centro y fuente de la vida, mediante un recorrido vivido y entregado a todos, explicado y realizado por miles de hombres y mujeres en tantos países del mundo. El agradecimiento de la Iglesia expresado en el mensaje autógrafo del Santo Padre con ocasión de las exequias se renueva ahora y se hace petición por todo el movimiento de Comunión y Liberación.


BOX
Un maestro que sabía entusiasmar
La Universidad Católica de Milán ha querido rendir homenaje a don Giussani con una eucaristía celebrada en el Aula Magna. Proponemos el saludo de monseñor Gianni Ambrosio, asistente eclesiástico general de la Universidad, al comienzo de la misa
Estamos aquí para dar gracias a Dios por el don de su hijo. En Jesucristo, muerto y resucitado, hemos sido hechos hijos de Dios. Como nos recuerda el Prólogo de san Juan: «A cuantos le recibieron, les da poder para ser hijos de Dios». Nuestro hermano don Luigi Giussani ha recibido con alegría este don que viene del amor del Padre y ha entregado toda su vida enseñando a recibir este don. En esta Aula Magna de la Universidad Católica, donde durante muchos años impartió sus clases de Teología, damos gracias al Señor por la pasión educativa de don Luigi. Era un maestro que sabía entusiasmar. Fue un testigo que supo fascinar con su vida, en constante relación con Cristo y con la comunidad de los discípulos de Cristo. En la fe pascual el final de la vida es el comienzo de la plenitud de la vida, el dies natalis. Pidamos al Señor que conceda a don Luigi ser hijo de manera plena y definitiva.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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