He sabido con gran satisfacción que el 16 de octubre los miembros italianos de Comunión y Liberación se dirigirán con sentimientos de gratitud en peregrinación hasta el santuario de la Virgen de Loreto, para conmemorar el inicio del camino que hace cincuenta años llevó al nacimiento del Movimiento. En Loreto ellos se confiarán de nuevo a María para obtener un renovado empuje en el seguimiento de Cristo, Camino, Verdad y Vida, y en la realización de un anuncio creíble mediante el testimonio coherente de la adhesión personal sin reservas a su Evangelio. Presente espiritualmente en este acto de alabanza y de acción de gracias imparto de corazón a usted, querido monseñor, a los participantes en esta significativa manifestación, así como a los que se unirán a esta iniciativa mariana desde distintos países, la bendición apostólica, prenda de copiosos favores celestiales.
Ioannes Paulus PP. II
13 de octubre de 2004
Gentilísimo Monseñor:
Con ocasión de la peregrinación nacional de la Acción Católica Italiana a Loreto el pasado 5 de septiembre, me dirigió usted una carta cordialísima, que aprecié mucho y que le agradezco en nombre de toda la Asociación.
En dicha carta usted expresaba la disponibilidad del movimiento de Comunión y Liberación para colaborar ante la urgencia de un nuevo anuncio del Evangelio y de la formación de conciencias cristianas maduras. Estos mismos objetivos constituyen también los puntos esenciales del camino de renovación que la Acción Católica ha emprendido en los últimos años, guiada por la palabra del Papa, que la invita a considerar la santidad como “el don más grande que podéis hacer a la Iglesia y al mundo”, y a preocuparse por aquello por “lo que se interesa la Iglesia: que muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo sean conquistados por la fascinación de Cristo, (...), que la humanidad siga a Cristo por los caminos de la paz y de la fraternidad” (Homilía del 5 de septiembre de 2004).
Se trata de desafíos que no pueden encontrar a los creyentes, de los que las agregaciones eclesiales son una realidad significativa y vivaz, divididos o indiferentes entre ellos. De nuevo en Loreto Juan Pablo II indicaba a la Acción Católica los caminos de la contemplación, de la comunión y de la misión para vivir completamente su aplicación. Creemos que son una síntesis fecunda sobre la que construir también nuevos recorridos de unidad en la Iglesia. Por eso nos importa muchísimo la confrontación sincera y el intercambio de experiencias entre los distintos sujetos eclesiales. La comunión, don que el Resucitado no deja de darnos, sobre todo a través del misterio dulcísimo de la Eucaristía, espera de nosotros que sepamos acogerla y testimoniarla en la concreción de las Iglesias particulares en las que se insertan nuestros caminos.
Estoy contenta de proseguir este diálogo, y aprovecho la ocasión que el aniversario de la fundación de vuestro movimiento me ofrece para repetir cuanto afirmaba durante mi reciente visita al Meeting de Rímini: los diferentes carismas constituyen una riqueza cuando son vividos y asumidos en una misma vida de Iglesia. En los próximos días celebraréis este feliz aniversario yendo en peregrinación a la Santa Casa de Loreto. Que allí, donde incluso las piedras recuerdan “qué amor nos ha tenido el Padre” (1Jn 3,1) con el don de su Hijo, el estupor y el reconocimiento invadan vuestro corazón. En la casa de Nazaret, sentid cercana a nuestra Asociación.
Al desearle a usted y al movimiento de Comunión y Liberación una fecunda peregrinación, le renuevo la voluntad de ser juntos signo visible de una Iglesia en camino, profundamente inmersa en la historia.
