Un día de puertas abiertas en un barrio donde vive una realidad de pueblo que los mejores sociólogos no sabrían explicar exhaustivamente. La “caridad en la verdad” renueva el corazón y el rostro de las personas, tanto de los que trabajan en los proyectos de cooperación como de los destinatarios. Cleuza y Marcos han visitado EH2009 ayudando a los mismos protagonistas de este espectáculo a ver «algo más grande que la suma de nuestros esfuerzos»
Cleuza Ramos, al final de su intervención en el acto principal del Encuentro Huachipa 2009, se expresaba en estos términos: «Si en este momento estuvieran aquí los mejores sociólogos, analistas y estudiosos del país, e intentaran explicar lo que está sucediendo, lo tendrían muy difícil. Aquí está ocurriendo algo más grande que la suma de nuestros esfuerzos, algo que no se puede explicar científicamente. Es la muestra de que, cuando se quiere a las personas por lo que son y no por lo que les falta, surge una forma de vivir, de relacionarse, de construir y responder a los problemas, de estar juntos y de disfrutar de las cosas que desborda cualquier cálculo». Hablaba ante un público compuesto por jóvenes, padres, dirigentes vecinales, familias, vecinos, representantes municipales, y también empleados, colaboradores, financiadores y amigos de CESAL / AVSI y de la guardería Alecrim. Y, mirando a todos los que la escuchaban atentamente, era evidente que esta valiente mujer tenía razón.
Cuando surgió la idea de organizar el Encuentro Huachipa 2009 teníamos claro que queríamos que fuera un día de fiesta, de puertas abiertas a todos, durante el cual enseñar a unos y otros el trabajo que estamos haciendo y todo lo que está sucediendo en nuestro entorno. A la vez, queríamos que cualquiera tuviera un espacio para hacerse presente, ya sea vendiendo sus menús y artesanías, asistiendo a los distintos números de danza y canto o, simplemente, mirando. La verdad sea dicha, no sabíamos hasta dónde podría llegar esta iniciativa.
La realidad superó todas nuestras expectativas. Desde primera hora de la mañana, la afluencia de gente fue masiva. Todo el que llegaba se interesarse por lo que allí se exponía o se contaba. De hecho, los stands en los que se presentaba el trabajo de CESAL no daban abasto para atender a todos. Lo cual no extraña, ya que estaban hechos con una atención, una dedicación y un afecto que incitaban a detenerse, a leer, a preguntar y a querer saber más.
El stand del Equipo de Familia mostraba fotos impactantes y testimonios de algunas familias con las que tenemos relación; el stand del Equipo de Salud exponía un reportaje fotográfico sobre el primer proyecto de CESAL en la zona, hace ya diez años, cuyos frutos y amistades perviven hoy; el stand del Equipo de Educación enseñaba los dibujos de los niños y algunos productos del taller de bisutería elaborados por los padres que se benefician del programa de alfabetización del adultos; el stand del Equipo de Habitabilidad ofrecía los dibujos realizados por los vecinos, convertidos en arquitectos durante unas horas para planificar los espacios públicos y demás intervenciones en su barrio. Los stands de CESAL, de AVSI y de la Universidad Católica Sedes Sapientiae aportaban toda su riqueza de vida, y la visita guiada a la guardería Alecrim, engalanada y decorada para la ocasión, alegraba la vista con dibujos de niños y profesores. Un gusto.
El túnel del tiempo. Uno de los aspectos más llamativos fue lo que llamamos “el túnel del tiempo”, una exposición fotográfica que recorría nuestra historia en Huachipa. Había fotos de Marina, Mapi y Sara poniendo en marcha la guardería Alecrim. Después todas las etapas recorridas en estos años hasta llegar a las fotos recientes del proceso de consulta y desarrollo técnico para la planificación urbana de nuestra zona de intervención. Las fotografías empezaban en el patio central de nuestras instalaciones (donde a diario juegan los niños del Centro de Apoyo Educativo) y terminaban en el taller de costura (donde a diario estudian y se forman profesionalmente los jóvenes del taller y de la Casa de la Juventud), pasando por un verdadero túnel entoldado que unía ambos espacios.
Al costado del Taller (decorado con un alegre y llamativo polo de más de 3 metros de altura, realizado con ilusión por los alumnos durante las clases de esa semana) y de la Casa de la Juventud se encontraban el stand de la Bolsa de Empleo, el puesto de venta de productos “todo a 1 sol” (gracias a una donación de Caritas) y la imprescindible zona de comidas y bebidas. Bajo otro inmenso toldo, varios comedores populares con los que trabajamos vendían sus productos, desde el desayuno al almuerzo, deleitándonos con buenas raciones de carapulcra, sopa seca, ají de gallina... y el omnipresente pollo. Un buen lugar para descansar un ratito, conversar con el compañero sobre lo visto y vivido hasta el momento y reponer fuerzas, para llegar hasta el final de la tarde.
Todo esto mientras suena la música de las distintas actuaciones que tuvieron lugar a lo largo del día: bailes protagonizados por los padres y niños de la guardería y de distintos centros educativos, cuenta-cuentos, declamación de pregones populares, cantos populares a cargo del grupo de jóvenes e incluso de algún dirigente vecinal más animado. Todo un espectáculo.
