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Huellas N.9, Octubre 2004

FRUTOS DEL ÚNICO CARISMA Vocación y destino de la vida

Íntimo y carnal

Humberto Motta

La relación con el Misterio en la experiencia de una enfermedad terminal. Apuntes de un chico de veinte años que su hermana encontró en un papel con fecha 22 de agosto, cuatro día antes de su muerte

En marzo de 2002 a mi hermano le diagnosticaron un tumor en el pie izquierdo. La amputación no detuvo el curso de la enfermedad. En pocos meses, Humberto tuvo que afrontar una nueva operación para extirpar las metástasis pulmonares y varios ciclos de quimioterapia. El cáncer no remitió. Humberto estudiaba en la Universidad de Lugano, donde regresaba siempre después de las terapias devastadoras a las que le sometían en el hospital o en su casa de Pioltello. En el cajón de su escritorio, el día después de su muerte, encontré una decena de folios escritos desde febrero de ese año, en los que apuntaba lo que iba madurando gracias a la enfermedad. El último tenía fecha del 22 de agosto. Ese domingo por la noche Humberto empeoró y le llevamos al Instituto oncológico de Milán, donde murió cuatro días después, el 26 de agosto.
Silvia Motta

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¡Con qué intensidad estoy viviendo! Es algo extraordinario. Lo comentaba el otro día con Silvia, cuando estaba muy mal y bajo el efecto de los sedantes: «Piénsalo, vivir tan intensamente, siempre: ¡qué Gracia!».
Estoy sereno, vivo con una intensidad tan grande que todo lo afronto incluso con alegría; «toda la vida pide la eternidad», constantemente me surge pedir lo eterno, comprendo que mi felicidad empieza ahora, en este instante, en cada instante de mi vida, porque la vida es el instante, vocacional.
Viviendo así sientes el deseo de amar toda la realidad, toda entera, amas todo lo que te pone en relación con el Misterio, con la realidad misma, precisamente porque no es tuya.
Últimamente, no he podido hacer todo lo que quería: los Ejercicios, el Meeting esta semana, las vacaciones en Pontresina, pero esto me hace más consciente aún de la vida y de la realidad; en cierto sentido, es como si me hiciera cada vez más “fuerte”, porque tengo la certeza de que soy querido y llamado por Dios de manera misteriosa pero grande, Dios quiere algo de mí y no es lo que yo pienso. Llegados a este punto, acepto el ofrecimiento total a Cristo de mí mismo. Total.
La relación del Misterio con cada hombre es realmente íntima y carnal.
El otro día al despertarme, pensé: «En este momento, mi relación con Dios pasa profundamente a través de esta enfermedad, de esta circunstancia; yo estoy en relación con el Misterio también y sobre todo a través de mi enfermedad; por tanto, tengo que tratarla con respeto, intimidad y carnalidad, porque es el medio de comunión con Dios».
Esta relación con el Misterio afecta a todos los demás aspectos de mi vida, desde la relación con Silvia a mi familia y mis amigos, todo es signo de la gloria de Dios, justamente porque todo pide la eternidad.
Ahora que la situación se ha agravado, mi postura ante la vida es esta y pido que mi conciencia permanezca así. Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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