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Huellas N.9, Octubre 2004

FRUTOS DEL ÚNICO CARISMA Vocación y destino de la vida

Una nueva forma de vivir. Trabajo y familia

Francis Nkafor

El encuentro con el movimiento ha cambiado radicalmente su manera de vivir la vida cotidiana: las relaciones, la elección del trabajo, el uso del dinero... Lo extraordinario se vive dentro de la normalidad

Conocí el movimiento en 1991 y casi al tiempo comencé a trabajar para AVSI. Al acabar la secundaria me contrataron en un ambulatorio donde trabajaban algunas personas de CL.
Desde 1993 participo en la Asamblea de Responsables en La Thuile. Lo que me llamó enseguida la atención fueron los amigos de mis amigos, especialmente las familias jóvenes. Me produjo una impresión muy fuerte, una gran emoción, porque era un sueño que yo tenía, pero me parecía un deseo imposible de realizar en África.
En el año 2000 (me acuerdo muy bien, era la cuarta vez que iba a Italia) decidí casarme, aunque sabía que era una locura porque seguía estudiando –trabajaba y estudiaba a la vez en una universidad a distancia– y no tenía dinero. Pero al final me casé... con la mujer que amo. Todos a mi alrededor pensaban que era una locura, sobre todo por motivos económicos; en cualquier caso, salimos adelante y tenemos un hijo que nació el 26 de agosto de hace dos años, precisamente cuando yo estaba en La Thuile.

Compartirlo todo
Esto también parecía una locura: estar a miles de kilómetros en el momento en el que nacía mi primogénito. Habíamos decidido juntos que yo fuera a Italia. Por dos razones: en primer lugar, porque nuestra familia nació precisamente gracias a esta experiencia y en segundo lugar, porque esta experiencia nunca nos deja solos. Si quitáramos la experiencia de CL de nuestra familia, todo se derrumbaría. Para hablar de mi familia tengo que hablar del movimiento.
Lo puedo explicar mejor con algunos ejemplos. No somos ricos, somos una familia normal, pero somos muy felices porque siguiendo las indicaciones que recibimos hemos construido una casa donde existe la paz, un lugar al que deseo volver. En África la cultura es muy diferente a la europea: el hombre es el jefe y toma todas las decisiones. Mi mujer y yo enseñamos en la misma escuela donde yo también realizo la tarea de administrador. Pues bien, lo ponemos todo en común y no es ninguna complicación; yo comparto todo y cuando hay dinero hay dinero, y cuando no... no tengo el problema de tener que controlar la situación o de ser el jefe. Viviendo así soy feliz, precisamente siguiendo esta experiencia. En estos cuatro años hemos vivido así; he ido a Italia dejando a mi mujer y ella siempre me ha apoyado porque es lo que construye nuestra casa. Cuando empecé a trabajar para AVSI pensaba que sería un trabajo temporal, un paso para un futuro diferente. Después de algunos años, fui a la universidad y pude comprobar la atención muy concreta de los amigos del movimiento que me ayudaban allí. Yo deseaba cosas grandes, quería incluso convertirme en Ministro de economía de nuestro país y, por tanto, no veía mucho futuro en el trabajo que hacía.
Hasta hace algunos años trabajar para las ONGs no se consideraba nada relevante en mi país, como lo era, por ejemplo, trabajar para las compañías petrolíferas, pero en el movimiento oí decir que la realidad es para mí, y para realizarme a mí mismo no tengo que huir de nada. Desde ese momento mi trabajo cambió y lo que escuché ha revolucionado el significado de mi trabajo con AVSI en la escuela, donde tengo más responsabilidad y mi interés y mi compromiso son más profundos. Hoy mi mujer y yo, junto con William y Thea, llevamos en la práctica toda la escuela.

El valor de la compañía
El cambio en mi forma de trabajar se ha reflejado especialmente en el compromiso y en la disponibilidad. Independientemente del salario, el trabajo me resulta verdaderamente interesante y fascinante porque me presenta situaciones que me desafían. En la base de todo esto está la educación que recibo: una educación que nos hace realizar las cosas normales de una manera extraordinaria. Para acabar, aunque puede parecer obvio, quiero decir que tengo una familia feliz y que amo mi trabajo. Pero en el fondo, lo que es importante no es ni tener una familia feliz ni tener un buen trabajo, sino tener amigos que me ayuden a vivir estas cosas de manera adecuada. Así es nuestra compañía.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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