El verdadero espectáculo. Aunque el verdadero espectáculo, que superaba, en todos los sentidos, nuestras expectativas, era ver, allá donde se miraba, a algún rostro conocido, conocido y contento por estar allí. Un grupo de dirigentes que, gracias al Equipo de Habitabilidad, acaban de participar en el diseño del inminente parque de San Francisco; un grupo de madres de un comedor popular quienes, gracias a los consejos del equipo de salud, han logrado el primer premio otorgado por el Centro de Salud de la zona al comedor más higiénico y mejor organizado; un grupo de padres de la guardería que ven con ilusión que, en caso de necesidad, tras la guardería a sus hijos les espera el apoyo educativo; representantes de otras ongs y de distintas instituciones, con las que trabajamos juntos hace años; varias familias que nos visitan desde Cruz del Norte, a más de 30 kilómetros de distancia, donde CESAL ejecuta un proyecto y que no han querido perderse la oportunidad de compartir este día con nosotros. Por todas estas personas hicimos el Encuentro Huachipa. Para ellas, por tanto también para nosotros.
Con Marcos y Cleuza. Tras el almuerzo, el acto principal. El encuentro con Marcos y Cleuza Zerbini. Nuestros buenos amigos brasileños, que lideran la Asociación de los Trabajadores Sin Tierra de São Paulo, una asociación de base que, desde hace más de 20 años, trabaja para responder a las necesidades de tierra, vivienda (los dos objetivos iniciales), salud y educación, de sus más de 90.000 asociados en varias favelas de São Paulo. Su experiencia en procesos de desarrollo, así como su recorrido personal, nos ha provocado mucho a todos los que les conocemos. Durante toda su vida han ido viendo cómo se iban consiguiendo la tierra, la casa, los servicios de salud, los servicios de educación... pero cada paso que daban les hacía darse más y más cuenta de que algo faltaba. El trabajo social se convertía en una gran carga, hasta tal punto que en varios momentos estuvieron a punto de dejarlo todo. Hasta que encontraron un lugar en el que su humanidad empezó a ser respondida y todo el trabajo anterior empezó a encontrar su sentido.
Antes del acto principal, Marcos y Cleuza ya se habían reunido con algunos dirigentes de la zona y habían compartido su experiencia. Para los dirigentes de Huachipa fue toda una provocación ver cómo, tras más de 20 años de trabajo social, se puede mantener la ilusión, la alegría y la frescura del inicio y que todo lo que ocurre, incluso cuando no es lo que esperamos, no ocurre en balde y va dando fuerza y caracterizando, dando rostro, a un pueblo. Por ello, les decía Cleuza que lo más importante no es lamentarse por lo que falta, sino dar valor a aquello que ya se tiene. En sus favelas, al principio, cuando no tenían nada, cada vez que se instalaba una cabina telefónica, o una farola, o una simple bombilla en una esquina, se hacía una fiesta. Y si se conseguía alumbrar una calle entera, tres días de fiesta...
Marcos señaló lo que ha sido clave para él: entender que no se trata de resolver los problemas de un grupo, o una comunidad, sino de acompañar a personas, a cada una de las personas que pertenecen a su Asociación, para que afronten con dignidad y entereza, cada uno con lo que es y con lo que tiene, las circunstancias de cada día. Cuando trataba de resolver los problemas de la gente. ¡Imaginaros lo que supone llevar sobre tu espalda los problemas de miles de personas! Pero ahora entiende que su trabajo no es resolverle los problemas de nadie, sino acompañar a cada uno a ser más hombre, a que pueda mirar sus problemas de frente y afrontarlos. Ahora hay cinco veces más asociados que entonces y la carga es mil veces más ligera.
Trabajar contentos. Esto mismo contaron Marcos y Cleuza al gran público durante el encuentro central. Impresionados por la dureza del entorno de Huachipa, destacaban que en un entorno así encontrar a tantos rostros contentos, con tantos ejemplos de ilusión y de ganas de construir, con tantos ejemplos de colaboración y solidaridad entre vecinos y amigos era sorprendente. También ver al personal de CESAL, AVSI y al de la guardería trabajar con ilusión, apostando por acompañar a cada persona no por lo que le falta, si no por lo que ya es: personas concretas, con nombre y apellidos, cada una única e irrepetible, para que se convierta en protagonista de su cambio y su desarrollo.
Tras una ronda de preguntas muy interesante que excedieron de largo el tiempo previsto, la sorpresa final: el equipo de CESAL y AVSI (tras intensos ensayos) ofreció al público un recital de canciones peruanas que puso a todo el mundo de pie, bailando y haciendo el trenecito. Un grupo de compañeros de trabajo que canta y baila, y que disfruta con el canto y con el baile, es un grupo que está contento y que tiene algo que expresar, que dar a los demás. Un alegre final para un día que fue mucho más allá de aquello que esperábamos y que, sobre todo, nos confirmó que estamos en el buen camino.
*Director de CESAL en Perú.
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