Con la más viva cordialidad,
Paola Bignardi
Presidenta nacional de Acción Católica
Roma, 15 de octubre de 2004
Queridísimo Monseñor:
Le escribo para comunicarle mi alegría y mi gratitud hacia el Señor por cuanto ha obrado a través de su persona, y para unirme a la oración de los miembros de Comunión y Liberación que irán en peregrinación al Santuario de la Virgen de Loreto y a otros santuarios marianos esparcidos por el mundo, con ocasión del quincuagésimo aniversario del inicio del camino que ha llevado al nacimiento del movimiento. Nadie podía prever, y mucho menos proyectar, los comienzos del movimiento y más tarde de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Cuanto ha brotado a través de su incansable dedicación, movida por el amor a Cristo y a su Iglesia, se ha difundido rápidamente por el mundo dejando a todos asombrados por la riqueza de las enseñanzas que proponía y por las formas de vida evangélica que suscitaba.
El movimiento de Comunión y Liberación es sin duda uno de los brotes de la gran “primavera” suscitada por el Espíritu Santo en los últimos cincuenta años del siglo pasado, que ha visto florecer una vasta gama de movimientos eclesiales y nuevas comunidades. Como ha recordado muchas veces Juan Pablo II, ellos han sido una respuesta providencial a la extrema necesidad que la Iglesia y el mundo tenían de comunidades cristianas capaces de proponer la fe como encuentro personal con Cristo, encuentro que trasforma la vida, y capaces de formar personalidades cristianas maduras, conscientes de la propia identidad bautismal y de la propia vocación y misión.
Una celebración como ésta es sumamente importante en la vida de un movimiento eclesial porque sirve para reavivar en sus miembros la memoria de la experiencia original, la memoria del carisma del que surgió. Lejos de una mirada estática y fija sobre el pasado, la memoria permite consolidar, con la creatividad necesaria para recoger los desafíos de los tiempos, la propia fidelidad al carisma originario. Por este motivo es necesario invocar la ayuda de María, la Madre de Cristo, que «guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc 2,51) e inspirarse en su ejemplo luminoso. De la fuente viva del carisma brota esa “afinidad espiritual” que liga a las personas generación tras generación, esa compañía y esa amistad que llamamos “movimiento”.
La peregrinación a la Santa Casa de Loreto para agradecer el don recibido y para implorar la intercesión de la Virgen María, confiándole el presente y el futuro de Comunión y Liberación, es una ocasión particularmente significativa para mirar las mirabilia Dei acaecidas en la historia del movimiento fundado por usted y en la historia de la Iglesia y del mundo. En comunión con el sucesor de Pedro al cual no deja usted nunca de hacer llegar muestras de filial obediencia y a través de la originalidad del carisma que lo ha generado, Comunión y Liberación puede contribuir a dilatar en el mundo la presencia salvífica del Resucitado hasta que Él sea «todo en todos» (Col. 3,11).
Al tiempo que le renuevo la expresión de mi afecto y de mi estima, le deseo, a usted y a sus directos colaboradores, un provechoso trabajo para el bien del movimiento y de toda la Iglesia. Y confiando en la intercesión y en la benevolencia de María, Madre de la Iglesia, le saludo cordialmente.
Mons. Stanislaw Rylko
Presidente del Pontificium Consilium Pro Laicis
Vaticano, 14 de octubre de 2004
Reverendísimo Monseñor:
Con ocasión de su 82 cumpleaños y del 50 aniversario del movimiento de Comunión y Liberación deseo asegurarle mi cercanía y mi recuerdo en la oración a la Virgen para que, como ha sugerido usted recientemente, nuestro existir coincida cada vez más con nuestro ser.
Le confirmo además mi más vivo aprecio por el servicio que el movimiento de Comunión y Liberación lleva a cabo para el bien de la Iglesia en Italia y en el mundo entero. Deseándole que pueda seguir viendo los copiosos frutos que genera ininterrumpidamente el seguimiento a lo que el Espíritu Santo ha suscitado en Usted, gustosamente me confirmo.
Suyo devotísimo en el Señor.
Mons. Paolo Romeo
Nuncio Apostólico en Italia
Roma, 15 de octubre de 2004
A mons. Luigi Giussani
y a los responsables del movimiento de Comunión y Liberación
Que el abrazo de María desde la dulce colina de Loreto derrame abundantemente sobre vosotros las gracias de la Virgen, “Mujer eucarística”.
De esta forma, las comunidades de Comunión y Liberación en todo el mundo, después de cincuenta años, serán todavía más “casi-sacramento” de la convincente belleza del rostro de Cristo el Señor.
Las contradicciones y las tribulaciones del actual oleaje histórico hacen todavía más exaltante la humilde pero tenaz tarea de los cristianos de vivir las dimensiones del mundo.
Dirijo a todos mi saludo y mi bendición.
Angelo Card. Scola
Patriarca de Venecia
Venecia, 14 de octubre de 2004
Reverendo Monseñor:
He recibido la comunicación de la Peregrinación al Santuario de Loreto que Comunión y Liberación tiene prevista para el sábado 16 de octubre con motivo del 50 aniversario de su nacimiento.
Como se pone de manifiesto de forma significativa en la invitación, esta cita tiene la intención de hacer evidente, en el gesto de la peregrinación, el itinerario que hay que recorrer para descubrir el proyecto de Dios. En la meta de este Santuario Lauretano, en esta celebración quincuagenaria, se resaltan el vínculo con María, Madre de la Iglesia, mediadora de todas las gracias, la gratitud por las gracias recibidas y la petición de ayuda y de compañía en la prosecución del camino.
Me uno a este gesto de gratitud al Señor por el don de esta experiencia de fe tan significativa, que ha ayudado a tantos jóvenes a encontrarse con Cristo en la Iglesia. Dos características del movimiento que aprecio particularmente son la fuerte orientación hacia Cristo y la viva pertenencia a la Iglesia, expresadas a través de un sentido vínculo con el Santo Padre, cuyo Magisterio constituye un hito fundamental en la identidad y el compromiso de los seguidores. Un reconocimiento especial merece la acción formativa expresada por el movimiento, destinada al testimonio cristiano sobre todo en la realidad juvenil y en el ambiente universitario. Considero que la Iglesia en Italia os debe reconocimiento, y desea hoy para vosotros una perseverancia fiel.
Este aniversario constituirá ciertamente una ocasión propicia para un impulso renovado en la vida del movimiento. En este contexto animo los pasos que se están dando para crear un vínculo vigoroso de comunión entre las agregaciones eclesiales, y exhorto a una inserción cada vez mayor en las líneas pastorales de la Iglesia en Italia. No faltará ciertamente vuestra peculiar contribución a la promoción de la comunicación de la fe en el contexto cultural actual, marcado por cambios tan profundos. Será preciosa también la presencia activa en esa “pastoral integrada” con la que se quiere relanzar la figura misionera de la parroquia, como Iglesia que se hace presente entre las casas de la gente.
En mi nombre, y en el del Cardenal Presidente, aseguro mi recuerdo en la oración para que la Peregrinación pueda aportar abundantes frutos de gracia. Le dirijo a usted un saludo fraterno y, a través de usted, a los participantes, invocando sobre todos la bendición del Señor.
Mons. Giuseppe Betori
Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana
Roma, 14 de octubre de 2004
Excelencia reverendísima: estoy verdaderamente muy contento de enviar mi saludo afectuoso a todos los seguidores del movimiento, reunidos para celebrar los 50 años de vida de “Comunión y Liberación”.
En este medio siglo de historia el movimiento, nacido gracias a su preciosa intuición, ha conseguido difundir el mensaje evangélico por muchos caminos en nuestro país y en todo el mundo, ofreciendo un testimonio original del signo entusiasta que constituyen en el presente los jóvenes animados por una fe auténtica y vivida en sus razones más directas y profundas.
En esta feliz ocasión, deseo dirigirle a usted y a todos los participantes mis más vivos deseos para el mejor resultado de las celebraciones actuales y de las iniciativas futuras.
Pier Ferdinando Casini
Presidente de la Cámara de los Diputados
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